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JULIO 2011
Edición No. 269
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Crustáceo del Coahuila Cretácico

José Flores Ventura.

En la estéril ladera de una colina formada casi completamente de almendrilla gris, se asomaban los restos negruzcos de cangrejos (crustáceos), esparcidos conforme pasadas lluvias los habían llevado a cuestas distinguiéndose muy bien por el camino. Una rápida mirada a estos fósiles en aquel lejano 2002 por parte del Ing. Rufino Rodríguez y un servidor, bastaron para darnos cuenta de la importancia que tenían: primero, los cangrejos no son fáciles de conservar en forma fósil y si lo hacen son restos fragmentados y aquí estaban casi completos llegando a preservarse incluso sus apéndices. Segundo, otra característica observada que nos causó asombro fue el gran tamaño de caparazón o cefalotórax, ya que los ejemplares promedio encontrados en el Cretácico a nivel mundial rara vez sobrepasan los 7 centímetros, sin embargo éstos llegan a medir hasta casi los 12 y los 25 a 30 centímetros con los apéndices extendidos, sin duda de los más grandes hasta ahora conocidos.

Nueve años después del descubrimiento y luego de una serie de investigaciones por parte principalmente del Doctor Francisco Vega Vera del departamento de Paleontología de la UNAM, llegamos al reconocimiento total de la especie que al igual que su tamaño es tan largo como complicado: Ophthalmoplax stephensoni, que habitó al norte y sur de América en el Cretácico superior.

El significado de Ophthalmoplax es: cangrejo de ojos grandes por el gran tamaño de las órbitas huecas observadas en los fósiles. Este género apareció hace 82 millones de años en Marruecos siendo de talla pequeña y fue haciéndose más grande hacia el final del Cretácico, hace 66 millones de años se extinguen habiéndose diversificado desde Brasil, Venezuela, México y Estados Unidos. Los estudios recientes revelan datos interesantes como el importante papel que jugó en la evolución este grupo de crustáceos, comparados con especies extintas y actuales en otras latitudes.

Un primer acercamiento al estudio de este fósil y gracias al excelente grado de conservación se detectó una inusual forma de la pinza que presentaba un gran lóbulo en la parte interior, mientras en la otra parte de la pinza se halla una concavidad seguida de un filo cortante tal y como una pinza moderna. Esto claramente indicaba un hábito de captura que consistía en triturar conchas de moluscos para alimentarse de ellos, siendo la primera evidencia detectada a nivel mundial para este tipo de depredación.

El tamaño grande pudiera haber significados dos cosas; o que la temperatura del agua haya bajado unos grados más, ya que este fenómeno se ve en la actualidad en los océanos de la Tierra, o que criaturas que competían por este nicho biológico con los Ophthalmoplax se habían extinguido y por esa razón también se habían diversificado en número de especímenes.

Otros habitantes de este mar somero que compartían el espacio con este cangrejo eran los amonites del género Sphenodiscus que eran muy abundantes, así como gran diversidad de moluscos y vertebrados como tortugas marinas.

Un pequeño amonite, inédito que por primera vez se reporta para Coahuila, se encontró junto a los Ophthalmoplax llamado Trachyscaphites; habitó en Norteamérica desde Canadá a Texas, sin duda pudo haberse encontrado con este gran cangrejo ya que ambos eran excelentes nadadores.

El gran tamaño aunado a las poderosas pinzas hacían sin duda alguna de este cangrejo un temible habitante acorazado de los mares cretácicos de Coahuila hace 63 millones de años. La evolución de la vida había de experimentar grandes cambios al finalizar este periodo, sin embargo, estos cangrejos no estarían en esta etapa.

                         
                             
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