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Septiembre 2011
Edición No. 271
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Una jericada más: la ciclovía

Raúl Acevedo Solís.

Estimado Robledo:
En la pasada edición de tu periódico, en la editorial titulada Los pleitos de Jericó se dice que: Jericó “asesorado” no sabemos por quién, hizo público el pleito entre los constructores de vivienda y los terratenientes urbanos. Sobre lo anterior debo decirte que el asesor de Jericó es Dante Abramo, su padre. Además, el pleito de Jericó se antoja desmemoriado, pues la enorme riqueza de su abuelo, Jorge Masso, no sólo la hizo creando fraccionamientos, construyendo casas y edificios y haciendo obra pública, sino también traficando con terrenos en asociación con Armando Castilla Sánchez, precisamente con las diez personas que el descerebrado Alcalde ahora acusa de ser los propietarios del 80 por ciento de los predios baldíos, de especuladores y de estar impidiendo el desarrollo de Saltillo.

Pero hay otras jericadas que debemos mencionar. Para empezar, Jericó es un buen ejemplo de los cortesanos que rodearon y lisonjearon hasta la ignominia a Humberto Moreira. Jericó es un “emisario del pasado” y fue uno de los beneficiarios del mal manejo de los recursos financieros de Coahuila. Al igual que otros semejantes, Abramo Masso es despilfarrador de los recursos ajenos, populista y simplista, cuya única preocupación es pagar enormes cantidades del erario saltillense, para que los medios publiciten “su magna obra”: remodelar plazas, sembrar palmeras, encargarse de los servicios primarios y hacer realidad sus ocurrencias de niño rico, como la ciclovía, a la que igual que “su” ruta recreativa, también la califica mentirosamente como la mejor de México y sudamérica. “El que no conoce a Dios...”.

Sus ansias de “político” lo han llevado a la incongruencia. Durante cinco años su mecenas Humberto Moreira se dedicó -contra toda tendencia mundial- a privilegiar el uso de vehículos automotores, construyendo puentes, cancelando el pago de tenencia a los autos último modelo y regalando millones de dólares a los ejecutivos de General Motors para que no se llevaran sus empresas de Coahuila. Pero ahora a Jericó se le ocurrió promover el uso de bicicletas, para que los ciclistas por entretenimiento tengan donde hacer sus ejercicios, aún cuando afecten a cientos de trabajadores, profesores y estudiantes.

La ciclovía para un reducido sector le costó al erario 15 millones de pesos, sin contar lo que paga a los medios por publicitar su ocurrencia. Para crear su ciclovía anuló cientos de cajones de estacionamiento, por eso la UAC y el Tecnológico de Saltillo se inconformaron, pero Jericó les respondió que la ciclovía no se modificaría, porque las calles son del ayuntamiento. A partir de esta autoritaria respuesta, a Jericó se le puso el mote de “Alcalde bicicletero”. Pero a decir verdad, Saltillo nunca fue un pueblo bicicletero, hace algunas décadas los saltillenses modestos se transportaban en motocicleta, pero eso y muchas cosas más las ignora Jericó, porque “Lo que natura no da, la UANE no otorga”.

Aún con tanta publicidad pagada, Jericó es considerado como un mal alcalde, derrochador e importamadrista. Un ejemplo: cuando terminó la campaña para gobernador, informó que el Biblioparque Norte costaría 15 millones de pesos más, además del otro aumento similar que dio a conocer un mes antes, por lo que la obra aumentaba 50 por ciento más de lo presupuestado inicialmente. Su costo original era de 60 millones de pesos pero con los dos incrementos se elevó a 90 millones. La explicación que dio Jericó, es que el aumento se debía a que no se tomó en cuenta el equipamiento que el Biblioparque requeriría. No dio más datos. Ese Alcalde tenemos, cuando más necesitamos de talento y capacidad...

 
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