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JUNIO 2011
Edición No. 268
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El bullying, entrenamiento
para políticos y delincuentes 

En días pasados leía sobre la preocupación de la diputada local Boreque Martínez González, el bullying, nefasta, abusiva y cobarde práctica de los antisociales que desde niños muestran su proclividad a la violencia en contra de los más débiles. Boreque insiste en legislar sobre el particular para desterrar esos abusos, que según datos, se dan en las escuelas secundarias de Coahuila, y los padece el 30 por ciento de los alumnos, es decir 50 mil niños.

Horas después de haber leído sobre esta noble preocupación, en la televisión abordaron un caso en una escuela primaria, donde estos aprendices de delincuentes se la pasaban maltratando y humillando a un niño que padece un problema de lenguaje. La madre denunció a la profesora, porque no se interesaba por su hijo, y acusó a los que repetidamente lo agredían.

Y como siempre sucede, las madres de los agresores se inconformaron y acusaron de mentiroso al niño agredido. También como siempre, las madres de los antisociales infantiles dijeron que sus hijitos eran dulces angelitos, pero el problema subsiste, porque las autoridades educativas están de adorno.

Recordé que en mi época infantil en mi escuela se daban esas abusivas prácticas que ahora se les conoce como bullying. En mi primaria había niños que robaban, vejaban, y hacían objeto de maltrato y otras deleznables acciones a los más pequeños, a los más débiles, a quienes sometían a todo tipo de humillaciones, de tal forma que muchos de los agredidos abandonaban la escuela, nunca supe que alguno de ellos se suicidara, como ahora han sucedido casos, pues a esa edad es terrible soportar esa situación.

Quizás cuando fuí alumno de primaria no era tan trágica la situación, porque en ese tiempo los profesores tenían el respaldo de los padres y madres de familia para que disciplinaran a sus hijos cuando éstos rompían el orden escolar. La profesora era pues, a la que le correspondía subsanar los errores de los padres en la crianza de sus hijos. Ahora todo a cambiado, los profesores son un cero a la izquierda, están intimidados, pues cualquier justa disciplina que impongan puede ser el motivo para que los despidan de su trabajo.

Recuerdo un caso de mi niñez: había un niño problema que a leguas se veía que tenía problemas psicológicos que había incubado en la nula educación familiar. Nunca supe como se llamaba, pero lo conocíamos como “El Mono”, porque tenía los rasgos de un chimpancé. Él y su pandilla eran el terror de toda la escuela, no respetaban a niños, niñas ni párvulos, hasta que un día un compañerito tuvo el valor de denunciarlo.

La profesora, que aún recuerdo su nombre: Gloria Lozano, en castigo por tantos abusos, puso al “Mono” frente al salón de clases, lo hizo sostener un ladrillo en cada mano. “El Mono” no aguantó ni 10 minutos con su carga, dejó caer los ladrillos y salió llorando de la escuela para nunca regresar. Ese fue el espectáculo más justiciero que ví en mi vida.

Los padres y madres de ahora no reconocen que han fracasado en la educación de sus hijos, por eso en las escuelas existe el bullying y muchas cosas más que nos ocultan los niños y niñas que lo padecen. Por eso tenemos esta sociedad, pues en la escuela los futuros políticos y delincuentes entrenan con los débiles, que en esa situación representan a la sociedad, y después, cuando son adultos, la someten a sus bajos instintos, como sucede ahora.

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino