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Septiembre 2011
Edición No. 271
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Al rescate de los museos ateneístas

José Luis Carrillo Hernández.

Sin duda, el Ateneo Fuente es una de las instituciones más emblemáticas de Coahuila, pues en él se gestó y se enriqueció la educación y la cultura no sólo de los coahuilenses y su entorno, su aportación va más allá, en el Ateneo se han formado generaciones de individuos que han aportado sus conocimientos y transformado a México.

Es en 1867 cuando abre sus puertas el Ateneo Fuentes tras la promulgación de la primera ley de instrucción pública para el estado de Coahuila, por el entonces gobernador, general Andrés S. Viesca, esto marcó el principio de una larga tradición educativa y cultural siendo así la primera preparatoria del país, misma que se instaló en el edificio que actualmente ocupa la escuela de Artes Plásticas Rubén Herrera, para posteriormente pasar a la antigua casona donde se erige hoy el abandonado edificio Coahuila.

Durante la gestión de don Nazario S. Ortiz Garza, como gobernador del estado, es construido y equipado el edificio actual, siendo inaugurado el 15 de septiembre de 1933. A la fecha han pasado 78 años, mismos con los que cuenta el Museo de Historia Natural y la Pinacoteca ateneísta, espacios museográficos depositarios de una gran riqueza de piezas y colecciones de ciencias y artes, a las cuales no se les ha brindado un espacio y atmósfera adecuada para su conservación y exhibición.

En las condiciones actuales estas colecciones y piezas de arte han sufrido serios daños y hurtos por lo inadecuado de los espacios, manejo y exhibición de los mismas, así de la pinacoteca ha sido extraída en calidad de préstamo para su exhibición más de una docena de lienzos para ser expuestos en la casona de lo que fue el Banco Purcell, por fortuna se sabe donde están estas piezas de las cuales seis fueron restauradas.

Pero de la colección de arte sacro y virreinal de Julio Torri que consistía -según dicen los enterados- de dos cajas que contenían: pintura y escultura sacra, cáliz, muebles y libros entre otra gran variedad de objetos decorativos y religiosos de los que se asegura nunca llegaron completos al Ateneo. En ese entonces era rector de la Universidad de Coahuila José de las Fuentes Rodríguez, aún así nunca se ha podido encontrar el inventario de dicha colección.

Para colmo de males, durante la gestión de Ma. Antonieta Valero Gil en la dirección del plantel, el cuarto piso del Ateneo extrañamente se incendió debido -según la Procuraduría de Justicia- a un corto circuito, sin embargo el electricista de la institución aseguró haber cortado la energía eléctrica en dicho piso para evitar incendios; una gran cantidad de estas piezas se perdieron, unas por el fuego, y otras porque habían sido substraídas previamente, robadas pues.

La pinacoteca contaba con pinturas procedente de la Academia de San Carlos, que fueron regaladas al Estado en la primera década del siglo pasado, en la que se encuentra pintura de la colonia y europea de extraordinaria factura, además de una gran cantidad de obras de diversos autores entre los que destacan: Saturnino Herrán, Miguel Cabrera y Elena Huerta entre otros.

Desafortunadamente el tiempo, el medio ambiente, el mal manejo de la obra ha dañado una gran cantidad de lienzos y marcos por lo que urge una restauración, y detener el deterioro a través de un sistema controlado de temperatura, humedad, luz y distribución de la obra en un nuevo circuito que permita una mejor exposición para el disfrute no sólo de los ateneístas sino de la comunidad en general.

Esto mismo sucede con la sala de Historia Natural la cual se gesta desde 1887 y cuenta con una gran variedad de colecciones que van desde instrumental, anatomía, geología, botánica, paleontología, arqueología y zoología con animales disecados, muchos de ellos dañados por la acción del tiempo y el medio ambiente, por lo que también urge una intervención para modernizar sus instalaciones.

El Ateneo Fuente no debe seguir siendo una bodega de tan preciados bienes culturales que deberían de estar al alcance de todos, ni están allí para ser saqueados o prestados indiscriminadamente, pues fue creado para cultivar y hacer crecer al pueblo. Su edificio actual estuvo proyectado para albergar a la institución educativa que era el centro cultural de los coahuilenses, y por ello fue dotado de amplios espacios para su crecimiento, que con la formación de la Universidad fueron absorbidos y agotados por la rectoría y otras escuelas que tuvieron su origen en el mismo Ateneo.

Tal vez sería oportuno que las autoridades y el consejo directivo del Ateneo Fuente reclamen estos espacios para sus fines originales y en lugar de tener estos bienes culturales deteriorándose, sean expuestos en mejores condiciones y mayor seguridad en algún espacio alterno, o bien desahogar las áreas administrativas a estas instalaciones para permitir que el edificio principal se convierta en un verdadero centro cultural y que pueda ser visitado y disfrutado por propios y extraños.
Actualmente entre los ateneístas se habla de la creación de un fideicomiso que permita captar recursos para financiar la restauración de estas obras y los espacios museográficos, y para recuperar el esplendor de estos sitios culturales que son poseedores de piezas de extraordinario valor plástico y científico.

 
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