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Septiembre 2011
Edición No. 271
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La misma novela, otros protagonistas

Fidencio Treviño Maldonado.

La misma historia viciada, la retórica de la vida nacional retratada por nuestros políticos, la telenovela de cada año, los que aplauden con una mano y con la otra se apuñalan, los lobos cantado canciones para arrullar a las ovejas, los pinochos chatos y los bandidos mancos, los cuentachiles mudos, y otros grandes protagonistas en el reparto, no de las novelas para retrasados mentales que presenta Televisa, sino de un país empantanado e inmerso en el marasmo llamado enredo político.

Ahora para no variar le tocó ser antagonista o protagonista a un novel político, joven influyente pero manchado por la madre de todos los vicios sostenidos y hasta ponderados en el país que es la corrupción.

Enrique Peña Nieto, gobernador del estado de México, ya se siente jefe del changarro (nación) y también celosos algunos viejos de la guardia priistas, porque se dice que su gabinete será de puros jóvenes, esto causa escozor entre el grupo selecto de maduros políticos. Es decir puros light para la próxima contienda por la silla del águila.

Peña Nieto ha declarado por medio de sus voceros que para que el país salga adelante necesita sangre joven y abrir posibilidades a la inversión interna (ya se barajan prestanombres) sobre todo para lograr contratos millonarios en PEMEX, pues ya no es delito (es deleite) y que de ninguna manera es tráfico de influencias o preferencias, como tampoco fue con Salinas de Gortari el orgullo de los priistas con su hermano Raúl, o con el mismo jefe Diego Fernández de Cevallos en el trafique de los Jumex o de Punta Diamante.

No fue delito el de Rogelio Montemayor sacar de PEMEX 1,200 millones para la campaña de Francisco Labastida, como tampoco la Ley de Santiago Creel a los casinos ahora de moda y sin castigo, y ley Televisa, y como nunca fue tráfico de influencias y protección de los entenados de Vicente Fox (los hermanos Bribiesca) que compran cientos de contenedores con mercancía de otros países sin pasar revisión en aduanas, y otros miles de palomeados en el ámbito de corruptelas del teatro burlesque en que se ha convertido la política nacional y cuyos actores siguen intactos e intocables.

Es muy tarde para que Felipe Calderón de reversa a la política interna y a la lucha contra el crimen organizado, es temprano para voltear y ver la estela de corruptelas que el jovencito Peña Nieto ya arrastra en su haber, cifras de muchos ceros son la deuda impagable del estado de México, como lo es la de muchos ex gobernadores de todos los partidos y principalmente del PRI. Aquí no hay complot contra el PRI, el PAN o el PRD, menos contra los partiditos de mentiras que como prostitutas (que me perdonen las putas) sólo chupan la teta presupuestal con una cuota infame que el IFE reparte a discreción, más por amistad que por democracia.

Mientras el pueblo y los ciudadanos comunes sabemos a cuenta gotas sobre esta empresa llamada PEMEX, sobre la CFE y la recaudación de impuestos, en los pasillos de Palacio y en las alfombras rojas de los H. Recintos Legislativos los mismos personajes de siempre se manifiestan con negros y oscuros negocios a costa del pueblo. Como truhanes, gamberros y viles gavilleros han saqueado al pueblo y los usufructos no cesan, ahora “El Peje” Andrés Manuel López Obrador y su furiosa terquedad quiere enderezar algo en lo que él también estuvo por un tiempo metido que fue el PRI.

Son estos tristes personajes los mismos de hace 10 o más años, ex gobernadores, ex secretarios, ex ministros, ex senadores y ex diputados que no completan con sus ansias de robar a la nación. Los deportistas en todos los ámbitos se retiran a tiempo, el pitcher que pierde velocidad, el futbolista que ya no puede con el balón en la cancha, el ciclista y atleta que no da el tiempo en cierta distancia, el boxeador que ya recibe muchos golpes y así todos, inclusive los profesores se jubilan y los trabajadores se pensionan por la edad y por no poder desempeñar sus actividades al cien por ciento.

Sólo en la política añosa y retórica con discursos oxidados no quieren dejar sus huesos, creen estos dinosaurios que sin ellos el país se va a pique, cuando es al contrario, por su culpa el país está en quiebra y claro, también nosotros tenemos la culpa por seguirlos y hasta aplaudirles, y en muchas de las ocasiones reverenciarlos y votar por ellos. Sófocles y Moliere se quedarían mudos al ver como el pueblo de México, aun a estas alturas del juego, se traga y consiente a tantos pésimos y onagros actores de la Pandora* nacional...

Señores esta es nuestra cultura y política aldeana, en donde los políticos son otros, pero actúan igual que sus antecesores, y al igual ganan y roban a manos llenas, brincando de una liana a otra y como canguros en su bolsa marsupial se llevan todo lo que pueden rapiñar... ¡Ah! Y todavía hay público que les aplaude…

*Pandora: Mitología de una caja que contenía los males que al abrirla se esparcieron por el mundo...

 
kinotre@hotmail.com
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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