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Octubre 2012
Edición No. 284
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eduardo olmos Torreón: Zona Cero


Manuel Padilla Muñoz.


El pasado 3 de septiembre, la asociación civil “Participación Ciudadana 29” -un grupo de mujeres similar al panista “Mujeres por Torreón” que “tumbó”, en su tiempo, al alcalde Mariano López Mercado, que el pueblo llamó “prófugas del metate”, iniciando la alternancia en el poder municipal- realizó una protesta contra el alcalde de Torreón, Eduardo Olmos Castro, en la Plaza de Armas, frente al edificio de la Presidencia Municipal, en pleno corazón de la ciudad, para interpelar a las autoridades municipales por su mal desempeño.

El resultado fue un enfrentamiento con un grupo de priistas encabezados por porros al servicio del alcalde. Vea nada más las fichitas de los mismos: Enrique Sarmiento, dirigente de colonias colosistas, ex regidor y ex diputado local; los hermanos Pérez Valenzuela, uno ex regidor y el otro ex diputado local y Abundio (“Ratabundio”) Ramírez, ex diputado federal, quien obtuvo millones de pesos de parte del gobierno del estado para sepultar en Coahuila al PRD cuando fue su dirigente estatal. Estas tres últimas lacras ahora prominentes priistas.

En ese evento masivo se declaró a Torreón como Zona Cero: Cero seguridad, cero obras, cero transparencia y ahora a raíz de la represión absurda que se comenta, cero libertad de reunión y cero libertad de expresión.

Las autoridades municipales, desde el alcalde y su jefe policiaco no tienen la capacidad para brindarnos seguridad a nuestras personas, nuestras familias y nuestros bienes. El pavimento está destrozado en toda la ciudad. El alumbrado público en condiciones deplorables como nunca en la historia del municipio. Plazas y jardines citadinos en el total abandono. Obras pocas y de éstas caras e inútiles, como la ciclopista de 20 millones de pesos que nadie utiliza y la mal llamada Plaza Mayor y el nuevo edificio de la presidencia municipal que de un costo original de 200 millones de pesos va a terminar en 600 millones.

La voz popular llama a nuestra ciudad “Torreón Zona Cero”, pues consideran miles y miles que en la ciudad hay cero seguridad, cero transparencia, cero pavimento, cero alumbrado, cero obras municipales, cero limpieza, cero agua, cero rendición de cuentas, además de que es la calificación que se le otorga a la administración del alcalde, Eduardo Olmos.

EXIGIMOS al “director” de Seguridad Pública de Torreón, Adelaido (así se llama) Flores, la solución a la queja presentada por nuestro compañero periodista Carlos Padilla Muñoz contra los agentes de esa corporación que lo detuvieron, lo amagaron con sus armas de grueso calibre, lo vejaron, “revisaron” su camioneta de donde se llevaron documentos y dinero en efectivo. Los dos agentes policíacos actuaron de incógnito, cubiertos con máscaras. Por lo que sabemos, solamente payasos y luchadores las utilizan.

El día que nos recibió Adelaido en su oficina para escuchar la queja y le dije lo anterior intentó detenerme. Callé porque estaba en su oficina, en sus terrenos. Y en ese lugar, Adelaido es cruel. Pero, insisto y ratifico: enmascarados, solamente los payasos y luchadores. A ver si me demanda como dijo. Que sea todo por medio de la ley porque ya sabemos como se las gasta con sus escoltas.

Esto no es más que un requisito porque también sabemos que a sus “muchachitos” les brinda impunidad para seguir delinquiendo enmascarados y violando los derechos humanos. Los torreonenses sabemos lo anterior y por eso muchos no presentan queja alguna pues saben que no habrá siquiera investigación, menos castigo.

En Torreón estamos no solamente a merced del crimen organizado sino también en manos de los policías municipales enmascarados y extorsionadores de ciudadanos. Plaga más grave que las de Egipto.

El lunes primero de octubre, a las 16:00 horas, mientras revisábamos esta colaboración, tomamos un ligero descanso en la puerta de nuestra oficina, ubicada en calle Ramón Corona 36 sur, frente a la Plaza Mayor. En esos momentos, a unos metros, la patrulla de la policía preventiva 35933 detuvo a un taxista. Un enmascarado que portaba uniforme de la policía dialogó con el taxista quien le mostró algunos documentos. El enmascarado abrió el cofre del vehículo y tomó algunos datos.

Así estuvieron durante varios minutos. Nunca hablé, me limité a ver lo que sucedía. No sé a qué acuerdo llegaron con el taxista pero siguió su marcha. La patrulla avanzó unos metros y se paró frente a mí. La conductora, una mujer, furibunda me preguntó qué miraba. Le dije que la vista era muy natural. Más furiosa, bajó del vehículo y me dijo que si no sabía que me podía detener. Le pregunté que cuál sería el motivo de mi detención si no había cometido ni un delito ni una falta al bando de policía y buen gobierno. Me respondió que podía hacerlo porque mostraba yo una “actitud negativa” (sic. y re sic.).

El enmascarado me preguntó si el auto que estaba ahí era mío a lo que respondí afirmativamente. Me ordenó que lo abriera para que le mostrara una identificación. Le respondí que lo hiciera él. Siguieron insultándome y amenazando con detenerme. Como ya conozco ese truco de provocarte para que les respondas y luego fincarte todas las faltas del bando de policía, seguí callado hasta que se fueron.

Es esa la prepotencia y el abuso de autoridad de quien de pronto puede verse sorprendido al cometer un delito. Estoy seguro que esa mujer y ese enmascarado, sin uniforme no son nada. Pero con el uniforme de la autoridad, se transforman y se sienten dueños de la ciudad, de vidas y destinos de ciudadanos pacíficos.

Es tan bajo su nivel intelectual que les dan un poquito de poder y se sienten señores de horca y cuchillo. Por eso bien dice José Ingenieros que el hombre mediocre es sumamente peligroso. Sé, de antemano que no todos los policías preventivos son como estos barbajanes porque conozco a muchos, pero si hay varios como estos ejemplares que les dan esa mala fama a los policías de que los ciudadanos les tienen más miedo a ellos que a los delincuentes.

Por favor. No venga a Torreón, estamos en manos de un estado militar vestidos de policías donde los derechos humanos les son letra muerta; creen erróneamente que sólo vale su uniforme, su placa, su arma de grueso calibre y su máscara.

Y HABLANDO DE LADRONES ya “salió el peine” y tenía que ser como miles de laguneros lo suponían pero nuestros funcionarios munici-pales no lo aceptaban. El robo de cable de cobre al municipio llega a los 40 millones de pesos.

Este mes, la Contraloría Municipal anunció que presentaría denuncia formal contra cuatro empleados municipales como presuntos responsables de ese delito. El mismo se ha cometido desde hace tres años, es decir, desde el inicio de la administración de Eduardo Olmos Castro y resulta más que sospechoso que hasta ahora los altos funcionarios se den cuenta de ello, y no porque la Contraloría Municipal de Lauro Villarreal sea muy competente sino que todo indica que se debe a que no se pusieron de acuerdo todos los funcionarios municipales involu- crados en el reparto del botín.

Queda por resolver lo de los terrenos adquiridos para la Gran Plaza, los dineros que se recaudan en la Unidad Depor- tiva Torreón, lo del estacio- namiento de la Alianza, lo de los baños públicos de la Plaza de Armas y varios más que de momento escapan a nuestra memoria.

En tiempos de las bárbaras naciones/ de la cruz se colgaban a los ladrones/ Ahora que estamos en tiempos de las luces/ del pecho del ladrón, cuelgan las cruces.

 
correspondencialag@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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