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Noviembre 2012
Edición No. 285
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fidel castro
Contracolumna

Fidel y Hank: el cacique y el caudillo

(Primera de dos partes)

José Martínez M. (*)



Después de seis meses de haber desaparecido de la escena pública y seis años después de haber dejado el poder en manos de su hermano Raúl, el mítico Fidel Castro ha sorprendido a sus críticos al salir nuevamente de su escondrijo. El comandante reapareció para desmentir las versiones de que estaba postrado a causa de un derrame cerebral “no recuerdo siquiera qué es un dolor de cabeza", dijo y calificó como "aves de mal agüero" a los que difunden "las más insólitas estupideces" sobre su salud, según un escrito divulgado en el portal oficialista Cubadebate (cubadebate.cu). A sus 86 años Fidel apareció en unas imágenes apoyándose en un bastón vistiendo camisa oscura a cuadros, pantalón deportivo y sombrero típico de campesino cubano, tejido con fibra de yarey. La noticia le dio la vuelta al mundo.

A propósito de Fidel Castro ha comenzado a circular en las librerías de Estados Unidos el ensayo “Las cartas del Armagedón”, un libro escrito por los académicos James G. Blight y Janet M. Lang donde dan cuenta del intercambio epistolar sobre la crisis cubana de los misiles. No obstante que se encuentra en el ostracismo Fidel Castro, es, y seguirá siendo noticia. Es uno de los pocos personajes del siglo XX que aún sobreviven.

La leyenda de Fidel comenzó en México a mediados de la pasada década de los cincuenta. Una historia poca conocida del legendario comandante cubano fue su relación con el profesor Carlos Hank González.

Cuando me dispuse a reeditar mi libro “Las enseñanzas del Profesor”, publicado por primera vez a finales de los noventa por editorial Océano, tres lustros después tuve oportunidad de rastrear la relación entre el líder de la revolución cubana y el también mítico profesor Hank González. Fue así que en la nueva versión de 2012 del libro “Las enseñanzas del Profesor. De Hank a Peña Nieto”, escribí:

Después de varios años de hacer méritos en la burocracia, a la edad de 28 años, Carlos Hank González ocupó su primer cargo político importante apoyado por el gobernador Salvador Sánchez Colín: la presidencia municipal de Toluca. Entonces el país era gobernador por Adolfo Ruiz Cortines, conocido como el presidente conciliador por dialogar con todos los sectores sociales y políticos del país. Eran los tiempos de la llamada guerra fría, la cual dominó la segunda mitad del siglo XX, época en la que el comunismo era visto como una amenaza para el mundo occidental.

carlos hank gonzalezCarlos Hank, quien años antes había encabezado un club de Atlacomulco que ostentaba el nombre de “La República Ideal”, se relacionó con varios estudiantes y maestros normalistas, y por intermedio de éstos conoció, en sus tiempos de alcalde, a un joven cubano un año mayor que él: Fidel Castro Ruz, quien se convertiría en el mítico comandante de la Revolución cubana.

Aquel par de jóvenes políticos se identificaron y se hicieron amigos, a tal grado que la relación entre ambos fue determinante. De esta manera, el Profesor fue uno de los primeros amigos mexicanos de Castro y de Camilo Cienfuegos, quienes siempre andaban juntos, aun antes de que el Che Guevara conociera a Fidel.

Carlos Hank fue un joven que padeció muchas carencias. Se vio obligado a salir de su natal Tianguistenco con la ayuda del alcalde su pueblo, José Palacios, quien le otorgó una beca de diez pesos mensuales para cursar la secundaria en Toluca, la capital del estado. Después, con algunas dificultades, prosiguió sus estudios en la Escuela Normal donde, a la edad de 19 años, fue electo secretario general de la Federación de Jóvenes Revolucionarios del Estado de México.

Hank se ganaba la vida como profesor mientras continuaba con sus estudios en ciencias biológicas e incursionaba en la política como líder estudiantil. En contraste, Fidel Castro provenía de una familia burguesa y había sido formado dentro de una educación elitista. Sin embargo, Fidel destacó por su activa militancia política en la universidad. Y fue en las aulas de la Universidad de La Habana donde surgió su sueño de derrocar la dictadura de Fulgencio Batista por medio de las armas.

Antes de su llegada a México y de conocer a Hank, Fidel había encabezado, el 26 de julio de 1953, el frustrado asalto al cuartel Moncada, en la provincia de Santiago. El hecho coincidió con el centenario del héroe cubano de la independencia, el poeta José Martí. Durante la refriega, más de 60 de los 135 alzados perdieron la vida, en combate o ajusticiados. El joven líder fue encarcelado después de su célebre alegato ante el tribunal, que tituló “La Historia me absolverá”. Por esos hechos, Fidel Castro fue condenado a 15 años de prisión en la Isla de Pinos, a 94 kilómetros de La Habana. Fidel Castro sólo cumplió dos de los 15 años a que fue sentenciado, merced a un indulto que lo puso en libertad en 1955.

Fidel conoció al Che Guevara en México. De hecho, la relación de Ernesto Guevara con los hermanos Fidel y Raúl Castro se dio cuando el Che emigró a México, en 1954, tras salir de Guatemala donde conoció a Ñico López cuando fue derrocado el gobierno de Jacobo Arbenz. Fue Ñico quien presentó al Che con Raúl Castro, recién llegado de La Habana a México. Raúl y Ernesto se hicieron inseparables, convivían casi todos los días. Raúl le confió al Che la historia del asalto al cuartel Moncada y lo puso al tanto de su hermano Fidel, quien pronto se vería obligado a exiliarse, pues su vida corría peligro en Cuba.

Fidel Castro llegó a México el 8 de julio de 1955. Lo hizo sin solicitar asilo político en la embajada de México, sino mediante una visa de turista. A su llegada a la ciudad de México, Fidel organizó su cuartel general en casa de María Antonia González, una cubana que era el alma grande de todos los refugiados cubanos. Allí, Raúl presentó al Che con su hermano Fidel y dio comienzo a una de las leyendas de la Revolución cubana.

Durante su estancia en México, de julio de 1955 a noviembre de 1956, Fidel Castro escuchó historias sobre los personajes de la Revolución mexicana. Uno de ellos llamó su atención: el doctor Gustavo Baz Prada, un mexiquense que en 1915, poco antes de cumplir 21 años y al triunfo del Plan de Ayala, había sido habilitado como general de brigada para ser designado, por primera vez, gobernador revolucionario del Estado de México, hasta que las fuerzas carrancistas tomaron el control de ese estado. Baz Prada tuvo que abandonar el poder y enseguida renunció a su grado de general brigadier zapatista para continuar con sus estudios de medicina. Cuatro décadas después, Gustavo Baz, durante el gobierno de Ruiz Cortines, fue postulado por el PRI como candidato a gobernador e invitó a uno de sus actos de campaña al joven Fidel Castro. (En septiembre de 1957 Gustavo Baz tomaría posesión como gobernador constitucional del Estado de México.)

Carlos Hank González, entonces alcalde de la capital mexiquense conoció en ese acto de campaña a Fidel Castro. En ese encuentro ambos congeniaron y se hicieron amigos. Comenzaron a frecuentarse y, un par de meses después, Fidel Castro solicitó su ayuda; lo puso al tanto de sus planes y le contó que en Cuba había miles de personas dispuestas a tomar las armas para derrocar al dictador Fulgencio Batista.

Hank lo apoyó con armas y municiones y, por supuesto, dinero. Asimismo, el profesor Hank le pidió a sus más allegados que, con la mayor discreción, se dieran a la tarea de buscar un lugar para el entrenamiento de los hombres de Fidel. Un lugar con cerros que se asemejara a lo que eventualmente tendrían que enfrentar en la Sierra Maestra.

(Continuará segunda y última parte).

 

FIDEL Y HANK: PASAJES DE LA REVOLUCIÓN

(Segunda y última parte)

Por José Martínez M. (*)

Durante su estancia en México Fidel Castro le pidió a Carlos Hank González un lugar para preparar a sus combatientes para la Revolución cubana.

Fidel le pidió a Hank un lugar que se asemejara a la cadena montañosa en la región suroriental de Cuba, en las provincias de Granma y Santiago. Días después Hank recibió un reporte confidencial de sus allegados. De acuerdo a las necesidades de Fidel y sus huestes sugerían un paraje en las faldas del Nevado de Toluca; como segunda opción se le ofreció a Fidel unos terrenos cercanos a Ixtapan de la Sal. Ninguno de estos parajes convenció al mítico comandante, hasta que por fin se decidió por un lugar cercano a Chalco, la Hacienda de Santa Rosa, a la que vio como el lugar ideal, pues en ese entonces la zona se encontraba alejada de la mancha urbana y estaba rodeada de cerros.

Mientras tanto, informes de la CIA reportaban a Washington y La Habana sobre los movimientos de Fidel Castro y sus hombres en territorio mexicano. Incluso el dictador Fulgencio Batista envió esbirros para asesinarlo.

Durante un buen tiempo los guerrilleros pasaron inadvertidos.

El profesor Carlos Hank mantenía una estrecha relación con Fidel y con Camilo Cienfuegos. De vez en cuando comían o cenaban en casa de Hank.

Según una anécdota (ratificada en Cuba, por el propio Jorge Hank Rhon), la noche del 27 de enero de 1956, durante una cena en la casa del Profesor, en Toluca, su esposa la señora Guadalupe Rhon comenzó a sentir los primeros dolores de parto. En casa de los Hank estaban como invitados Fidel Castro y Camilo Cienfuegos.

Jorge Hank Rhon lo contó así: “El 27 de enero de 1956 estaban cenando en la casa mi papá, Fidel Castro, creo que el Che Guevara, mi tío y dos o tres personas más. En ese momento mi mamá se fue al hospital para tenerme; ¡nací el 28 a la una de la tarde!”.

Meses después, por un hecho circunstancial, los disidentes cubanos fueron detenidos por policías preventivos de la ciudad de México, pero jamás delataron al Profesor, aun cuando fueron torturados. Algunos detalles de su detención constan en documentos provenientes del Archivo General de la Nación.

De acuerdo con los expedientes policiacos, Fidel Castro y el Che Guevara fueron detenidos cinco meses antes de que partieran en el Granma hacia la isla para iniciar su lucha armada.

Los documentos contienen la declaración inicial y una ampliación de la misma, ambas realizadas en algún lugar del Distrito Federal. Estaban en la sección Investigaciones Políticas y Sociales de la Secretaría de Gobernación, que se encuentra en el Archivo General de la Nación bajo resguardo y clasificación de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Según uno de los expedientes, Fidel Castro fue aprehendido accidentalmente por policías preventivos el 20 de junio de 1956, y fue entregado para su custodia a la Dirección Federal de Seguridad, donde se mantuvo literalmente secuestrado. Luego se supo que para dejarlo en libertad debieron intervenir varios personajes de la política mexicana, entre otros el ex presidente Lázaro Cárdenas y el propio presidente Adolfo Ruiz Cortines, así como Fernando Gutiérrez Barrios.

Casi una semana después de su detención, Fidel Castro fue presentado ante el Ministerio Público para que rindiera su declaración.

El 24 de junio fue aprehendido Ernesto Guevara, junto con otras doce personas, tras un operativo de la Federal de Seguridad en la Hacienda de Santa Rosa, en Chalco, que el profesor Hank les había facilitado a través de intermediarios.

En los expedientes del Ministerio Público Federal no aparece ningún número de folio, ni el nombre del agente ministerial, sólo una firma ilegible; tampoco se registra la ubicación de la oficina. Lo único que aparece al calce es el logotipo que identifica a la Procuraduría General de la República.

Ernesto Guevara manifestó en sus declaraciones tener más o menos año y medio de vivir en México, procedente de Guatemala, con pasaporte argentino y visa de turista.

Dijo contar con 28 años de edad y ser originario de Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, y que realizó sus estudios de médico en la Universidad de Buenos Aires, mismos que concluyó en 1953.

Aseguró haber salido de su país en ese año y haber residido en Bolivia, Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y nueve meses después haber partido a Guatemala.

En ese país se dio de alta en el ejército, bajo el mando del coronel De León, jefe de operaciones del presidente Jacobo Arbenz, quien fue derrocado un día antes de que Guevara fuera mandado al frente.

En su declaración niega ser comunista militante, pero reconoce la inquietud que le había despertado la teoría marxista, la cual consideraba que no se interpretaba exactamente en la URSS.

Acerca del Movimiento 26 de Julio en México, expuso en su declaración que a su llegada a la capital del país ingresó a la Agencia Latina de Noticias, que era mantenida extraoficialmente por el gobierno argentino, y que al mismo tiempo prestaba sus servicios en el Hospital General y en la Facultad de Medicina de la UNAM.

El Che afirmó que, un año antes, un amigo, cuyo nombre no identifica, lo llevó a la calle de José Amparán 49, donde conoció a Fidel Alejandro Castro Ruz, quien preparaba un movimiento revolucionario contra el gobierno de Fulgencio Batista, y que después le pidió de favor arrendar el rancho Santa Rosa, a 10 o 12 kilómetros al sureste de Chalco, Estado de México.

Por su parte, Fidel Castro declaró haber salido de una reunión donde se ingirió ron, y cuando caminaba tranquilamente con otros dos cubanos, unos policías preventivos capitalinos les marcaron el alto y, al darse cuenta de que estaban armados sin poder explicar las causas, fueron remitidos a la autoridad superior, que los entregó a la Dirección Federal de Seguridad.

Relató, además, que el 7 u 8 de julio de 1955 llegó como turista a la ciudad de Mérida por vía aérea y de inmediato voló al puerto de Veracruz. De allí viajó en camión al Distrito Federal, donde permaneció hasta octubre para salir a Estados Unidos a organizar clubes patrióticos de cubanos, y que regresó a México en diciembre para viajar luego a Costa Rica, cuando se le vencía la visa, y que retornó a los cuatro días con sus documentos en regla.

Manifestó que las casas de residencia de los cubanos exiliados, con 8 a 10 habitantes, estaban en Insurgentes Norte 5, en Kepler y Copérnico, en Avenida México 33, y que en el Rancho Santa Rosa había entre 15 y 20 personas.

Durante su declaración, Fidel hizo constar varias cosas: que la Revolución cubana no la estaban organizando desde México, sino que se planeaba en Cuba por miles de ciudadanos.

Insistió que él era el dirigente del Movimiento Revolucionario 26 de Julio en Cuba, Estados Unidos y México y que en ningún momento había incluido en sus planes revolucionarios atentar contra el dictador Batista. E hizo constar que Ernesto Guevara no era miembro activo de su organización, sino que únicamente actuaba en calidad de médico.

Al ampliar su declaración, Fidel Castro contó sus orígenes políticos, su formación en la que obtuvo los títulos de doctor en derecho civil, licenciado en derecho diplomático, licenciado en derecho administrativo y doctor en ciencias sociales, así como su afiliación al Partido del Pueblo Cubano, denominado allá como ortodoxo, al que perteneció desde el 22 de marzo de 1952. Precisó no tener ningún nexo con el Partido Comunista (de Cuba) ni participar de la ideología comunista.

Días después de ser liberados, los guerrilleros se dieron a la tarea de organizar su partida rumbo a Cuba. No obstante, faltaba un medio de transporte que los llevara a la isla. Por fortuna, Fidel conoció a Antonio del Conde, quien se dedicaba a la venta de armas, un negocio legal entonces en México.

Del Conde le habló de una barcaza de su propiedad, la cual Fidel no conocía físicamente. Se trataba de un viejo yate destartalado, con el motor y la quilla descompuestos. A pesar de ello, Fidel Castro le dijo: “Si usted me arregla ese barco, en ese barco me voy a Cuba”.

Así se escribió el inicio de la Revolución cubana.
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*José Martínez M., es periodista y escritor. Es Consejero de la Fundación para la Libertad de Expresión (Fundalex). Es autor del libro Carlos Slim, Los secretos del hombre más rico del mundo, y otros títulos, como Las enseñanzas del profesor. Indagación de Carlos Hank González. Lecciones de Poder, impunidad y Corrupción y La Maestra, vida y hechos del Elba Esther Gordillo.

 

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