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JUNIO 2011
Edición No. 268
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La guerra que EUA
le ordenó a Calderón


Augusto Hugo Peña Delgadillo.

Para morir de risa están las cosas de política en México en donde es más probable que se muera uno en medio de las balaceras que protagonizan las policías estatales, municipales, federales, el ejército y la marina con el pretexto de combatir el crimen organizado, nombre eufemístico que Felipe Calderón le dio a la guerra que le impuso Estados unidos a cambio de reconocerlo como Presidente luego de su llegada a Los Pinos de manera espuria, según la percepción de más de la mitad de los mexicanos.

En Torreón y gran parte de Coahuila, Memo Anaya gasta dinero a lo loco y para nada, porque es más fácil que Ernesto Cordero sea el Presidente de México en el 2012 que Anaya le gane en las elecciones a Rubén Moreira, sin embargo, la consigna en el PAN es seguir haciéndole al cuento, denostando a contrarios en lugar de proponer cambios en la política y la aplicación de ella para mejorar la condición de vida de los gobernados.

En el plano nacional, Ernesto Cordero en Irapuato, se botó la puntada de decir que no tiene la menor duda de que él será el Presidente de México en el 2012. Lo interesante de este dicho es que los que algo de política conocemos no tenemos -como él- la menor duda de su sinceridad como tampoco de su imbecilidad, porque suponer que alguien como Cordero, que es un necio entre los necios, pudiese llegar a presidir nuestro país, sería admitir que los mexicanos ya perdimos la razón y estaríamos dispuestos a suicidarnos ahogándonos en nuestras propias miasmas.

Fuera del país, en California, en la Universidad de Stanford en la que Calderón un día pasó de largo y adquirió una maestría de cómo mentir, de prometer y no cumplir y de echarle la culpa de sus sandeces a los demás, dijo cínica y descaradamente que el PRI en el pasado desapareció a estudiantes y que usó la fuerza del Estado para asesinar a sus contrarios y no mintió, pero ¿Por qué lo dice ahora que él ya se despachó con la cuchara grande al provocar la muerte no de 40 mil personas -delincuente e inocentes-, sino de más de 50 mil porque los desaparecidos suman más de 13 mil y la única seguridad es que ya están muertos y que esta guerra sólo favorece a quienes lo colocaron para mal gobernar en Los Pinos? Me refiero a la oligarquía nacional, las trasnacionales y el gobierno de EEUU. De colofón, mientras Calderón daba su discurso, una avioneta cargada con una manta que rezaba: No más sangre… van 40 mil muertos, ¿hasta cuando pararás los asesinatos?, la gente veía la manta, mientras Felipe del niño Jesús Calderón, con una sonrisa etílica, reía.

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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