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Noviembre 2012
Edición No. 285
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Qualli

Del camino de la honestidad, del liderazgo
y el paso de México al primer mundo

“Ves las cosas y preguntas, ¿por qué?, yo veo las cosas
que no han sido y pregunto: ¿por qué no?”
George Bernard Shaw



Reginaldo Chapa.



En estos tiempos de tanta superficialidad, frivolidad y rapidez hablar de honestidad a muchos les parecerá algo raro. Pues si, honestidad que todavía existe y liderazgo que México no tiene y el papel del compromiso para alcanzar nuevas plataformas de desempeño personal.

La honestidad debe ser un camino, una vida, una forma de ser y para tener una buena idea les cuento que en la educación hindú, las madres o abuelas relatan a los pequeños una pequeña historia: Tres hombres llegaron a las puertas del cielo y el infierno pues acababan de morir. Yama el dios de la muerte les pidió dijeran sus obras en vida para hacerse merecedores del cielo. El primero le dijo que había construido escuela, y 2 hospitales y con ello había ayudado a mucha gente. El segundo dijo que construyó templos y los adornó donde mucha gente podía rezar. Pero Yama sabía algo más, sabía que los 2 hombres habían ganado el dinero por medios deshonestos y estafando a miles de hombres y mujeres inocentes. Sus hospitales y escuelas cobraban altísimas sumas. Rezaban, pero para obtener más y más beneficios personales, la avaricia, envidia e insatisfacción llenaban su corazón. Yama los mandó al infierno.

El tercer hombre los siguió y Yama lo objetó diciendo: “A dónde vas? Aún no me has dicho qué hiciste, aún no escucho tu relato”. A lo que el pobre hombre se volvió y le dijo: -“Estos dos hombres han construido templos, hospitales y escuelas y con ello han ayudado a muchísima gente y aún así les cerraste las puertas del cielo, yo que no hice nada parecido ¿cómo voy a merecer el cielo? Durante toda mi vida la dediqué a labrar mi tierra, levantándome al amanecer. Crié a mis hijos con dificultades, pues mi parcela era pequeña y pedregosa. Nunca almacené trigo, pero mi vecino fue bondadoso y nos ayudábamos en la escasez. Señor, no tenía tiempo para recordar a Dios, ni para rezar. Tampoco sé mucho de él. Envié a mis hijos a la escuela del pueblo y les estaba yendo muy bien cuando los dejé. Es todo”.

Y Yama respondió: - Has empleado bien tu tiempo. Trabajaste duro, cumpliste con tu deber y cuidaste a tu familia, Nunca mentiste, ni engañaste, ni perjudicaste a nadie. Y aprovechaste cada oportunidad por pequeña que fuera para ser amable y ayudar al prójimo.

Y Yama lo envió al cielo. Creas o no en él, esto es honestidad, el dharma, como le llaman en India. Es el deber que todos tenemos, un deber para consigo mismos, para con la familia y con la sociedad. Una forma de ser, es aquello que aunque tengamos riquezas materiales o espirituales, sin ello, de nada sirve tenerlas.

La mejor manera de crear una cultura hacia la honestidad es practicar, experimentar la satisfacción de ser honestos. Crecí en una escuela católica y un ejercicio que recuerdo vivamente fue el que practicábamos todos los días, cerrar los ojos y mediante una visualización “sentir” la presencia de Dios dentro de nosotros. Era sólo un instante que sentíamos su presencia, su esencia. Hace 2 años, un compañero se dio a la tarea de contactarnos para volver a vernos, algunos después de 44 años sin vernos, como era mi caso. Fue una reunión extraordinaria donde compartimos anécdotas, recordamos y volvimos a sentir el espíritu que años antes sentíamos. Ya más tranquilos y estando en pequeños grupos alguien preguntó si creían que haber estado en esta escuela había tenido alguna influencia positiva en nuestras vidas. La respuesta fue unánime: todos dijeron que era lo mejor que les había sucedido, que el haber tenido la educación de valores y la disciplina rígida a que nos tenían sujetos fue el catalizador en nuestras vidas. El camino del dharma presente otra vez.

Así, aparece la educación como el ingrediente principal, el catalizador que permite la creación de valores, creencias que conforman la posibilidad de ser seres humanos de calidad.

Lo que actualmente vemos sin embargo dista mucho de ser inspirador, un país sumido en la decepción así como falta de voluntad para enderezar este país.

Hace 18 años escribí que nuestro país tenía frente a sí una oportunidad que unos pocos veían: convertirnos en un país de primer mundo, un país lleno de oportunidades, hospitales, escuelas, supercarreteras, etc. Los dirigentes de otros países lo decían: El siglo XXI es el siglo de Mèxico. ¿Y qué pasó? Una serie de asesinatos viles que a nadie convencieron en sus dictámenes, así como un país sumido en la decepción e impotencia, al ver a quienes nos gobiernan con intereses corruptos y falta de voluntad para enderezar este país crearon una apatía y desinterés en participar en la democracia. Y perdimos la oportunidad de alcanzar la prosperidad, el atraso del país es evidente.

Hago esta referencia porque México es un país que no tiene líderes y por ende, es poco lo que podemos esperar. Ciertamente líderes es lo que requiere este país, líderes verdaderos y honestos, comprometidos a crear las condiciones que mejoren y estimulen la creatividad y entusiasmo de la gente.

Pues ahora otra vez se nos presenta una gran oportunidad, una oportunidad que Japón, España, Brasil, Corea, Singapur, etc. tuvieron una sola vez en su historia y la aprovecharon, para ser naciones de primer mundo. Se requiere que nuestros dirigentes, los verdaderos líderes, sepan aquilatar esta grandiosa oportunidad, que crean la visión y sepan transmitirla. Lo dicen las empresas financieras más importantes. Por ejemplo: –“México tiene la oportunidad de elevarse a primer mundo, específicamente al 7º lugar mundial en 8 años” (Jim O`Nelly de Goldman & Sachs, 13 marzo 2012).

No está diciendo que dentro de 50 ò 100 años, no, dice que en 8 años podemos estar a niveles de los primeros diez. El camino de la prosperidad tiene algo de mágico. Siempre avanza de derecha a izquierda de país en país. La forma en que ésta se presenta en los paóises es algo fascinante, si se fijan siempre avanza de derecha a izquierda. Los primeros indicios de la prosperidad llegaron con la industrialización en Europa concretamente en Alemania en el siglo XVIII, sus productos eran los mejores, su calidad los hacía incomparables, luego continuó al resto de Europa, excepto España, Portugal, Rumania y los países que después estarían bajo el régimen comunista.

La prosperidad llegó a E.U. a principios del siglo XX, pero México no estaba preparado aún. Y ésta continuó a la izquierda, a Japón a mediados del siglo XX. En esta época España vio que la oportunidad se le escapaba y gracias a sus líderes reformó su política y abrió sus brazos a la democracia, sorprendiendo al mundo. Y obtuvo su paso a la prosperidad.

Después de Japón se extendió a los países vecinos que vieron la oportunidad, mejoraron su educación, reformaron sus leyes, la infraestructura de todos sus aspectos para con ello lograr lo que todo político del mundo procura: elevar el nivel de vida de sus conciudadanos.

En los años 60`s China se da cuenta de la oportunidad que tenía frente a sí y despliega reformas para abrir su nación a la mejora, a la prosperidad y el progreso.

Ahora Brasil entra al escenario mundial y oh sorpresa, con un dirigente que sin tener la preparación y conocimientos sorprendió al mundo al lograr reformas esenciales para dar paso a la prosperidad. Ese es el verdadero liderazgo, el que con convicción personal muestra la visión y los beneficios que lograremos si seguimos el camino trazado por ellos y con ello, el compromiso de todos.

México tiene la gran oportunidad de dar ese gran salto hoy. Pero ¿Tendremos la capacidad de cambiar en todos los aspectos necesarios, tales como cultural, económica, educativa, fiscal, moral y de honestidad, etc. para crecer?, ¿tendremos los líderes que nos inspiren, muestren el camino y convenzan de emprender los cambios necesarios? Y más importante, ¿tendremos la apertura y actitud personal de aceptar el cambio y entusiasmarnos, sabiendo los beneficios que obtendremos?.

El esfuerzo es grande, pero los beneficios serán mayores. Un país justo y fuerte, capaz de llenar las expectativas de sus ciudadanos. Un país donde todo ciudadano tenga acceso a un hospital cerca de su casa y servicio médico de primera, a ejercer su religión sin miedo, donde los niños puedan jugar en parques de primer mundo, donde puedas vivir con los satisfactores necesarios, donde las escuelas cuenten con las mejores técnicas de enseñanza y los padres de familia participen en su administración y toma de decisiones, donde contemos con sistemas modernos de auditorías y análisis de gastos del gobierno y los dirigentes y políticos sean encarcelados al mentir o hacer actividades fraudulentas. Un país que nos inspire a dar lo mejor de cada uno. Eso es lo que queremos. Urgen líderes para aprovechar esta gran oportunidad.

 

regichapa@gmail.com

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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