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Agosto 2011
Edición No. 270
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Es momento de trabajar
por la siguiente generación


Jorge Arturo Estrada García.

El Gobierno de la Gente cierra en medio de sobresaltos. Sin lucimiento y sin resultados sobresalientes, el primer capítulo del moreirismo se prepara para entregar el Palacio Rosa a la nueva administración estatal.

Sin dinero, cancela programas y no puede terminar obras. Endeudado como nunca en su historia, luce agobiado por los pasivos. Y además se le percibe como completamente incapaz para frenar la inseguridad que campea por todo el territorio de Coahuila.

Ante el tamaño de la deuda se ha puesto a la defensiva. Rubén Moreira opera ya, para tratar de enderezar el rumbo. Decide cambiar la Ley estatal de deuda pública para poder darle viabilidad financiera.

Rubén renegociará la deuda de más de 21 mil millones contratada a corto plazo, con altas tasas de interés y con bancos comerciales. Lo hará en el mundo financiero con dinero caro, con petroprecios a la baja y presupuestos frágiles. Los 8 mil millones más, de deuda de largo plazo no son tan problemáticos.

Las reformas a la ley le permitirán operar fuera de las miradas indiscretas de los coahuilenses. Y también le permitirán que los constructores y los proveedores se endeuden para iniciar las obras de la nueva administración.

Rubén anuncia orden y austeridad, él personalmente advierte sobre el desorden y el derroche que caracteriza al Gobierno de la Gente. No necesita decirlo.

El nuevo gobernador promete competitividad, creación de nuevos clústers y fortalecimiento de la educación superior, en suma retomar la ruta del progreso económico en las condiciones del siglo 21.

Rubén ha dicho sin decirlo que en Coahuila tendremos más Moreira, pero no más de lo mismo.

Sin embargo, parece que los cuadros se renuevan poco. Y que los esforzados funcionarios estatales que ayudaron en la campaña electoral, serán quienes tendrán las tareas de cumplir los ambiciosos proyectos del nuevo gobernador.

No es lo mismo acarrear votos y votantes a las urnas que diseñar e implementar políticas públicas y programas exitosos. Ya vivimos seis años de eso, y los resultados están a la vista.

70 mil empleos no bastaron para una demanda sexenal de 140 mil nuevos puestos de trabajo. Una deuda de 31 mil millones que no se usó para pagar las obras del Gobierno de la Gente, que presumió destinar más del 20 por ciento de sus presupuestos para obra pública y social, durante 6 años.

Es decir que de los 180 mil millones de que dispuso el Gobierno de la Gente como presupuesto sexenal, más de 40 mil millones fueron para los puentes y obras viales, para los teatros, museos, parques, escuelas, banquetas pavimento, caminos rurales, pisos firmes, electrificación, uniformes, zapatos, tinacos, cemento, etc.

El resto fue para gasto corriente, 140 mil millones. Más los 30 mil de la deuda. Casi 170 mil millones gastados en forma desordenada.
8 mil millones invertidos en Cero marginación, sacaron de la pobreza a sólo 4 mil personas y mejoraron la vida de 106 mil personas.

9 mil 320 millones de pesos se destinaron para 402 obras para solucionar la problemática vial en la entidad. Entre esas obras destacan los 87 puentes y pasos a desnivel, costaron 5 mil millones de pesos de los 9 mil 300 millones. Mil 500 kilómetros de 182 caminos rurales costaron mil 200 millones. Los teatros, hospitales, parques y los museos absorbieron mil 500 millones.

Desde hace mucho tiempo escribimos que la administración estatal, podría terminar así. Coahuila ahora es dependiente de las corporaciones de seguridad federales, del ejército y la marina. Las corporaciones estatales son un gasto enorme e inútil.

El sistema educativo, sus altos salarios y la enorme infraestructura producen resultados mediocres, muy por debajo del poderío económico y de desarrollo coahuilense.

El nuevo gobernador ha detectado los problemas de la entidad. Esperemos que su diagnóstico sea preciso. Y también que las acciones que emprenda sean eficientemente implemen-tadas. Y que exija los resultados de excelencia, que los recursos invertidos demandan.

Ya vimos cómo se pueden gastar miles y miles de millones de recursos públicos, sin lograr despegar. Ahora, bajo un nuevo liderazgo, con medidas inteligentes se podrían establecer y alcanzar estándares de Clase Mundial en todas las metas.

Los retrasos y malas decisiones nos han dejado en una posición más vulnerable. En la crisis del 2008 en Coahuila se perdieron más de 57 mil empleos, padecimos recortes y paros técnicos. Apenas se había dinamizado la recuperación y ya hay nubes en el panorama.

Es momento de trabajar por la siguiente generación. Se requieren personas que dominen multitareas y no sólo que sepan ganar elecciones.

jjjeee_04@yahoo.com
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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