publicación Online
 
 
  ir a pagina principal regresar     
Octubre 2011
Edición No. 272
ir a ediciones anteriores  

San José de las Piedras

Rufino Rodríguez Garza.


A 190 kilometros de Múzquiz, ya en el municipio de Ocampo, llegamos a un rancho, propiedad del Sr. Benito Hernández, y nos contó que este rancho, es parte del ejido de San Miguel y con la particularización de los ejidos(Carlos Salinas de Gortari), el peleó este terruño y ahora allí vive con sus familiares. La agricultura es casi nula y la vocación de estas tierras es la modesta ganadería, y la candelilla, a la que le dedican una buena parte del Tiempo. Ya el amigo Rodolfo López García, Luis García Moreno, los norteamericanos Herb Eling y la Dra. Sloveig Turpin, además del personal de los ranchos de Cemex: Morteros, San José y Pilares y por supuesto personal del INAH, al parecer han caminado por estos desrticos territorios. El sitio tiene una buena cantidad de pinturas (los grabados no los hay por acá); las pinturas son de épocas distintas pues van desde antes de la llegada de los europeos hasta épocas tan tardías como la Revolución Mexicana. Aquí, en San José de las Piedras, La Posta y Altamira, hay una caracteristica muy especial, no vista en otras partes de Coahuila: el tamaño enorme de las rocas.

En estas rocas se localizan pinturas que van desde épocas tempranas de los cazadores-recolectores hasta los apaches y comanches en los siglos XVIII y XIX. En los alrededores del rancho, a no mas de 100 metros, observamos las primeras manifestaciones donde las pinturas están expuestas, no las resguarda ningún abrigo rocoso, sino que estan a la vista de cuanta gente pase por el lugar. Merece la pena que se resguarde. En su nuevo libro, El arte indígena en Coahuila, Solveig Turpin hace referencias históricas al mencionado lugar: Rábago y Terán en 1747, Juan de Ugalde en el siglo XIX en su lucha contra las tribus hostiles y Blas Flores en1882 en la "última campaña contra los apaches..." Todos ellos utilizaron este paraje por sus 3 manatiales de agua fresca y potable. Por otra parte, en el mismo libro se menciona otro hecho histórico que hace referencia a San José de las Piedras: "...un joven buscador de oro, en su tránsito hacia California, en el año de 1847, escribió:.....nos encontramos al pié de una montaña roja, de una ladera brotaba en un débil arroyo, agua viva.... Rocas que pesarían probablemente 200,000 toneladas forman un círculo alrededor del agua, y 10 hombres podrían defenderse de 500...."

Aparte de los diseños geométricos, los mas abundantes, pudimos localizar motivos naturistas como la presencia de una águila y de un chamán en color blanco. En el primer dibujo en rojo (el grafiteado), una escena donde aparecen dos caballos y sus jinetes encima de una línea que pudiera tratarse de un "camino" (Turpin, 2010); Un personaje frente a uno de los jinetes con una lanza en donde intuimos un enfrentamiento. En la parte inferior izquieda un personaje en color amarillo y su escudo o chimal. También se observan otras figuras de dificil interpretación. Pues encima de esta escena, el tal Cisneros empalmó su recuerdo. Metros mas adelante, hacia el poniente se ve un espacio con pinturas, pero estas si resguardadas por las oquedades de las enormes rocas.

Gracias a la bondad de don Benito Hernández, pudimos conocer un sitio bajo nivel, con entrada mas que dificil, de donde se cuentan leyendas de muertos, aparecidos y traiciones. Para nosotros fué todo un acontecimiento pues se pudo retratar añejos vestijios de pinturas en rojo, negro y amarillo, dibujos abstractos y muy deteriorados, por la humedad y por los buscadors de tesoros. Nos llevó a un sitio ya mas lejos de su casa, a unos corrales donde se aprecian motivos rupestres en rojo, líneas onduladas que nos recuerdan a las serpientes, además de círculos con divisiones.

Aún faltaba lo mejor. Recorrimos los alrededores del rancho y muchas piedras han servido de letrinas, de refugio y escondite para niños de la familia Hernández. Nos llevó a una oquedad por demás incomoda, en la que los indios, muy anteriores a los apaches y comanches, pintaron sus mensajes en el "techo" de la roca. Para aceder Miguel Angel Reyna y el que esto escribe, tuvimos que entrar de espaldas y con la luz de las cámaras retratar aquellos motivos que todos los visitantes pasaron por alto. Que yo sepa no se tienen referencias de estos dibujos tan escondidos, mensajes a sus deidades para que la sequía no fuera tan prolongada y se les facilitara la cacería y la recolección.

Los colores de los motivos pintados en éste lugar son el blanco, el rojo y amarillo. ¿Con que se iluminaron? no lo sabemos, pero realizar ese "tablero" fue de una enorme dificultad, se disponía de cuando mucho de un metro entre el suelo y la piedra, y aún así se dieron sus habilidades para pintar. Seguramente un sitio de tránsito, de ritos de iniciación o un santuario por el que agradecían el agua que aquí es permanente hasta la fecha. Por cierto que en los escritos se mensiona siempre un venero pero nos aclaró Don Benito que son tres, lo que le permite vender parte de esa agua a sus vecinos.

Los motivos son variados, por ejemplo un dibujo en blanco donde a base de rayas cortas verticales y medianas, dibujaron una águila, que se ha protejido del vandalismo por su misma incomodidad. Me faltó preguntarle al Sr. Hernández como es que supo que allí había "rayas" de los indios.

Otro motivo, también en blanco, es el de un Chamán con cabeza adornada y sus extremidades con sus respectivos dedos. Es de llamar la atención la hechura y el fino trazo, y lo bien conservado en que se encuentra. Pero había mas dibujos, por ejemplo una herramienta (proyectil), pero con una rara prolongación. En otro extremo una red o retícula formando rombos. También un escudo de muy buena manufactura.

                   
                             
presiona sobre la imagen!
 
 
rufino.rupestre@gmail.com
www.CoahuilaRupestre.com.mx
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino