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Octubre 2011
Edición No. 272
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Otra jericada: los antidoping

No cabe duda, las acciones de Jericó Abramo Masso no tienen límite ni prudencia, mucho menos seriedad y análisis. Desde su toma de posesión, el alcalde pirruris a transitado de las ocurrencias a la estupidez, y ahora por falta de dinero su camino ha ido del despifarro y la corrupción al diseño de nuevos impuestos y multas para agredir a los saltillenses. Lo cierto, es que Jericó requiere de dinero fresco para seguir creándose la costosa imagen publicitaria de ser “El mejor alcalde mundo”.

Luego de que Jericó ha derrochado el erario saltillense en caprichitos de niño rico, ahora está buscando cómo recaudar dinero fresco de los contribuyentes a través de inventar nuevos impuestos y onerosas multas, como es el caso de amenazar con aumentar el impuesto predial a los terrenos baldíos mayores de cinco mil metros cuadrados, que -según él- son propiedad de terratenientes urbanos que además de ser los responsables del encarecimiento de la tierra, también impiden el desarrollo de Saltillo.

Pero lo inefable del caso, es que pretende instaurar una megamulta para los conductores adictos a los estupefacientes, a los que detectarán y multarán mediante operativos antidoping que cuenten con la presencia del Ministerio Público, y a través de los agentes de tránsito que podrán realizarles el exámen a cualquier conductor sospechoso de manejar drogado.

La poca inteligencia de Jericó le impide darse cuenta que el problema de la drogadicción es un asunto muy delicado que debe tratarse integralmente, no sólo como una fuente de allegarse recursos para seguir derrochándolos.

El asunto es muy claro. Si la Presidencia Municipal y su policía preventiva nada hace por combatir la venta de drogas, “porque -según Jericó- no es de su competencia”, tampoco debe penalizar con un acuerdo de cabildo a los adictos a los narcóticos, menos aún de darle a la corrupta policía municipal el mecanismo para extorcionar a los ciudadanos con el antidoping.

Por otro lado, pese a que Jericó debe tener una idea mínima del comportamiento de las drogas, no ha reparado en que los estupefacientes no se pueden medir en los consumidores con la misma exactitud con que se mide el alcohol. El alcohol aparece en el organismo humano recién se ha ingerido y va desapareciendo cuando se deja de tomar, hasta que ya no aparece en el alcoholímetro. En las drogas por el contrario, sea marihuana, cocaína, heroína, opio, crack, etc., su comportamiento es diferente, los estupefacientes siguen apareciendo en el antidoping semanas o meses después de que hayan sido ingeridas por los usuarios.

El antidoping que Jericó está intentando hacer a los conductores, lo justifica bajo la peregrina bandera de que en ninguna parte de México lo han hecho, por tal razón se enorgullece de que el ayuntamiento de Saltillo sea el primero en perseguir a los usuarios de drogas, sean éstos adictos o consumidores ocasionales. Pero por su mínimo intelecto no le pasa que hay muchas cosas más que ningún ayuntamiento mexicano ha hecho, como brindar seguridad a los ciudadanos, ¿Por qué a Jericó no se le ocurre ser el primer alcalde que dé seguridad pública a sus conciudadanos?

Lo grave y riesgoso de la jericada del seudo alcalde saltillense, es que le dará un mecanismo más de extorsión a la corrupta policía municipal, y de paso abrirá la Caja de Pandora. ¿Habrá alguien que detenga estas jericadas?...

 
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