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Julio 2012
Edición No. 281
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¿Hacia dónde el YoSoy132?


Salvador Hernández Vélez.

A una semana de la elección presidencial, en la última manifestación en la Laguna convocada por los simpatizantes del movimiento YoSoy132 participaron menos de un centenar. En el momento más ascendente de este grupo participaron casi 600, según afirmaron los medios escritos. En las inmediaciones del Coliseo Centenario en Torreón, en la manifestación anti-Peña el lunes 18 de junio protestaron alrededor de cien personas. ¿Será que han fallado las predicciones de muchos que visualizaron un movimiento en ascenso, incluso lo llamaron la Primavera mexicana ? ¿Cuál será el futuro de este movimiento, una vez que acaben las campañas presidenciales? ¿Hacia dónde lo reorientarán? ¿O se desintegrará?

Estas preguntas surgen porque el movimiento YoSoy132 no influyó sobre una ciudadanía pulverizada, pero tampoco se ha planteado organizar la voluntad colectiva de la gente. En un crucero en Saltillo escuché a un grupo de simpatizantes del multicitado movimiento decir que quienes apoyan a Peña Nieto son puros come lonches , acarreados e ignorantes ¿Con esas actitudes, cómo se puede aspirar a dirigir a quienes no han alcanzado, según ellos, un nivel de cultura histórico-político?

En relación con este desprecio hacia la gente cabe recordar la apreciación de Antonio Gramsci en el libro De Lenin a Maquiavelo, para que un partido pueda existir se requiere que confluyan tres elementos, entre ellos un grupo de hombres del pueblo cuya participación partidaria obedece más a la disciplina y a la fidelidad, sin ellos un partido jamás existiría. Un grupo cohesivo principal que centraliza al conjunto de fuerzas que integran el partido. Y para articular ambos elementos hay un elemento medio que los contacta.

Pero el grupo de hombres y mujeres de los que menos tienen y de las clases medias son los que le dan la fuerza a un partido o a un movimiento, pero sólo en la medida en que hay quien los centraliza y organiza, y por tanto logra su disciplina. De otra manera, ¿cómo se puede hablar de dirigir una voluntad colectiva organizadamente para poder obtener un fin político? Si en el YoSoy132 no han logrado organizarse internamente, menos pueden aspirar a coordinar a otras expresiones de la sociedad. Y además el proceso de formación de una determinada voluntad colectiva para un fin político específico (como puede ser el caso del movimiento YoSoy132) debe contar con una representación integrada por personas concretas con cualidades, rasgos característicos, deberes y necesidades, lo cual no se percibe en este movimiento. Lo que se logra vislumbrar es un conjunto de voluntades aisladas, con direcciones diversas e incluso por momentos opuestas.

Al principio el YoSoy132 se percibía como el movimiento que en esta etapa del desarrollo del país venía a llenar el hueco que le hace falta a nuestra incipiente democracia para dar el siguiente paso, el de la participación ciudadana. Como todo movimiento en sus inicios contó con la aceptación de importantes sectores de ciudadanos, ya que lo asociaron como un movimiento auténtico, sin tintes partidarios. Pero bastaron menos días que los del periodo de las campañas presidencial, de senadores y de diputados para mostrarse como un movimiento obradorista y anti-peñista.

Lo más evidente es que el YoSoy132 se radicalizó en sus protestas contra el candidato del Revolucionario Institucional, promoviendo actos violentos e irresponsables, en una franca actitud de provocación, lo que les acarreó animadversiones de muchos de los ciudadanos que se mostraron al inicio a su favor. El mejor ejemplo de que este movimiento anti-Peña va en declive es que le restó votos a López Obrador. La encuesta del periódico Reforma del mes de junio, reflejó que la distancia de EPN con AMLO aumentó en ocho puntos porcentuales. De 4 por ciento de diferencia en mayo entre el candidato del tricolor y el de las izquierdas pasó a 12 puntos en junio, a favor de Peña.

Y también el movimiento YoSoy132 pierde el apoyo de la población, según reflejó una encuesta nacional, porque pasaron de la imagen de jóvenes indignados con sustento a muchachos sometidos a la estrategia de un candidato. Su exigencia al principio de mejores partidos y equidad en los medios de comunicación que recibió el beneplácito de una buena parte de la sociedad la ha ido perdiendo por su afán de sembrar el antagonismo. Acciones de esta naturaleza no pueden llegar más lejos, ni afianzar una corriente que le de gran aliento a la democracia mexicana. El tiempo tiene la palabra.

 
jshv0851@gmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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