Torreón, contenedor gigante


José María Mena Rentería.

Si una ciudad limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia, ésa no es Torreón, convertida en contenedor gigante de basura como la acumulada de tiempo atrás en la vía pública del primer cuadro citadino, si se ejemplifica tan triste y lamentable situación.

Usted, amable lector, puede constatarla con tan solo deambular por el poniente de avenidas como la Juárez o Hidalgo, de calle Múzquiz a la Blanco, donde instalado parece el concurso consistente el alcanzar el triunfo a lograr arrojando la mayor cantidad de basura en la vía pública, “tarea” a cargo de “concursantes” que lejos de querer a su ciudad, la odian.

Eso por un parte. Por la otra, han estado “autoridades” municipales incapaces hasta de pagar en tiempo y fecha el costo del servicio de recolección de basura, concesionado a directivos de empresa hartos de ser considerados “burros norieros” a los que se “abona” mientras las “autoridades” se han pasado por “el arco del triunfo” todo lo pactado con temerarios proveedores.
En tan devastado campo el cinismo oficial ha sido ilimitado, igual que, por dicha parte, las patrañas vertidas en el pasado reciente en torno al “rescate” del primer cuadro de Torreón, uno de cuyos edificios, sede local que fuera del Banco de México, utilizado ha sido para juergas mientras la problemática citadina, irresuelta, continúa.

Por otra parte, está la “boca de lobo” en que convertidos están los pasos deprimidos del sistema vial Alianza, carentes de iluminación y “tierra de nadie” donde muy pocos osan circular por temor a recibir “atenciones” como las “dispensadas” por los que no se andan por las ramas para agredir.

En Torreón -dada la inacción oficial- todo puede suceder, como el hecho de que inundados casi, con aguas negras, “vivan” los vecinos del poblado del ejido “El Tajito”, parte de la mancha urbana de Torreón, y hoy por hoy, caldo de cultivo de infecciones y dolencias de alto riesgo para la salud.

Basura en la vía pública del primer cuadro; un sistema Vial Alianza de alto riesgo -por oscuro y abandonado- y el caserío de “El Tajito”, con su gente, convertido en ciénega putrefacta, establecen, sin duda, que Torreón es un contenedor gigante.