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Octubre 2011
Edición No. 272
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Espacio de Unión

Arcelia Ayup Silveti.

En esta vorágine de nuestra convulsionada sociedad, en la cual hemos perdido espacios privados y públicos, me referiré a la cocina como elemento para regresar a nuestras raíces. Los fogones, sitio mágico en el que crecieron las familias de nuestros padres, la nuestra y preguntarnos si lo es también para nuestras propias familias. Ese lugar pleno de remembranzas, sabores, emociones, y sueños. Gracias al tema gastronómico tuve la fortuna de conocer a personas extraordinarias, pero por falta de espacio citaré sólo algunas.

En primer término me referiré al concepto de Miriam Cárdenas Cantú, quien me regaló una mañana memorable para platicar como se habla con una amiga entrañable. Me comentó que ella se acercó al arte gastronómico por influencia de su padre, un excelente cocinero con quien compartía mucho tiempo en la preparación de los alimentos para la familia y gracias a este acto estableció un lazo muy fuerte con él. Me comentó que su sitio en la casa por antonomasia es la cocina, que ella misma prepara la cena todos los días, lo que me deja claro que es una manera de establecer lazos de unión poderosos con cada uno de los integrantes de su familia.

El doctor Jorge Galo Medina se refiere “al arte gastronómico lleno de olores; un paraíso dentro de la casa, a la cual a veces nos rehusamos a entrar. Así como el jardín es más que tierra, la cocina es más que utensilios, ingredientes y paredes. Es un lugar casi sagrado de la casa, del hogar, en el que, si se ve con el corazón, se pueden apreciar esas cosas que son invisibles a los ojos.”

Por su parte, la reconocida dramaturga Luz Emilia Aguilar Zinser describió los placeres de la mesa como: “un testimonio de que la imaginación humana ha sido capaz de convertir en arte las más primarias de las necesidades: comer y departir.” Y Norma González Córdova se expresa: “Cocinar es una pasión. La dicha de incorporar distintos elementos en un sólo conjunto, es un milagro que sucede todos los días hacia el interior de una cocina para convertirse en la cartografía de un destino, en el mapa de una vida, en un fenómeno comparable al árbol genealógico.”

Los tiempos actuales exigen retomar la cocina como un espacio de unión, de coincidencia, de encuentro para unir almas. Como dice el maestro Adolfo Orive Bellinger: “Es imperante hacer de la cocina un instrumento poderoso para impedir en nuestros hogares la intromisión de esas armas de destrucción masiva de nuestra cultura que son la fast food, la hamburguesa, los hot cakes y la comida chatarra.”

 
biznagaas@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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