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Octubre 2012
Edición No. 284
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Estado de emergencia

Jorge Arturo Estrada García.

La clase política de Coahuila, ha colapsado. No hay liderazgos sólidos actualmente. Los sectores sociales están disminuidos, la población está polarizada e irritada. El gobierno estatal y los ciudadanos están divorciados. La desconfianza y la incertidumbre imperan. Los partidos y sus integrantes están desprestigiados. Los funcionarios públicos están desgastados y desacreditados.

Muchas instituciones estatales ya son inoperantes. Coahuila está inmerso en un estado de emergencia. Hay crisis de seguridad y financiera. Y se ha avanzado muy poco en reconstruirlas. Los tres poderes dejaron de funcionar prácticamente. Además de parálisis hay desconcierto, incapacidad y desinterés.

Pareciera que el gobernador Rubén Moreira se ha quedado muy solo para hacer frente a las complicadas situaciones que vive Coahuila. Salvo la bronca María Esther Monsiváis, y el parsimonio- so Ismael Ramos, los demás miembros del gabinete y los alcaldes parecen ansiosos por abandonar el barco. Ellos se esfuerzan más para colocarse y hacer amarres en la escena nacional que en cumplir con las encomiendas.

El gobernador está solo. Sus colaboradores casi sin excepción son incompetentes o indiferentes a la gravedad de los escenarios actuales. Y salvo contadas excepciones, no se la están jugando con él.

El colapso de Humberto Moreira, en medio de escándalos mediáticos, de corrupción y judiciales, liquidó al moreirismo como bloque. De esta forma, el poderío del grupo dominante se ha reducido considerablemente. Las nuevas circunstancias, las divisiones internas, las traiciones, la poca habilidad de muchos de sus integrantes y las ambiciones personales, son sólo algunas de las causas.

La fuerza del moreismo en Coahuila fue enorme: aplastó a la oposición, dividió a los empresarios y a sus agrupaciones, marginó a los grupos políticos, echó de la vida pública a los ciudadanos y creó una nueva clase política plagada de advenedizos, corruptos, incapaces y desleales. Sus abusos dañaron gravemente la vida de los coahuilenses por decenas de años.

Hasta el PRI de Coahuila está ya fragmentado. Los demás partidos están pulverizados. La clase empresarial perdió liderazgos y ascendencia social.

Para completar el panorama, no hay liderazgos regionales fuertes ni prestigiados. Tampoco locales. La camada de alcaldes que heredó el nuevo gobernador, está integrada por personajes incompetentes y frívolos, en su mayor parte. Ellos poco aportan en las soluciones, y sólo dan problemas. Se la pasan derrochando recursos en promoverse mediáticamente.

Los mejores ejemplos de esto son: Jericó Abramo Masso, Eduardo Olmos y Ramón Oceguera. Estos alcaldes, además de ser daños colaterales en el nefasto legado de Humberto Moreira. Sus administraciones han sido incapaces de cuidar a los ciudadanos y sus patrimonios. En 1000 días de gestión no han podido contar con policías certificados, confiables y suficientes para patrullar.

Así, vemos cómo funcionarios y alcaldes ya buscan la candidatura al Palacio Rosa, sin recato alguno. Los magistrados y jueces no se han certificado. Los diputados y funcionarios no se salen de sus zonas de confort.

Rubén Moreira trata de explicar su visión de las cosas. Una y otra vez, sus mensajes no son atendidos, ni bien comunicados. El gobernador reclama comprensión y respaldo. Y nadie da un paso al frente. Pareciera que todos contemplan con satisfacción cómo se debilita.

Hay un nuevo sol en el horizonte priísta. A la clase política coahuilense completa, le gusta la debilidad del gobernador, y dedican sus esfuerzos para engancharse en la escena nacional. Él dejó de ser el gran elector y el hacedor de carreras políticas en el PRI.

Lo malo de este escenario, es que todos los coahuilenses quedamos atrapados.

La violencia se instala en todos los rincones de la entidad. La delincuencia del fuero común devora barrios, colonias y sectores completos sin que las policías locales y sus incompetentes alcaldes lo arreglen.

La escasez de recursos mantiene a Coahuila sin obra pública nueva y a decenas de obras, que inició Humberto, detenidas. La mayor parte de los ayuntamientos están endeudados e insolventes.

Los problemas y escándalos de Coahuila, han tenido resonancia internacional. La mega deuda, los asesinatos, levantones, ejecuciones y balaceras y hasta la mega fuga han trascendido fronteras.

La entidad ha sido colocada en la “lista negra” del departamento de Estado de los Estados Unidos. Las empresas internacionales ya nos miran con recelo para invertir. En La Laguna ya no aguantan el deterioro en su calidad de vida y la escasez de nuevos empleos.

Luego de 10 meses de gobierno, Rubén Moreira ha presenciado cómo su gobierno no avanza. Está claro que él no puede hacerlo todo. Pero, sí está en sus manos exigir resultados concretos. Hasta el momento, su gestión ha sido meramente enunciativa.

El mejor ejemplo de la inoperancia del gobierno es la mega fuga del penal de Piedras Negras. Los celadores eran sólo 12 o 18, cuando se requerían al menos 60. Además, no estaban certificados, las cámaras no funcionaban desde hace años, los reos gobernaban el Cereso, la fuga se dio por la entrada principal, había un túnel, desde hace meses, por el que entraban y salían personas y cosas.

Esta mega fuga puso en riesgo a cientos de miles de coahuilenses. Los reos se integraron a las filas de la delincuencia, y se han producido enfrentamientos armados en muchos puntos de la entidad. El responsable de los penales, Jorge Luis Morán, sigue en su cargo, pese al reporte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, y aunque tuvo muchos meses no ha mejorado las condiciones de los Ceresos. Está claro que Rubén no puede estar en todas partes, pero sí puede castigar a los irresponsables e ineficientes.

Así como el gobernador está tratando de mejorar el marco legal, así debería realizar una reestructuración de las dependencias. Estas ya no operan adecuadamente y sólo cuando estallan las crisis se percatan de los problemas.

La publicidad tampoco es una varita mágica. Repetir incesantemente un puñado de logros, acciones y obras, no va a mejorar las percepciones. La mala publicidad es contraproducente y hasta dañina.

Se requiere restaurar la confianza, reconstruir vínculos con todos los sectores de la sociedad. Enviar mensajes claros y precisos, que lleguen sin distorsiones. Hay que pensar más en la siguiente generación y no sólo en la siguiente elección. Hay que aprender rápido, por el bien de Coahuila. El resto del país y del mundo sí progresa, no todos están agobiados por una mega deuda.

Un golpe de timón es cada vez más urgente para la nueva administración estatal. Si no se hace el desgaste se irá acelerando.

 
jjjeee_04@yahoo.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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