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Mayo 2012
Edición No. 279
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Rodolfo Gaona Jiménez, consumador de
la independencia taurina en México (III)


Alberto Santos Flores.

Ante la negativa del empresario de la plaza madrileña, Indalecio Mosquera, de darle una novillada de presentación a Rodolfo Gaona. Saturnino Frutos “Ojitos” su apoderado, concibe la idea de que Gaona lidiara dos toros a puerta cerrada y renta una plaza de toros.

La tarde del 1 de abril de 1908 se presenta Rodolfo en una placita pequeña, la placita de Puerta de Hierro ubicada en los goterones de Madrid, para dar una encerrona de invitación, con dos toros de la ganadería de Bañuelos. Fueron convocados al evento lo más granado del mundo taurino, ex toreros como Mazzantini, los más conocidos aficionados, toreros, ganaderos, apoderados y destacados críticos taurinos de todos los periódicos. Se les puso tranvía a su disposición hasta Puerta de Hierro.

En un ambiente de curiosidad, más que de interés, el vetusto y pequeño coso se vio pletórico de gente importante pues allí se dio cita la crema y nata de la afición madrileña. Ese fue el jurado ante el cual Gaona sustentó el examen de presentación aquella tarde ante el público español, que abandonó complacidísimo la placita de Puerta de Hierro.

“Los dos toros salieron mansos y no los pude torear con lucimiento ni con el capote ni con la muleta -dice el propio Rodolfo- Pero los mate bien”.

Los periódicos de la época lo ponían por las nubes y todos elogiaban la labor del mexicano y encomiaban su valentía, y afirmaron que era un matador de toros pero no lo pudieron juzgar como torero, por las malas condiciones de los astados.

Nueva petición de “Ojitos” a Mosquera para que le diera una corrida a su discípulo. Y Mosquera todavía no sabía quién era Gaona. No obstante los conceptos elogiosos que vertió la prensa sobre su actuación en la encerrona.

Comentaba Rodolfo en su libro Mis veinte años de torero al periodista Carlos Quiroz “Monosabio”:
“Viendo que nos estábamos haciendo viejos y sin torear, el maestro se resolvió jugar la última carta: dar una corrida en Tetuán, para que recibiera la alternativa de manos de Manuel Lara “Jerezano.”

Con relación a su alternativa, Miguel Ángel García publica en ESTO, el 27 de mayo de 2008: “Muy activo anduvo ‘Ojitos’ invitando gente importante que presenciara el festejo. Así fue como asistieron a él escritores taurinos de gran talla; Saturnino se valía de cuanto estuviera al alcance para rodear de la mayor solemnidad el acontecimiento. Aquella alternativa de Gaona en Tetuán equivalía a arrojarle el guante blanco al empresario de la plaza más grande. Se trascribe la nota que ‘Ojitos’ incluyó en los programas, la cual decía así:

“Deseando los organizadores de esta corrida complacer las justas aspiraciones de la afición madrileña, deseosa de ver torear al modesto y aventajado torero mexicano Rodolfo Gaona, discípulo del ex banderillero, del famoso espada “Frascuelo”, Saturnino Frutos “Ojitos”, no han titubeado en arrendar para dicho día este popular y conocido circo taurino, habiendo adquirido una bien presentada corrida de toros de acreditada ganadería y reconocida su divisa por el inteligente público madrileño; han contratado al aplaudido matador de toros Manuel Lara “Jerezano” y al espada mexicano Rodolfo Gaona, quien tomara la alternativa, confiando más que en sus propios méritos, en la inigualable benevolencia de los buenos aficionados de esta capital. Por lo tanto, no dudamos en que el público corresponderá a este sacrificio que nos hemos impuesto. La actuación de Rodolfo constituyó un auténtico triunfo”.

Pero volvamos a lo que dice el propio Rodolfo en conversación con “Monosabio”: “La corrida resultó buena, estuvo bien ‘jerezano’. Los toros fueron bravos (Basilio Peñalver), en el toro de la alternativa pude torear a mi gusto y me aplaudieron mucho, estuve pesado con la espada, lo pinché y me cogió dos o tres veces. En el cuarto estuve mejor”.

“Y en el sexto al entrarle a matar, me cogió por el pecho. Fue una cogida horrorosa. Nunca he estado más tiempo en los cuernos. El toro me pasaba de un pitón a otro y yo sin dejar de apretar el estoque, enterrándole hasta el puño. El toro era muy cornalón y me tuvo mucho tiempo sobre el morrillo. Yo sentía que por el pecho me entraba algo caliente: era la sangre que brotaba del morrillo, pero me había dado cuenta que no estaba herido, y que la espada iba bien dirigida. Y todo mi empeño era no dejar de apretarle la espada. Matarlo porque si no él me mataba”.

“Todos corrieron a hacerme el quite. Y hasta que pude desprenderme de las astas del toro. Y del esfuerzo caí en tierra. Y cuando me levanté, dicen los que lo vieron, que aquello era espantoso. Pues al enderezarme se me salieron las tiras de la camisa empapadas de sangre. Y del pecho un chorro de sangre y todo estaba ensangrentado. En fin que yo traía las tripas de fuera y que ahí había quedado. Pero no”.

“¡Y no me pasó nada! Yo no sabía matar. Pero en fecha tan importante había que forzar la máquina sabiendo que en esto de los toros el mínimo error puede costar la vida. Pero hubo que hacerlo”.

“La prensa se volcó en elogios y se preguntaban si yo sería el mesías de la tauromaquia, al que desde hacia tanto tiempo estaban esperando. La crítica taurina se me había entregado desinteresadamente, y el cronista don Modesto (José de la Loma) le dio un jalón de orejas a Mosquera por burro. La prensa pedía verme en la plaza grande. Y no obstante aquel éxito Mosquera no se bajó de su mulo. Se organizó una segunda corrida en Tetuán con cuatro toros de Peñalver para mi solo y salió mejor que la primera, los aficionados salieron haciéndose lenguas y en los cafés sólo se habló de Gaona. Al fin Mosquera lo contrata para confirmar su grado de doctor en la plaza principal de Madrid el 5 de julio de aquel año, y me sacaron en hombros hasta la puerta de Alcalá. Y volví a torear el domingo siguiente en la misma plaza, mi cartel seguía para arriba, inaugura la plaza de vista alegre con bombita y machaquita de alternantes los más importantes de esa época, y en Vista Alegre todavía toree otra corrida, de todas partes llegan a ‘Ojitos’ telegramas pidiéndole fechas. Pero Saturnino dijo: ¡Aquí no se torea más este año!”.

“Me regreso a México agradecido por la acogida que recibí del público de Madrid que fue benévolo y cariñoso, de los críticos taurinos ‘don Modesto’, ‘N.N.’, ‘El Tío Campanita’ Mariano de Cavia, con el seudónimo de ‘Sobaquillo’ que ya no escribía, pero al verme torear volvió y escribió dos artículos formidables: El Cristo de Gaona y Llegar y besar el santo. Y Amado Nervo, que estaba en Madrid mandó correspondencia al imparcial llegando a decir que en los momentos difíciles Bombita palidecía y Machaquito se ponía rojo y furioso y yo permanecía impasible. Era la sangre india que no corre más aprisa porque se acerque la muerte, esa serenidad fue la que llevó a Cuauhtémoc al suplicio, para explicar gráficamente mi triunfo, dijo Gaona que fue a vender cajetas a Celaya, y las hizo valer”.

En la próxima entrega su primera temporada formal en España, el cambio de actitud de la crítica, un ultraje a la bandera española, el suicidio de María Luisa Noecker y su presentación ante la justicia.

 
asantosr38@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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