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Junio 2012
Edición No. 280
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Yo soy el 132 contra las televisoras

José Luis Carrillo Hernández.

Hoy en día poco se entiende por arte, la gran mayoría se siente ajeno a él. El arte es una actividad eminentemente social que a diferencia de las demás especies nosotros lo generamos y lo disfrutamos; el arte es una respuesta y una herramienta social y se manifiesta o se usa según las necesidades o circunstancias; el arte es un lenguaje por lo tanto comunica.

Históricamente el humano, a través del arte, ha ido satisfaciendo y manifestando sus necesidades estéticas, de conocimiento, espirituales e ideológicas; el arte refleja y reproduce la realidad, es un vínculo entre la idea y su objetivación para ser comunicada en mensajes que involucran lo artístico, algunas veces de lectura sencilla, directa, pero existen muchos otros donde subyacen elementos o circunstancias que le dan una doble lectura, tal es uso que se le da cuando los fines son propagandístico o de consumo, cuyo objeto es posicionar una idea, un producto o hasta un candidato en una audiencia de amplio espectro.

Un autor señala que el arte es una herramienta y medio específico de conocimiento que nos permite conocer, analizar e interpretar producciones estéticamente comunicables en los distintos lenguajes con los que cuenta. Todo lo anterior nos permite entender que más allá del lenguaje escrito y hablado, existen otros como el lenguaje visual y el de los sonidos, y para entenderlos hay que abordarlos e incorporarlos sistemáticamente como materia de estudio, esto permitiría en principio despertar las potencialidades creativas así como ir incorporando los elementos básicos que le permitan al futuro ciudadano tener una lectura más amplia de ese conjunto de lenguajes, que hoy el ciudadano no comprende.

En la sociedades contemporáneas el arte aplicado al consumo y venta de productos ha ido ensanchando su lenguaje, pues los medios y en especial la televisión cuentan con gran cantidad de recursos tecnológicos que hacen de ésta la mejor manera de entrar en la mente de los consumidores, públicos o electores, a tal grado que es la televisión el agente social que con el arte ha ido modelando la mente de la ciudadanía, dicta el estilo de vida, las modas y por supuesto los miedos, los productos que debemos consumir o comer, las marcas que debemos vestir y hasta el candidato que debemos elegir.

En México, los medios masivos de comunicación han ido ensanchando su influencia en las masas pues saben que la ignorancia funcional que las caracteriza le impide profundizar en el conocimiento y análisis de las circunstancias que le rodean, por lo tanto le gobiernan.

Un ejemplo claro son la amas de casa de clase media baja y más baja, que son la mayoría de mujeres en el país, están esperando el gran final de su muy larga campaña-telenovela y reality show, La Gaviota, pues quieren convertirla en primera dama según el libreto diseñado por Televisa, sólo les falta convalidarlo con el voto de esas mujeres para acceder al poder junto al protagónico y primer actor Enrique Peña Nieto, mismo que desde la gubernatura del estado de México dedicó grandes sumas de recursos públicos a las televisoras para promocionar su imagen, con mensajes, noticias, entrevistas y análisis a su favor, todo en el marco de una extensa y sistemática campaña publicitaria donde el arte ha jugado un papel fundamental, una larga y bella telenovela de amor y política, donde el público les regala el voto para que sean siempre felices.

Desafortunadamente este analfabetismo estético ha permitido -a través de los medios masivos de comunicación- reproducir y conservar un sistema de privilegios y desigualdades donde los más beneficiados son unos cuantos en detrimento de una gran mayoría, hace seis años el art-work de esta clase dominante fue Andrés Manuel “Un peligro para México” y Felipe “Presidente del empleo y Tengo las manos limpias”. Hoy Felipe tiene sus manos ensangrentadas con sesenta mil muertos y sin empleos, el verdadero peligro era Felipe Calderón.

Con un cincuenta por ciento de ventaja en las preferencias electorales a la mitad de la campaña, todo parecía indicar que el marketing organizado desde las televisoras sería un éxito, su candidato había logrado pasar el escollo del primer debate con ligeros rasguños, mismos que podían sanar con más mensajes, con sus jilgueros y noticiarios, todo iba viento en popa, nada parecía irrumpir o estorbar el desarrollo y consumación de los objetivos de esta campaña publicitaria, donde las televisoras han usando todo tipo de artes para manipular la opinión pública e inducir el voto a favor de su candidato.

Desafortunadamente, la mala actuación, la soberbia y la prepotente actuación del galán de la Gaviota y sus colaboradores en la Universidad Iberoamericana les cambio el libreto, irrumpió en el proceso el “yo soy el 132” y con una herramienta tan eficaz y rápida como las redes sociales, la juventud universitaria harta de mentiras, simulaciones, injusticias, sin oportunidades y sin futuro, construyó una respuesta creativa en contra de la imposición televisiva de Peña Nieto.

Miles de jóvenes se indignaron, se manifestaron y se están movilizando, introduciendo una nueva gráfica a este proceso, le quitaron lo aburrido y lo predecible, y cabe la posibilidad muy seria que el final no sea como quieren las televisoras. ¿Usted qué opina?

 
tierra_2012@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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