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Diciembre 2011
Edición No. 274
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Un vistazo al 2012

Alejandro Robledo Flores.

     

    La elección del próximo año para definir Presidente de México es, desde hace meses, uno de los temas principales en nuestro país. Si bien aún no comienzan las precampañas y las campañas nuestro sistema político se mueve en función de la política electoral. Las políticas públicas se definen de acuerdo a la conveniencia electoral; las alianzas son en función de cuotas y votos, no de proyectos. Se vende la imagen, no las ideas.

      En el contexto político electoral actual, la sociedad mexicana observa desde estos momentos un poco de cómo se perfilarán las campañas y los candidatos.

      Hace algunos meses, algunos veían la próxima elección como mero trámite por la ventaja que lleva Enrique Peña. Pero a partir de algunas definiciones y reposicionamientos, muchas más opiniones aseguran que aún no hay nada para nadie.

      La elección del próximo año será entre tres candidatos: Andrés Manuel López Obrador, Enrique Peña Nieto, y Josefina Vázquez Mota o Ernesto Cordero.

      En el PAN, Josefina es la que se percibe como la más aventajada en las encuestas a población abierta, pero la definición del candidato será en elección de militantes donde Ernesto Cordero también competirá. Últimamente se escucha con más insistencia que el verdadero candidato de Felipe Calderón es Vázquez Mota y que Cordero es sólo un alfil del Presidente para operar algunas estrategias al interior del PAN.

Cierto o no, cualquiera de los dos tendrán que cargar los negativos que les dará la mala gestión de Felipe Calderón. Paradójicamente también es una de sus ventajas, van a la elección para conservar el poder, con todos los beneficios que les da su posición.
 
      A Santiago Creel, dicen algunos panistas, se le percibe fuera de la contienda por ser parte del grupo político de Vicente Fox, uno de los peores Presidentes que ha tenido nuestro país y que representa una parte de la extrema derecha nacional.

      Enrique Peña Nieto hace un par de semanas fue registrado como candidato a la Presidencia por el PRI, en alianza con el PANAL y el PVEM de Elba Esther Gordillo y Emilio González (“El Niño verde”) respectivamente, dos personajes que representan la podredumbre que hay en gran parte de la clase política nacional.

      No es ninguna sorpresa la candidatura de Peña Nieto, nadie en su sano juicio lo hubiera descartado porque es el puntero, por el momento, en las encuestas. Y porque ha construido esa candidatura por seis años a base de dinero público. Ingentes cantidades de dinero del gobierno del Estado de México, y de otros Estados, fueron a parar a agencias de publicidad, medios impresos y a las televisoras para formar su imagen como candidato. Otra cantidad más fue a la operación electoral de los afines a su proyecto para ganar elecciones en todo el país y dar la imagen de triunfo y renovación.

      Su tendencia en las preferencias es a partir de ahora es a la baja, dicen algunos expertos en medición de estudios de opinión. Peña Nieto llegó a su tope de poco más de 50 puntos en las encuestas; no tenía oponentes definidos y contaba con el margen de maniobra que le daba detentar un gobierno estatal.

Sus más recientes desaciertos, sus pifias en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, sus errores en declaraciones y entrevistas a medios nacionales e internacionales como El País, los datos que ya se manejan de la deuda que dejó en el Estado de México y los escasos resultados en su gestión, lo hacen muy vulnerable, esto, aunado a que no sabe manejar las críticas, tal como lo ha demostrado recientemente.
 
      El otro candidato es Andrés Manuel López Obrador, quien tampoco es una sorpresa pues tiene cinco años trabajando su candidatura, más a base de trabajo de tierra que en medios. Es el único precandidato que ha recorrido todos los municipios del país para fortalecer su base social de apoyo y conocer la realidad nacional.

      La actual moderación en su discurso, pero manteniendo sus propuestas, lo ha posicionado en días recientes. Sin duda algo que lo define es su critica y exigencia de cambiar al modelo económico neoliberal en nuestro país. Otra de las características de su discurso y propuestas es el combate a la pobreza.
Dos elementos importantes que son parte de una visión de país, que puede ser capitalizada electoralmente si se sabe transmitir el mensaje.

      Hay muchas voces que dicen que para que llegué a buen puerto la idea de la “República Amorosa”, que él mismo describe como -justa y de valores-, deberá desligarse de algunos personajes muy mal vistos por la sociedad por deshonestos, y otros más que siguen usando el discurso de la confrontación y el choque perjudicándolo y aislándolo.

      La estrategia de AMLO, según algunos asesores, es terminar enero con 22 puntos en las encuestas, todo parece indicar que lo logrará, e incluso puede superarlos.
Su cálculo es llegar a la competencia bien posicionado en las encuestas, y apostarle a una buena campaña lo necesario para ganar.
En este año Andrés Manuel ha logrado el respaldo de sectores importantes, como empresarios y académicos.

Es un vistazo a la próxima elección, de suma importancia  porque los mexicanos podremos elegir entre continuar o cambiar el modelo neoliberal, el mismo que en cinco sexenios (Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón) ha generado 50 millones de pobres, inseguridad y desempleo; y que lo único que garantiza es un peor futuro para los nuestros…

 
e-mail: alexrobledof@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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