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JUNIO 2011
Edición No. 268
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Calderón, un reformador deforme
Las formas de gobierno las debe dar el pueblo.


Adolfo Olmedo Muñoz.

La desorientada derecha de nuestro país, representada por el Partido de Acción Nacional, no halla la forma de desacreditar al Partido Revolucionario Institucional, y guiados por el petiso (y si no que lo diga la presidenta de Argentina) Presidente Calderón, su corte, de cierta analogía con la de “los milagros”, se ha lanzado a reclamar todo y por todo, en una descarada campaña con miras a “continuar” en el poder presidencial, y con viejas mañas ha soltado a la caballada a tirar coces a diestra y siniestra, no tanto para dar realmente una pelea cada uno de los boquiflojos, sino para desorientar a la opinión pública y sacar en su momento, al más puro estilo añejo, a su “tapado” que hoy sabemos no lo es tanto pues ha mostrado, el Secretario de Hacienda, sus “choninos”, que por su andar en la política, serían “pañalitos”.

El slogan más fuertemente apoyado es que el PRI a fin de cuentas, es el culpable de la ineficiencia de este “mandato”, por no apoyar las reformas que el Presidente quería. Para ello, han descalificado sistemáticamente al Congreso y lo están haciendo perro del mal y culpable de que “no avance el país”.

Mucho hay de cierto en que una bola de incapaces analfabetas pueblan, por obra y gracia de TODOS los partidos, los salones del Congreso de la Unión. Sobre todo en la Cámara de Diputados, el sistema ha permitido que se engendren fenómenos dignos de cualquier novela de ciencia ficción, que además de todo se despachan con la cuchara grande, en dietas y prerrogativas.

Pero esa falla del sistema, no es imputable directamente al PRI, que no tuvo alternativa ante presiones internas y externas, para darle espacio gratuitamente a parásitos, a través de las diputaciones plurinominales, por ejemplo, además de otras canonjías a través de “reformas políticas procuradas “ad chalecum”.

Menos pueden ser culpables de que no prosperen las pretendidas reformas del… sapientísimo y desinteresado primer mandatario Calderón, de las cuales se habla más de la “reforma política” y de “la reforma económica”. En menor medida, de la “reforma educativa”.

Uno de los ejemplos más obvios de la sobre reacción que viven los suspirantes panistas es la actitud de Javier Lozano, quien de manera verdulerezca, al más puro estilo de pleito de vecindad, escupe las ineficiencias de legisladores y exhibe a la vez la de los funcionarios del gabinete calderonista. Como Secretario del Trabajo afirma que no se ha avanzado más en el mejoramiento de la clase trabajadora, por culpa del PRI que se ha opuesto a una “reforma laboral”.

Mentira que repiten miles de veces para ver si el pueblo la asimila en su momento como una “verdad”, y pueda darles algunos votos en el 2012.

Hipócritas, no sólo pretenden ocultar los niveles de pobreza real en nuestro país, se esconden tras la realidad de que en México la llamada “iniciativa privada” es una bazofia incapaz de crear fuentes de trabajo más allá de la “industria sin chimeneas” el turismo-, tranzar concesiones ordeñables del presupuesto nacional, o la especulación financiera bancaria y el jineteo de barata fuerza de trabajo a través de maquiladoras, el contrabando, y la profunda corrupción que desde siempre les distingue y que ningún impío de ésos podría desmentir.

Lo que en realidad quisiera esa facción que saca las castañas con la mano del gato a través de partidos como el PAN u organizaciones fantasma y cada vez más claramente, a través de sus testaferros políticos panistas, es que desapareciera finalmente (porque lo han intentado desde hace mucho) el derecho de asociación laboral, el derecho de huelga y sobre todo combatir el pavor que le tienen a la asociación libre de productores o consumidores, a través de cooperativas, las que lenta y sordamente han ido desapareciendo del esquema productivo de nuestro país. Tema que no está ni estará en la agenda de “reformas” del panismo, pero que es de un beneficio social incuestionable.

Para que el PAN exija una reforma laboral, debe primero, no sólo exigir al espécimen ese que tienen como aliado en el magisterio. Una lidereza que no tiene empacho en mostrar “su cariño” y reconocimiento al Presidente, y que, asegura, “sí les ha cumplido” otorgándoles más salarios y prestaciones durante su mandato. ¡Qué cinismo!

Sin necesidad de entrar en detalles de los bajos niveles de educación en nuestro país, lo cual es culpa irrefutable de la ignorancia del magisterio, en los mismos espacios de la corrupción, tolerada y auspiciada por el Presidente Felipe Calderón desde la Secretaría de Educación Pública.

Baste preguntarles a esos iracundos “acusadores” si siquiera saben cuántos parásitos seudo líderes medran a expensas del sindicalismo, en “comisiones sindicales”, comisiones políticas, comisiones de “esto”… comisiones de… “aquello” y de lo otro a fin de proteger a “sobrinos” “ahijados” queridas y queridos por todos. Comisiones todas que se circunscriben finalmente en “comisiones de a pollo” que se convierten en moneda de cambio a la hora de negociar con autoridades venales, en este caso Calderón.

Antes de continuar, pido una sincera disculpa a los mentores que verdaderamente y con vocación se sacrifican, con salarios de mi… edo, pero que han contribuido y contribuyen (los buenos insisto) a la formación de miles de mexicanos que, por navegar en el mar de la corrupción, son catalogados hoy de “ingenuos”, “tontos” o simplemente de fracasados y hasta de “sospechosos” de desenmascarar en un momento dado a toda la cloaca.

Yo, como muchos mexicanos, sabemos que hay en nuestro país, gente con valores y muchos más conocimientos que aquellos audaces malandrines cuya osadía o inescrupulosidad les ha permitido ocupar puestos públicos, en una de las funciones vitales de toda sociedad, la encargada de formar a las nuevas generaciones, a los ciudadanos del mañana.

Quien permite esa felonía en contubernio es verdaderamente quien traiciona a la nación y quien esta impidiendo una verdadera reforma educativa, y laboral en seguida explicamos por qué- es ese que alquiló su honor y patriotismo, en aras de satisfacer su mezquino egoísmo y amarró una alianza vergonzante incluso para panistas bien nacidos, que son pocos pero los hay.

Es obvio que los improvisados políticos de Acción Nacional no se han preocupado por conocer nada de lo que es la sociología ni la política, pues lo de ellos es la politiquería, de un nivel más bajo que el que se esgrime en muchas de las cantinas de nuestro querido México. La sociedad en general, actúa en reacción de fenómenos sociales (colectivos) no individuales. El antojo de un personaje, por más carismático que parezca o pretenda ser, tarde o temprano tendrá que enfrentarse a la realidad.

Lamentablemente se tiene el criterio, entre los políticos panistas, de que en nuestra cultura, solamente los liderazgos mesiánicos tienen éxito, aunque al final estén condenados al sacrificio personal. Un ejemplo es Luis Felipe Bravo Mena, quien fue soltado al matadero solitario cual monje cartujo en busca de una limosna de votos. Los medios de comunicación lo exhibieron de inmediato y tan vergonzantemente que hasta se movilizó la mezquina “maquinaria” maderista, y pretenden “enderezar” el barco denostando al PRI y su candidato.

Se equivocan todos (de cualquier partido) si no saben leer los designios de una sociedad, que como la nuestra es cada vez más escéptica. Que cree cada vez menos en las palabras ante lo abrumador de los hechos, pero no los que pinta el Secretario de Hacienda. Cifras “macroeconómicas” que el pueblo ni entiende. Las estadísticas de “bienestar”, de “progreso sostenido”, de “mejoría de la economía”, son letra muerta al interior de los hogares de los mexicanos, y eso, ignorarlo es de estúpidos, no de políticos preparados para el ejercicio de la administración pública.

La sociedad actual está consciente de que este sistema le ha envenenado con la corrupción, y la ha arrastrado a la autoflagelación. Pero una sociedad que sabe hoy que ya no se tiene que soportar el eufemismo de una falsa democracia, y que es hora de llamarle a las cosas y a las acciones, por su nombre. México necesita de estadistas, no de aventureros de la política.

O creerán los políticos panistas que toda la sociedad acepta incondicionalmente el que exista más de la mitad de la fuerza laboral del país en manos de seudo trabajadores que tan sólo parasitan incrustados en organizaciones públicas y privadas.

La sociedad busca de manera natural un equilibrio, y lo alcanza tarde o temprano, ordenada o desordenadamente, con la aprobación o la renuencia de los detentadores de los poderes.

Por ello, creo que no les alcanzarán sus peroratas para generar resabios mediante el uso del “petate del muerto” y creo que la sociedad sabe que la reforma económica, política, educativa, judicial y hasta la “reforma religiosa”, deberán ser subsecuentes de una reforma social, que parece un circunloquio, pero engloba a todas las demás.

Pues la reforma que demanda la sociedad mexicana deberá ser generada por el pueblo, deliberada y sancionada por el pueblo y aplicada por el pueblo.

Las formas de gobierno las debe dar el pueblo, no un dirigente adulterado o una minoría agazapada bajo las enaguas de los grandes capitales de la “globalización”.

El nacionalismo revolucionario de México, que fue ejemplo digno de respeto en el mundo por tres cuartas partes del siglo pasado, no tiene por que avergonzarnos, por el contrario, existen suficientes motivos en la sociedad mexicana como para reactivar una nueva revolución dentro de cauces institucionales.

Por todo eso, los discursos de los pre, pre, pre candidatos panistas suenan huecos, demagógicos, estériles, fuera de forma o lo que es lo mismo: deformes.

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