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Febrero 2011
Edición No. 276
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ruben moreira valdezEncapsulamiento del gobernador

A más de 60 días de gobierno rubenista, éste parece detenido en el tiempo: Sin obra pública, sin planes ni proyectos acordes a la situación, sin programas por falta de recursos, con un gabinete que no resuelve el más mínimo problema, con el Estado endeudado hasta la coronilla, con miles de millones de pesos que se les deben a proveedores, y sin saber a dónde fueron a parar los presupuestos de 2011 y 2012, pero sobre todo con el gobernador encapsulado y evadido de sus responsabilidades, y sin ninguno de los burócratas de cuello blanco dispuesto a aligerarle la carga al que generosamente los invitó a que lo acompañaran a gobernar Coahuila.

Esta situación es clara, apenas se está convocando a foros ciudadanos para elaborar el Plan Estatal de Desarrollo, el que debe ser propuesto por el gobierno en base a estudios de las necesidades estatales y propuestas de solución por parte de especialistas, porque no son suficientes las opiniones de los foros, pues hay temas sensibles que requieren de cuidadosa planificación. Lo mismo sucede con el Plan de Seguridad. Se pretende elaborar lineamientos en foros de ciudadanos, cuando esto debe hacerse por especialistas y gobierno, pero tal parece que la intención es darle largas.

Los mismos programas impulsados por Rubén Moreira se antojan improvisados. Así está el caso del programa para promover la lectura, que hasta ahora siempre ha sido una de las funciones de la educación escolar. Todos los que leen libros lo aprendieron en su casa o en la escuela. Lo mismo pasa con otra de las preocupaciones de Rubén, el problema de la obesidad y el sobrepeso. La información sobre la buena alimentación siempre ha sido atendida en la casa y en la escuela, pero ahora en las escuelas ya no pueden siquiera prohibir la venta de alimentos chatarra, menos educar a los alumnos en el conocimiento de una buena alimentación, por eso el gobierno que sonríe se ha echado a cuestas la lucha contra la obesidad y el sobrepeso.

A raíz de su experiencia con el cáncer de próstata, Rubén salió convencido que debería darle la lucha desde el gobierno a ese mal que ataca a los varones mayores de 40 años y que en muchos casos es mortal. Quizás Rubén Moreira ignore que cuando fue gobernador Enrique Martínez le dio un buen impulso a la urología en el Hospital Universitario, pero el costoso equipo de esa área médica fue monopolizado por el esposo de la Secretaria de Salud, Bertha Castellanos, que es la misma en el gabinete de Rubén.

Para comenzar a dar resultados no se necesita anunciar la creación de grandes instituciones ni milagrosos programas, sólo hay que poner a trabajar -en beneficio de la ciudadanía y no de unos cuantos médicos- los activos que se tienen para combatir el cáncer de próstata.

Pero lo peor de todo lo que está sucediendo en Coahuila, es que el tomador de decisiones se encuentra encapsulado, enterándose de lo que sucede en el Estado que gobierna a través de unos cuantos de sus empleados que seguramente no le dicen toda la verdad, lo cual se presta a esa práctica tan socorrida en los cortesanos: la intriga palaciega y los halagos al ego.

Por eso los coahuilenses que quieren un gobierno fuerte, capaz y congruente con la realidad, insisten en que la primera lucha que Rubén Moreira debe dar, es salirse del cerco que le tendieron sus empleados para que gobierne a través de sus informes e intrigas. Romper ese cerco ayudará a Rubén a enfrentar la situación antes de que le estallen los problemas...

 
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