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Marzo 2011
Edición No. 277
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ruben moreiraEs hora de un golpe de timón


Jorge Arturo Estrada García.

Cien días de nuevo gobierno. Las circunstancias son otras, y la fórmula de Humberto no le sirve a Rubén. Han sido tres meses de Código Rojo y de nota roja. No hay deslindes ni autocrítica. No hay sonrisas, y el rencor aumenta. No hay sueños, y nos despiertan las pesadillas. Y, los balazos.

De Rubén se esperan mejores resultados. Pero, parece que no ha podido despegar. El nuevo gobierno, está construido sobre un pantano y sus cimientos se hunden. El vendaval del Gobierno de la Gente arrasó también las estructuras burocráticas y se perdieron los controles. Hay demasiados cabos sueltos, y cada quien hace lo que quiere. Se saben intocables.

El nuevo gobernador integró un mejor gabinete que su antecesor. Rubén Moreira es un personaje preparado y culto, pero en su entorno, siguen rondando los personajes que lo quieren meter en un juego de buenos contra malos. En un esquema de amigos y enemigos. Lo prefieren lejano y ausente, para que el poder siga en capillitas personales. Y los negocios, sigan floreciendo.

A diferencia de su hermano Humberto, el gobernador sí tiene una visión más clara para el desarrollo de Coahuila. A Rubén, le costará mucho más trabajo que a sus antecesores lograr una administración brillante. Deberá esforzarse más, a pesar de tener mayor preparación y capacidad que Jorge Torres y que el ex líder nacional del PRI. Es buen momento para replantear la estrategia.

La audacia llevó a Humberto Moreira, a construir una vertiginosa y exitosa carrera política. La suerte, lo llevó a escalar grandes alturas en la política nacional. Pero, no estaba preparado para sostenerse. Actualmente, es un político en desgracia. Está envuelto en escándalos, y su partido lo mantiene lejos. En el ostracismo. Y tal vez pronto, será perseguido judicialmente.

Las mentiras, el engaño, las cifras maquilladas y estirar las leyes al máximo, fueron ingredientes importantes en la fórmula que usó Humberto Moreira para gobernar.

Su estilo desordenado y despilfarrador, casi llevó a la quiebra a Coahuila. Sus malas decisiones para escoger a sus colaboradores, paralizaron el desarrollo de la entidad. Y, permitieron que el crimen organizado, se apoderara de todo el territorio coahuilense.

Humberto, gobernó sin contrapesos. Aplastó a los opositores. Pero fue descuidado, pensó que era invencible. Y fueron sus propios errores los que terminaron por derrotarlo.

Humberto, le heredó a Rubén una pésima y desprestigiada clase política local, un gobierno insolvente y paralizado; y corporaciones policiacas incapaces y corruptas.

Rubén Moreira, cumple sus primeros 100 días como gobernador. Lo hace sin brillo y sin reconocimiento. Y además, con los balazos zumbando por encima de las cabezas de los coahuilenses.

Todos sus planes y proyectos, fueron frenados o readecuados por las circunstancias que encontró. La inversión pública del 2012, será muy poco lucidora. Terminará el centenar de obras que dejó inconclusas su hermano y echará a andar los programas sociales.

Gobernar es comunicar. Pero en el caso del nuevo gobierno estatal, no lo están haciendo con eficiencia. El discurso de Rubén, no es el adecuado para el momento que vive Coahuila. Los mensajes no convencen.

Muchas veces, el nuevo gobernador parece que no escucha. Pareciera, que Rubén pretende gobernar sin contrapesos y sin consensos. En contra, de grandes sectores de la población.

El gobierno estatal, se ha negado a perseguir a los culpables de los grandes problemas de Coahuila. En contraste, miles de ciudadanos demandan castigos para ellos.

Los daños causados a Coahuila son muchos y muy graves. No son sólo las puntadas de una partida de profesores y vivales, que acompañaron a Humberto en su ascenso. Hablamos de daños a familias, de terror en las calles y en los hogares. De luto y dolor.

Humberto, ocultó que estaba contratando deuda para sostener su enorme tren de gastos. También ocultó las desapariciones, las balaceras, las ejecuciones, las extorsiones, los levantones, los secuestros y la grave inseguridad que se extendía por todo el estado.

En su entorno, se construyó una red de protección para los delincuentes, que convirtieron a los coahuilenses en sus víctimas. Bajo su sombra, se manejaron recursos públicos ilegalmente y sus funcionarios construyeron enormes fortunas.
Humberto, gobernó con una agenda oculta. Su principal temor, era que se supiera que el dinero se le acabó, y que ya no le ajustaba. Además, no quería reconocer que los criminales se le habían salido de control, y que Coahuila era ya una zona dominada por la delincuencia. Y que sus policías eran corruptas e incapaces de enfrentarlos.

Repetir la misma fórmula, repetirá los mismos resultados. No basta el orden financiero, si no hay rendición de cuentas. No basta la austeridad, si no hay transparencia en el gasto. No existirá transparencia, mientras no se conozca al detalle a dónde fueron a parar 200 mil millones de pesos que gastó Humberto Moreira en 6 años.

Repetir la misma fórmula, repetirá los mismos resultados: Humberto Moreira es un político desprestigiado. En un año, pasó de su momento de gloria en el PRI nacional, al ostracismo político.

El gobernador, luce atrapado y muy solo. Y los consejos que recibe, parecen ser los mismos que hundieron a Humberto.

Los temas de la inseguridad y de la megadeuda; y de los delitos y los ex funcionarios prófugos, son un lastre para su despegue. Sus posiciones al respecto, lo confrontan con amplios sectores de la sociedad.

A Rubén le aconsejan no tocar esos temas. Y le dicen, que a golpe de spot y boletín las cosas mejorarán. El hecho es, que el nuevo gobierno estatal no ha podido marcar agenda, en 100 días de gobierno.

Alguien les aconsejó que si se ocultan los problemas, su gestión no se vería afectada. Lo cierto es que tarde o temprano los asuntos mal resueltos estallan. Y sólo los temas que lastiman a la gente, son los que provocan la irritación y la desaprobación. Vivimos la era de la comunicación instantánea en la aldea global. Y ya es más difícil tapar el sol con un dedo.

El gobierno estatal, debería ser quien pusiera mayor empeño para capturar y encarcelar a los ex funcionarios corruptos, que se dieron a la fuga. Sólo así se daría un mensaje positivo.

Los problemas no se administran, se resuelven. Para resolverlos, hay que partir de diagnósticos acertados. Y emprender acciones, con personas calificadas.

Para hacer cosas brillantes, se requieren funcionarios capaces. Y ellos, requieren subordinados eficientes en sus estructuras. Pero no hay muchos. Otra herencia del Gobierno de la Gente son los funcionarios ineptos y deshonestos. Ellos, son los que se salvaron de las purgas sucesivas entre la burocracia. Son los recomendados y los protegidos los que permanecen en la nómina. Mientras, los secretarios se rompen la cabeza tratando de echar a andar los ambiciosos planes del gobernador.

El mejor ejemplo, se da en el frente de la inseguridad. Rubén ha modificado diversas leyes, pero no hay policías, ni ministerios públicos, ni jueces, ni custodios confiables para aplicarlas. Así de simple.

Parece que la maquinaria no anda. Está oxidada y le faltan piezas.

Es hora de un golpe de timón. Urge ganarse el respaldo y el respeto de los coahuilenses. Se requiere que la gente conozca bien a Rubén, para que pueda apreciarlo y lo respalde. De lo contrario, cada vez gobernará más solo y para menos simpatizantes.

 
jjjeee_04@yahoo.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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