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Noviembre 2012
Edición No. 285
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Traductor político



Eloy Dewey Castilla.


En la política se juega mucho con el lenguaje para no decir las cosas tal y como son.

Para dar a conocer algo que es muy grave, suavizan las palabras para no crear alarma. Para elevar la importancia de algo que no lo tiene. Para evadir un tema espinoso.

También para expresar de manera diferente un problema, usan otra palabra más suave que abarque lo que quiere decirse.

Es un lenguaje político que necesita un traductor para entender lo que quieren decir. Para descifrar sus claves y alcances.

Como ejemplo, tomemos la palabra “complicado”.


La seguridad está “complicada”, las finanzas están “complicadas”, la política está “complicada”.

Complicado significa de difícil comprensión o de entender o de solucionar, enmarañado o complejo.
Adjetivo que es lo contrario a simple o sencillo.

Cualquier asunto “complicado” denota que hay un alejamiento de lo que debería ser. Un problema o una situación, algo que por su tamaño no está ayudando a que las cosas avancen con normalidad.

Cuando se hace una correcta evaluación de algo “complicado” no necesariamente la solución tiene que ser grande, más bien su manejo es a la inversa; es una decisión sencilla pero de efectos poderosos.

La forma más sencilla de darse cuenta si la decisión es la correcta, es analizando y observando que las cosas van cambiando para bien, hacia una mejora, hacia lo que debería ser. Si no es así, la decisión fue equivocada y lo “complicado” seguirá estando presente.

Esto no quiere decir que lo “complicado” se puede resolver rápidamente. Una vez tomada la decisión, las cosas empiezan a alinearse si la decisión fue la correcta, pero sin lugar a dudas, llevará tiempo salir del estado “complicado”.

Es como recuperar la solvencia de un compañía, es un proceso que requiere mucha disciplina presupuestal y su recuperación es paulatina y cuesta arriba.

Cada uno de nosotros quisiéramos conocer los detalles de un asunto “complicado”, pero sólo los que lo padecen y son responsables lo saben y buscan afanosamente su solución.

En ocasiones y acertadamente analizan el pasado para observar lo que se cambió y no dio resultado para revertir la decisión y hacer que las cosas vuelvan a su estado en que estaban y funcionaban normalmente. Es decir cuando las cosas no estaban “complicadas”.

También se analiza si una persona entró recientemente a alterar -para mal- el estado de las cosas, para removerlo de su puesto de forma inmediata.

Otras veces, se observa si hubo decisiones arbitrarias para reconocerlas y eliminarlas.

Así de sencillo se pasa de un asunto “complicado” a uno que no lo está.

Lo que si se quisiera, es que no pasará tanto tiempo entre tener un asunto “complicado” y que quede resuelto, porque se crea incertidumbre, los sucesos desagradables siguen y siguen y las malas noticias no se acaban.

Por eso necesitamos un traductor político que nos dé luz de lo que está pasando en el interior de la política. No chismes ni rumores, si no la verdad tal como es.

 
Eloy.Dewey@hotmail.com
@eloydeweyc
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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