publicación Online Marzo 11, 2011
 
 
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Edicion No. 264 , MARZO 2011
 
   

A propósito de... ¿accidentes escolares?

Lilia Rabiela Garcíacano.


El pasado mes de febrero la ciudadanía de Saltillo lo terminó con un mal sabor de boca en relación a lamentables hechos que se dieron en un jardín de niños público y un colegio particular. Aunque pareciera ser que estos “accidentes”, en los que menores resultaron heridos y lamentablemente se tuvo un menor fallecido, no tienen relación entre sí existe un común denominador: ambos sucedieron en un plantel educativo.

Ante esta situación cabe preguntarnos qué tan seguros están nuestros hijos en la escuela, de los dos hechos lamentables que conocimos se dice fue un “lamentable accidente”, pero por qué suceden estas cosas, pues la situación no es tan simple como se quiere hacer ver con echarle la culpa al “accidente”, no, la situación va mucho más allá, primeramente en el caso del jardín de niños, ¿Por qué si había vehículos motorizados al interior del jardín de niños éstos estaban tan cerca de los pequeños?, ¿Qué hacían las maestras que no estaban cerca de los pequeños cuando ya sabemos que ellos son curiosos por naturaleza y pueden acercarse a cualquier aparato novedoso?, ¿por qué los directivos no tomaron las precauciones necesarias y pusieron a una distancia segura a los pequeños?, en fin.

Y en el caso del colegio donde falleció el menor, ¿Qué hacían a las 9:30 de la mañana jugando en una cancha?, si estaban en clase de educación física ¿Por qué el profesor les permite jugar de esta manera?, ¿Porque el colegio no da mantenimiento a sus equipos y aparatos deportivos?, ¿Dónde estaba la maestra encargada del grupo?, ¿Por qué si como se comenta ya se había caído varias veces la portería no tienen un reglamento más estricto para su uso, y además porque no se aseguraron de tenerla debidamente anclada al piso?

En fin las interrogantes en ambos casos son muchas, la respuesta es común, en primer lugar éstos no son los únicos accidentes que ha habido en escuelas, basta checar las bitácoras de los servicios de ambulancias y paramédicos de los seguros que tienen contratados los colegios, por ejemplo en un colegio ubicado en avenida Universidad hay ocasiones que acuden incluso dos veces en el mismo día, y lo que sucede en el caso de los colegios, es que éstos prefieren ocultar estas situaciones para no acabar con su buen nombre, pero definitivamente detrás de todo hay un 90% de culpa en la negligencia de los profesores y directivos escolares.

En el caso de las escuelas públicas, por lo que respecta a sus instalaciones, sucede que el presupuesto no es suficiente para dar adecuado mantenimiento a sus instalaciones, en el caso de los colegios particulares los dueños y directivos prefieren llenar sus bolsillos de dinero que dar un adecuado mantenimiento a sus instalaciones y sólo se preocupan por decir que tienen tal o cual instalaciones, pero no ven el estado en que éstas se encuentran, sobre todo donde hay canchas deportivas o albercas que en ocasiones son verdaderos focos de infección por el escaso mantenimiento que les dan.

Y por lo que se refiere a la negligencia del personal sucede en escuelas públicas y privadas que los profesores no toman su papel en serio, ellos son como unos segundos padres de nuestros hijos, pasan muchas horas del día junto a ellos y no son capaces de interesarse en sus alumnos sólo cumplen con “dar la clase”, preparar su “planeación” y párele de contar ya no hay aquella figura del profesor que verdaderamente se preocupaba por sus alumnos, al contrario si uno escucha hablar a los maestros, da pena la forma en que se expresan de los alumnos: el “escuincle tal”, el “chiquillo tal”, el “mocoso aquel”, en fin que la vocación se ha perdido y el hartazgo y falta de compromiso los lleva a esa negligencia que nos lleva a que no se tenga un cuidado verdadero y una supervisión adecuada de los alumnos, y claro ahora le echan la culpa al famoso y de moda “bullying”, cuando desde siempre en las escuelas ha habido alumnos abusivos y peleoneros, pero que eran parados a tiempo por los profesores comprometidos y pendientes de todos y cada uno de sus alumnos.

Así que estimado lector, vaya pues un llamado de atención a la Secretaria de Educación y Cultura que dirige el Profr. Andrés Mendoza, a la Profeco de Carlos de Lara y a Protección Civil de Alberto de la Rosa para que hagan una revisión con toda la mano de los planteles educativos, y en el caso de Profeco de los de paga, para verificar que los servicios que se ofrecen cuenten con instalaciones seguras, pero sobretodo un llamado a la conciencia de los profesores, ya que en sus manos están durante más de 6 horas las vidas de nuestros hijos no sólo en el aspecto académico, sino emocional y físico también.

lilirabiela@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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