Intervenciones culturales
en el terreno de los hechos



José Luis Carrillo Hernández.

La moda en cultura es hablar de intervenciones culturales en los sectores populares y marginales de las ciudades. Para hablar de ello se han organizado seminarios, conferencias, pláticas y declaraciones sobre el tema, y sobre la experiencia de Medellín, Colombia, ciudad que llegó a tener los más altos índices de violencia de América y que está intentado recuperar las calles, barrios y espacios públicos para el disfrute y la convivencia ciudadana.

Este intento se ha hecho con la intervención de los artistas y la cultura, con el apoyo y financiamiento del gobierno local, una policía confiable y efectiva, además generando toda una infraestructura educativa-cultural, con una gran inversión en la construcción de grandes parques-bibliotecas, y un decidido apoyo a los proyectos culturales de su creadores.

Para tal fin, la dirección de los espacios públicos y las políticas culturales están en manos de los artistas, además cuentan con el apoyo y simpatía de empresarios y de la televisión cultural. Medellín tiene dos canales culturales públicos. Con estas acciones Medellín dejó de ser la ciudad más violenta del mundo, como lo fue en la época del famoso y poderoso narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. En el 2008 llegó a tener una percepción de la seguridad de un 72% entre sus ciudadanos; sin embargo en el 2010 fue de un 43% y para este año es del 54%.

En contraste a ésto, en Coahuila no opera un sólo canal público de televisión cultural, mucho menos en alguna de sus ciudades, la infraestructura de esparcimiento, educativa y cultural es mínima y en malas condiciones. El financiamiento es muy pobre, la Iniciativa Privada está privada de iniciativa, las policías son desconfiables, y la mayoría de los políticos y muchos burócratas mantienen una actitud contraria al servicio público, son incapaces y deshonestos.

Los creadores y artistas de la entidad están fuera de foco, nadie los ve, la visión de los burócratas, de quienes dispuso la Secretaria de Cultura para este efecto, es muy corta y borrosa, ajenos a Coahuila, tal parece que desprecian lo nuestro, le apuestan a lo externo, a lo pomposo y preciosista, y en contraste han presentado propuestas morbosas de un dudoso arte contemporáneo.

Opuesta a esta lamentable situación, está la actitud del gobernador Rubén Moreira quien mostró su disposición al diálogo, ya que siendo candidato al gobierno de Coahuila conoció del sainete de los artistas indignados en el Congreso, y que con apoyo de los diputados panistas presentaron su propuesta de Ley de Cultura, finalmente se reunió con ellos, eso es bueno, pero lo demás y los demás, ¿no existen?

Al contrario de lo que debiera ser, los artistas y creadores locales han desaparecido de las galerías, espacios y escenarios públicos, tal vez menos posible será verlos trabajar en las comunidades y barriadas de nuestros centros urbanos que requieren de esa urgente intervención cultural, ahí donde la cultura de la televisión, con su redentora social la señorita Laura Bozzo, manipulan y explotan las conductas, la ignorancia y la miseria de muchísima gente, exhibiéndolas con sus conflictos, vicios y pasiones, ahí, en esas esquinas donde se dan cita los jóvenes ninis, para beber cerveza o inhalar solventes, por esas calles sucias por donde los niños de paso para la escuela ven el futuro que les espera.

Esta nueva burocracia seguramente desconocida por el gobernador, y que son en la realidad el contacto de su gobierno con la ciudadanía, desestima seriamente el trabajo cultural de los coahuilenses y lastima seriamente la relación de este sector con su gobierno.

La titular de la Secretaría de Cultura lic. Ana Sofía García Camil, mujer inteligente y sensible parece no darse cuenta de esta disfunción, pero si de la falta de presencia del arte local en los festivales y anuncia en un medio local que convocarán públicamente a los creadores locales a presentar sus propuestas.

No dio más datos, aún no hay convocatoria, sólo una declaración pública, esperemos que ésta sea una convocatoria amplia e incluyente, que plantee espacios para todos y no sólo para los cercanos a la burocracia cultural, y sólo en festivales. La Secretaría de Cultura sólo a dialogado con un pequeño sector demasiado politizado y pequeño, sin embargo existen otros círculos estéticos y gran cantidad de creadores que permanecen al margen, que no participan o no se acercan por la profunda desconfianza que se tiene a quienes ejercen la función pública, quien sea, los antecedentes no recomiendan a nadie, aun a los más confiables.

Además a un año de inicio de gestión, no se han tendido esos puentes y canales de comunicación en forma adecuada, para lograr una verdadera conexión entre institución-creadores-comunidad, ésta es la tarea pendiente, el diálogo, la convocatoria incluyente que conecte a estas tres entidades en un círculo virtuoso, donde las manifestaciones del arte y cultura en la comunidad dejen de ser actos propagandísticos, con un discurso que ya se antoja vano y comiencen a aterrizar en el terreno de los hechos.