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Octubre 2011
Edición No. 272
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Calderón no logró acallar la definición popular de espurio

Adolfo Olmedo Muñoz.

Estamos por terminar uno de los sexenios más nefandos en la historia política de nuestro país. Y ¡vaya! que hemos tenido algunos malos gobiernos de pseudo priístas.

Hace ya tiempo, en este mismo lugar comente, y lo reitero, que la pendenciera actitud de Felipe Calderón Hinojosa, no es una guerra -técnicamente hablando-, sino una guerrilla oportunista sin fines ideológicos precisos, sino meramente políticos en el caso del propio Calderón, y de objetivos económicos por parte de la mafia, principalmente el hampa relacionada con la droga.

El robo agravado, el secuestro, los sádicos asesinatos, las violaciones, la pedofilia, el tráfico de influencias, los delitos entre la “gente bien” de “cuello blanco”, la corrupción a todos los niveles de la sociedad, la simulación y muchas otras violaciones punibles, que si se han atendido algunas en deficiente forma, ha sido porque vienen asociadas a un “operativo” contra el “narco”, pero la investigación criminalística, el ataque a la conducta antisocial, sigue impune, y hasta solapada por la ineficiencia de la administración de la justicia.

El cáncer social que padecemos, tiene que ser extirpado de tajo, antes de que muera el país. Para ello habrá que cortar los órganos infectados, matar a las células cancerígenas a través de la pena de muerte.

A estas alturas de su “mandato”, Calderón ha demostrado, no sólo que “su” guerra es una acción estúpida pues se emprendió sin estar preparado y por lo cual, poco a poco ha tenido que ir hipotecando -física y moralmente- al país, en busca tardía de tecnología, metodología, asesoramiento… dependencia tecnológica toda, por la que cada vez estamos más comprometidos con el imperialismo de nuestros “vecinos distantes”, quienes a lo largo de la historia han tratado de acabar con nuestra cultura latina.

Ha sido tan obvia esa actitud “presidencial” que hasta un chaquetero profesional como Muñoz Ledo (Porfirio de nombre…) declaró reciente- mente que Calderón ha terminado por entregar al país a los E.E. U.U.

Sin embargo, y a riesgo de que parezca una defensa del “chaparro”, debo señalar que su intención original no era declarar una “guerra”. El verdadero objetivo en principio era crear una “cortina de humo” para que no prosperara la definición de Perogrullo de: “Presidente espurio”.

Y casi lo logra, no porque esté convenciendo al pueblo de su acierto para gobernar o de que ganó limpiamente las elecciones del 2006 (nada más remoto), sino porque en casi cinco años se retiró del vocabulario mediático y de la opinión de la casta “intelectual” la palabra ESPURIO, aunque a cambio parece que tuvo que soportar la de “enano del tapanco”.

No falta mucho para que los velos del poder prestado, caigan uno a uno y se saquen cuentas claras. Por ahora, parece que confían en que el pueblo se trague sus patrañas, como aquella de que la economía está mejor, gracias a las medidas cautelares de su gobierno, como lo divulga irresponsablemente su testaferro Cordero, su “destapado” ese que resultó tan boquiflojo como el propio Humberto Moreira.

Es obvio que la “estabilidad económica” está sólo en la nata fangosa de la superficie. En el fondo, la verdad es que la remunerabilidad de la economía de la gran masa popular, se ha depauperado pues ha sido exprimida, ordeñanda desde hace cuatro años a través de un impuesto a más del doble que en los sexenios anteriores, pues se siguió cobrando el 15% de IVA (Impuesto al Valor Agregado), pero además, se nos metió un 16% más mediante una nueva forma de explotación, el IETU, impuesto de “tasa única”, que no pocos buenos abogados, pudieron revertir por inconstitucional.

Aunado a lo anterior, la caudalosa entrada de dólares merced a la constante especulación internacional de los hidrocarburos, la ordeña que se hace en impuestos a las remesas de los “paisanos”; las “desinteresadas” ayudas gringas para “combatir” en la prefabricada guerra el tráfico de estupefacientes, y otros “ingresos”, le permitieron a la administración calderonista, “hacer sus ahorritos” para tratar de engañar a los votantes en el 2012.

Otra vez, puede parecer que hago una defensa del chaparrón del que hablamos, pero también en honor a la verdad, no sólo se la traga (la responsabilidad) él solito; le cabe algo de culpa por chiquita que ésta sea- a la sociedad, pues hay por ahí un pueblo abúlico, desinteresado, abrumado por hambre o por falta de reconoci- miento, falto de autoestima y acomplejado ante la avasalladora oleada de la globalización, con la que las naciones como la nuestra, hemos tenido que sostener la economía del imperio. Adormecida masa que no ha protestado, como en otras épocas de nuestra historia.

Así fue, pues nuestros usos y costumbres subyacen, y todos sabemos que el último año de gobierno sigue siendo “año de hidalgo”, pero subtitulada ahora con otra frase de “sálvese el que pueda”, porque el PRI vuelve luego que el PAN no supo aprovechar su momento histórico.

La verdadera izquierda social, nunca se unificará en nuestro país. Tenemos demasiado cerca al Tío Sam, así es que ni se preocupen en argumentar las experiencias chilena o brasileña. Ellos tampoco hubieran hecho lo que han logrado si ocuparan nuestra geografía.

Acción Nacional se subió al volantín algo más de una década, pero en política como en la física, no es lo mismo subir que crecer. Al PAN ni los enanos le crecieron. Y su “caballada” es de poneys.

El PRI en cambio, merced a su sustrato nacionalista, ha crecido desde que se gestó, allá a finales del siglo XIX, y ha sabido vivir cada una de sus etapas, teniendo que reajustar periódicamente sus objetivos para adecuarlos a los intereses más genuinos del pueblo de México. Ha crecido en 1910 con la primera revolución social en el mundo del siglo XX, en 1917 en un Congreso Constituyente que fue ejemplo en el mundo, aunque la mezquina historia universal nos lo escamotee.

Creció durante las luchas del “Turco” Elías Calles con la configuración de los resortes del poder, se creció con las definiciones nacionalistas, obligadas o no, pero efectivas para lograr la expropiación petrolera.

El país creció con el desarrollismo de Miguel Alemán, y luego con la honesta y discreta democratización que emprendiera Adolfo Ruiz Cortines, otorgando incluso el voto a la mujer; Adolfo López Mateos nos ubicó en el concierto de naciones, y hasta con los fementidos que siguieron, algo bueno salió que hasta la oposición, sin bases firmes, logró llegar al poder, supuestamente por una vía democrática.

Política aldeana
En cuanto a la política aldeana, me gustaría saber, si es que el alcalde de Saltillo logra esgrimir argumentos para el pueblo: Por qué, o a cambio de qué, la soberbia de los pochos del ITESM pudieron “declarar” “exclusivo” un carril vial. Por qué se pueden reservar su coto de privilegios, con boyas y señalamientos viales en las vías públicas (bienes de uso común, según el derecho adminis- trativo del estado).

Pero igual nos gustaría saber por qué los loteros (de autos), así como no pocos propietarios de lujosas casas, mantienen abiertos sus portones, anulando las vías peatonales. Ya en otra ocasión comentamos sobre la estrechez de algunas banquetas, pues éstas son otras de las numerosas irregularidades que, si puede algún día supervisar el alcalde, pues sería magnífico que caminara, así como promueve los populacheros “maratones”.

Fiesta taurina
Y por último, como el colmo de la estulticia, no quiero dejar pasar un comentario en torno al mediático debate de si se prohíbe la fiesta del toreo, para quedar bien con los hipócritas (la mayoría) “defensores” del medio ambiente. Me gustaría por ejemplo, saber cuántos de esos hipócritas “defensores de los animales” son vegetarianos, (ellos y sus familias) o lo suficientemente “humanistas” como para repudiar sus herencias a favor de los millones de seres humanos esos sí- que merced a la globalizada economía capitalista, se mueren de hambre. Cientos de miles si no es que millones de niños pobres que no alcanzan a tragar ni una ínfima parte de lo que los “defensores” dispendian en atender a sus “mascotas”… No nos hagamos… bolas.

Esa es la verdadera crueldad, lo mismo que impostar una postura cultural exógena a nuestra idiosincrasia. No soy, ni poco ni mucho, conocedor de la fiesta de los toros. ¡Vaya! ni a villamelón llegaría, pero soy un artista, y la fiesta brava, aunque les duela a los implícitos defensores del rodeo con todo y su jineteo, cabriolas de payasos etcétera… la tauromaquia es un arte, todo un arte. Olé.

A un paso doble como el de Fermín, nunca le llegará ni a las zapatillas una de esas mamarrachadas “country”.

Que viva la fiesta brava jolines.

 
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