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Febrero 2011
Edición No. 276
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Entre águilas, sombras
y memorias

Fidencio Treviño Maldonado.

La revolución mexicana como última acción épica ha dejado estelas perdurables en el entorno histórico, social y político. Martín Luis Guzmán fue sin duda alguna quien por muchos años desplegó su estilo literario revolucionario en sus novelas, que pueden ser tomadas como reseñas, crónicas y ensayos, y son el resumen de los aconteceres nacionales.

Martín Luis Guzmán nos regala los aforismos que siguen vigentes en la política nacional, con caudillos de barro o clonados si se quiere, pero que subsisten en ejidos, pueblos, Estados, sombras que se ciernen para estar detrás del trono o ser el poder mismo, ojos de águila que vigila entre las sombras y que gratos o no, que en un momento dado, ahora el águila se trasmuta en buitre que con sus ojos y garras amedrentan la patria, y el águila sólo es recuerdo de una memoria plasmada en el mando que algún caudillo ostentó.

los de abajoDesentrañar los intrínsecos mecanismos de la política nacional sigue siendo un axioma, un caos y hasta un ejercicio mental para quien se atreva entrar en ella. Francisco L. Urquizo nos da una idea de lo que fue “La tropa Vieja” con levas llevados al frente revolucionario como pena pagada con ese castigo; Mariano Azuela con “Los de Abajo” retrata la pobreza que sigue imperando en los ejidos y campos yermos; Niellie Campobello nos cuenta como mueren “Los fusilados” y es la memoria imborrable de esta gran mujer, que indelebles quedan en su mente, los cuerpos ensangrentados que rasgan el paredón de fusilamiento como buscando detener la muerte, mientras Martín Luis Guzmán es tal vez la novela más vigente en La Sombra del Caudillo, el poder de Elías Calles detrás del gobierno huertista, no de Victoriano, sino de don Adolfo, quien ostenta un vano gobierno por órdenes de un caudillo que manda quién vive y quién muere.

El estilo literario de Martín Luis Guzmán le es válido hasta la fecha un premio, el premio de poder leer sus narrativa, sus novelas que son parte de la agenda pública de lo acontecido en la posrevolución, en ella y después de la revuelta. Da cuenta con pelos y señas de cómo fue Pancho Villa, el mexicano más conocido en el mundo, del cual el escritor quedó prendido y con quien convivió mucho tiempo.

A Martín Luis Guzmán no sólo se le debe mucho por su literatura y su estética en la escritura, sino que millones de mexicanos lo tenemos presente a partir de 1961 por la injerencia que de él se hace en los libros de texto gratuito, fórmula que aun está vigente en escuelas públicas, él junto con otros probos profesores como José Vasconcelos y don Agustín Yáñez, propone que en las pastas de esos libros de texto gratuitos esté plasmado el simbolismo de la patria.

Las intrigas políticas están plasmadas en “El águila y la serpiente” en donde tal vez el joven estudiante es él mismo personaje que escribe la historia, la cruda brutalidad envuelta en el desprecio, el cinismo y la ironía hacia “los que no llegan” a la cúspide en la política nacional. Las traiciones y los premios a los traidores en La Sombra del Caudillo sigue vigente en nuestros actores políticos, seguir las reglas del porfiriato de aquel “Mátalos en Caliente”, y los discursos lúdicos con cuatro o más sentidos, todos encaminados al engaño.

La literatura mexicana es vasta, es la creación de otra realidad y esta misma realidad es la ficción, ahí está nuestra verdadera identidad, en su prosa y narrativa nace y muere la idiosincrasia, son las raíces al sol, dentro del agua o en las candentes piedras y arenas de nuestra tierra, estas son las sombras, las memorias y las águilas peleando contra las serpientes en una lucha eterna, esas también pueden ser -Las batallas en el desierto- del inconmensurable escritor, José Emilio Pacheco.

 
kinotre@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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