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Septiembre 2012
Edición No. 283
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Infundada la anulación de la elección


Juan Antonio Estrada Soto.

Este 30 de agosto de 2012 será representativo para las izquierdas en nuestro país, ya que el dictamen del TEPJF (Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación) en voz de todos y cada uno de sus magistrados, declararon infundado el recurso de nulidad de la elección presidencial del pasado 1 de julio que presentaron en contra de la coalición del PRI-VERDE para la Presidencia de la República.

La discusión del dictamen entre los siete magistrados dejó en claro varias cosas, ya que se abordaron los grandes temas de esta impugnación que tenían que ver con lo que en su óptica fue lo que llevó a Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República.

Entre estos temas se tocaron los referentes a la participación de los medios de comunicación, lo de las tarjetas tanto de Soriana como de Monex, las encuestas y los topes de campaña.

En todos y cada uno se dieron puntual respuesta a las pruebas que presentaron los partidos políticos que formaron la Coalición del Frente Progresista, por ejemplo en cuanto a las tarjetas de Soriana, se mencionó en la mayoría de los magistrados que lo único que se determinó es que efectivamente existían las tarjetas pero que no se pudo comprobar que se utilizaron para la compra de votos a favor de Peña Nieto y el PRI.

Lo mismo con las tarjetas del banco Monex, y se dejó en claro que estas tarjetas fueron únicamente para su utilización en manejos internos del partido a través de sus operadores políticos en el transcurso de la elección presidencial, aunado a ésto dejaron muy mal parados a los notarios públicos que tomaron parte de estos actos fedatarios, y que los quisieron hacer ver como que tenían una fuerza jurídica tal que se daba como prueba plena, sin embargo los magistrados sobre todo Flavio Galván, puso en claro que estos actos tenían muchas deficiencias que pusieron en entre dicho las pruebas que presentaron.

En cuanto a lo esgrimido en función de la inequidad en radio y televisión, se manifestó que no hubo tal, ya que quien se encargó de regular estos tiempos era el Instituto Federal Electoral y que las reglas en este sentido no permitían que se tuvieran diferencias que determinaran más tiempos en estos medios de comunicación que a los que tenían derecho de acuerdo a esta reglamentación.

Así los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, dieron al traste con todos y cada uno de los argumentos que AMLO, Ricardo Monreal y compañía presentaron para tratar de anular las elecciones federales del pasado julio.

Hay varias lecciones en este dictamen, empezando porque desnudaron a los defensores del voto de la coalición del Frente Progresista encabezados por Ricardo Monreal, ex gobernador de Zacatecas, abogado de profesión y con un doctorado, quien mostró lo poco que sabe de leyes electorales y la pobreza jurídica de sus argumentos, porque sabían cuál sería el desenlace de este capítulo, ya que la discusión en este alto tribunal dejó muy en claro que las pruebas aportadas no tenían sustento jurídico y menos eran suficientes para poder acreditar sus dichos en la demanda de nulidad, y echar por tierra lo que la mayoría de los ciudadanos determinaron al momento de emitir su sufragio, dejando muy mal parados a los partidos políticos que los acompañaron en la elección y en su aventura en este órgano jurisdiccional de la Suprema Corte de la Nación.

En cuanto a AMLO ya lo escuchamos y sigue terco en una aventura que ya tuvo un final que era obvio no le iba a favorecer, como quedó asentado y dicho el día 30 de agosto, por cierto fecha que recordará por mucho tiempo ya que es la segunda vez que lo mandan con cajas destempladas los encargados de calificar esta elección presidencial, y no le queda más remedio que seguir rumiando su coraje y maquinando como podrá sobrevivir en la política en los años por venir, ya tal parece que ésta fue la última que le pasan tanto el PRD y el PT, amén de que los personajes como Marcelo Ebrard o Miguel Mancera, reclamarán lo que en su óptica política les corresponde, haciendo a un lado las gentes que ya vieron pasar sus mejores tiempos dentro de las izquierdas de nuestro país.

Por último, los ciudadanos que tenían dudas de cómo los magistrados enfrentarían este desafío, se van a quedar tranquilos, ya que tanto ellos como los consejeros del IFE y sobre todo los ciudadanos que tuvieron a su cargo vigilar que este proceso electoral cumpliera con las expectativas que nuestra incipiente democracia requería, así que amigo lector, la democracia mexicana se encuentra en buenas manos, no cree usted?

 
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