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Octubre 2012
Edición No. 284
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Mineros de Coahuila se tatúan sus iniciales para ser
identificados en caso de morir en los yacimientos


Redacción / Revista digital Sin embargo.

Mientras los empresarios del carbón en Coahuila perciben ganancias millonarias, los empleados que trabajan en sus minas lo hacen bajo condiciones insalubres, en galerías inundadas, carentes de tecnología y con pésimos salarios, con el único fin de llevar comida a sus hogares, muchas veces a costa de su vida.

Dminerose acuerdo con Unimedios, sabiendo que en cualquier momento puede ocurrir un derrumbe o una explosión, los mineros han optado por tatuarse la inicial de su nombre o el número de seguro social para ser identificados por familiares en caso de morir al interior de los yacimientos.

Uno de estos casos es el de Eliseo Delgadillo, quien arriesga su vida por menos de 200 pesos y tiene tatuada en su mano izquierda la inicial de su nombre en color verde.

Su sentir es como el de todos sus compañeros: “Las esposas de uno saben bien el riesgo que tenemos, todos los días nos dan su bendición y nosotros les deseamos el bien, pero casi todo carbonero se ponen su número de cédula, lo que ellos quieran, para en caso de una tragedia la familia pueda identificarnos”.

A las 7 de la mañana inicia su jornada de hasta más de nueve horas, toma su casco que apenas lo protege y baja al interior oscuro y tenebroso de la mina por medio de un tambo amarrado a una cuerda.

El calor en el pozo es sofocante, registra una temperatura de 30 grados centígrados o más, y para poder ingresar es necesario que se mida el nivel del gas metano.

Muchas de estas minas ni siquiera cuentan con permisos para operar en los pozos ni con las más mínimas medidas de seguridad, pero sus dueños se aprovechan del hambre y la pobreza de los coahuilenses para que trabajen así.

Unimedios señala que la actual legislación, la burocracia y la entrega de concesiones a empresarios que han monopolizado el mercado del carbón, han impedido que se mejoren las condiciones de vida de un minero y sus familias; sin embargo, la extracción de minerales continúa siendo un gran negocio.

Mientras aumentan las ganancias, cientos de mineros están en riesgo latente de morir en sus lugares de trabajo.

El recuento de obreros en Coahuila que fallecieron por omisión de los patrones alcanza en el último siglo 1,403, considerando sólo aquellas cuya causa fue una explosión por la acumulación de gas grisú, lo que equivale a 12 muertes por año en la actividad minera, pero al hablar de inundaciones y derrumbes, cifra de las que ningún historiador tiene registro, el número de decesos se multiplica.

 

www.sinembargo.com.mx

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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