Hace pocos días acudí a una sala cinemato- gráfica a disfrutar por primera vez una película en tercera dimensión, me alegré conmigo mismo de haber disfrutado la tecnología moderna y de no haber perdido la capacidad de asombro.
La película Avatar fue el escenario perfecto, para después de haberla visto, concluir algunas reflexiones, bajo mi óptica muy particular y personal, en donde me quedaron cuando menos tres cosas en claro.
La primera fue, que la cinta en mención queriendo o sin querer, refleja lo que repetiti- vamente han hecho las civilizaciones más avanzadas a través de la historia: el uso de la tecnología de las armas, como brazo armado de las economías de guerra, una filosofía o modelo de vida basada en el dinero y el poder, y un total convencimiento de que el modelo que representan es el que tiene la razón y la verdad.
Estas premisas por supuesto que desencadenan otras, entre ellas la intolerancia hacia los nativos de Pandora, la incomprensión de sus creencias y costumbres y hasta la pretensión de su exterminio... ¿Dónde hemos visto esto antes?
La segunda reflexión es que no obstante la tecnología de punta de los conquistadores o ¿invasores?... mostrada en sus avances espaciales, genéticos y de organización militar entre otros, pasan por alto el desarrollo de su contraparte, en este caso los nativos que de alguna forma muestran su comunicación y enlace con la naturaleza misma, a través de desconocidas aplicaciones energéticas, lo que de alguna manera nos lo explica actualmente la biología molecular y las ciencias quánticas. ¿Será esto una mera coincidencia con nuestra historia?
Uno de los objetivos de la cultura que nos representa (los que llegan a Pandora), era la explotación de un mineral llamado Octanio, que por supuesto significaba un icono de riqueza y un satisfactor de necesidades de esta civilización, algo así como un equivalente del oro y petróleo actual… ¿Será esta otra coincidencia?
Por último, resulta muy interesante visualizar, que aun dentro de esa cultura que explota ese bello planeta desconocido, existe una corriente importante, representada por el militar deshabilitado y por la científica doctora y sus auxiliares, que sí comprenden la realidad de los indígenas y que se atreven a desafiar a su contra parte corporativa (al director del proyecto y al general en mando) al grado de luchar contra ellos aun en aparente desventaja… por necesidad en este punto habrá que ser coherente, al observar que las naciones o fuerzas actuales que comulgan con ciertas tendencia similares, también tienen su oposición interna… que existe, es real y por supuesto actuante.
Resulta por otro lado satisfactorio percatarse , que en una producción de Hollywood, ya no son los alemanes, los japoneses, los mexicanos o en este caso los indígenas nativos: los villanos de la película, sino por el contrario, los buenos de la misma... En donde hacen valer la razón y la justicia, como ejes de una nueva moral. Al margen de lo que podría considerase una crítica de cine... me quedo con una última pregunta... ¿Se estará gestando un nuevo orden o se trata de una simple coincidencia?