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Septiembre 2011
Edición No. 271
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Los Reptiles en las Representaciones
Rupestres de Coahuila

José Flores Ventura.

Hoy como antes, los reptiles han sido elemento importante en la fauna de nuestra región así manifestado a lo largo de miles de años en representaciones rupestres dejadas por nuestros más antiguos antepasados y hoy son parte fundamental en la biodiversidad de Coahuila y México, destacándose a nivel mundial.

Dentro de la gran iconografía rupestre del sur de Coahuila, mayormente abstracta, destacan las formas zoomorfas, es decir aquellas que representan la fauna o actividades de ella (rastros), sin embargo los reptiles no son frecuentes comparándolos con las de insectos, mamíferos o aves, pero pueden ser fácilmente reconocibles por su forma básica simple. Estas incluyen los 3 órdenes y subórdenes naturales que agrupan los reptiles: las serpientes (serpentes), tortugas (testudines) y lagartijas (lacertilia).

Los grabados de serpientes son comunes; muchas formas se esquematizaron a un grado complejo de abstraccionismo y pudieron haber significado desde fenómenos naturales, tener implicaciones espirituales y/o de deidades. Prueba de ello son las serpientes emplumadas en Chiquihuitios (figura 1c), Nuevo León y en Mapimí, Durango, sin embargo las del sur de Coahuila son más sencillas (figura 1d) tendiendo a representar el cuerpo largo, curvado con su cabeza bien definida, otras muchas se pierden entre simbología abstracta denominada en el Pecos de Texas como “snake stile” por el exceso de curvilíneas grabadas.

Solo cinco o seis sitios se han reconocido pictografías de tortugas, en todos ellos el caparazón es redondo a semiredondo con las extremidades extendidas (como si hubieran sido cazados), cola corta, raramente sin ella, cuello largo y cabeza redonda que sobresalen del caparazón, en dos pinturas se representa dedos largos en sus extremidades como en el cerro San Francisco (figura 2b), Ramos Arizpe y en Mesa de Catujanos, en Candela. Ciertamente es difícil saber si se trata de tortugas de tierra o agua pero estas descripciones encajan bien con las últimas pudiendo ser atribuibles a los géneros Pseudemys, Trachemys o Apalone. En el caso de San Francisco se asocia a una luna creciente con figuras geométricas, en las de Mesa de Catujanos con elementos propios al estilo Chiquihuitios así como de aves, en Ojo Frío con asociaciones de diversa fauna de reptiles, mamíferos así como un chamán (figura 2a) y en Cañada Lucas con una flecha tipo shumla en la parte posterior con clara connotación de cacería (figura 2c). Esta última teoría puede ser corroborada con otra pintura rupestre al norte del Estado, en la Serranía del Burro donde se observa una tortuga empalada clara muestra de que eran capturadas para comérselas.

Las Lagartijas son también escasas, solo se han encontrado dos sitios en Ramos Arizpe donde existen varias formas grabadas: Ojo Frío con cuatro y Cañada Las Lagartijas (así nombrada por nosotros dada la relativa abundancia de estas) con solo seis; en otros sitios solo se representan una sola vez; es curioso pero nuestros antepasados pudieron haber reproducido los géneros que actualmente habitan esta región como a continuación se describe. En todos estos sitios la forma básica alargada del cuerpo, cabeza oblonga, cola de aproximadamente la longitud igual al cuerpo y patas posteriores más largas y flexionadas que las anteriores encaja muy bien con la postura de descanso sobre las rocas de las “lagartijas corredoras” Cophosaurus o las “espinosas” Sceloporus que habita en esas mismas cañadas (figura 3a). Otra variante muy parecida a la anterior pero que presenta una cabeza muy grande encaja físicamente con la lagartija “cabezona” o de “collar” llamada Crotaphytus sp. que se encuentra en las faldas de los lomeríos rocosos (figura 3b). Un segundo tipo de representación es la que tiene las extremidades con la misma longitud pero de una cola extensa que abarca dos cuerpos totales, esta tiene afinidad a los “cuicos” del género Aspidoscelis (figura 3c). Un tercer tipo es aquel con cuerpo redondo,

patas y cola cortas al igual que la cabeza, rasgos afines con la descripción actual de los camaleones del género Phrynosoma (figura 3d) pero las variaciones en la realización de las formas indican que pudieran ser tortugas ya que en un ejemplo de la Cañada Las Lagartijas se hallan dos grabados de supuestos quelonios una tras de otra, la última mordiendo la primera por la cola que es más larga que lo habitual, como le hacen las tortugas en el proceso del cortejo antes de aparearse (figura 3d). Algunas deformaciones de tipo zoo-antropomorfas se encuentran por el sur del Estado, particularmente en el Gavillero (figuras 4a, 4b), General Cepeda, donde la figura humana tienden a transfigurarse en algo parecido a un reptil, con los brazos en cruz como en El Frentón, Ramos Arizpe donde la transfiguración es hacia un venado o al norte de Coahuila y sur del Pecos Texas, de chamanes que abandonan su cuerpo con los brazos extendidos en trance para volar hacia lo espiritual transformados en criaturas mitad humanas mitad animal.

Aunque la variación de un sitio a otro o incluso tratándose del mismo pudo haber hecho que las formas de los reptiles no fueran exactas, la coincidencia con los géneros que habitan esa región en la actualidad es mucha y pueden ser rastreables solo por su contorno al ser grabados hace miles de años. La gente que realizo estas figuras rupestres desapareció para siempre dejándonos atrás sus vestigios de un mundo que vieron diferente al que vemos hoy en día, la fauna representada en las paredes rocosas muestran esta gran riqueza de la cual atestiguaron pero que por desgracia hoy está en peligro de desaparecer al igual que aquellos que por primera vez los vieron.


                         
             
                             
                       
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