publicación Online
 
 
  ir a pagina principal regresar     
Diciembre 2013
Edición No. 298
ir a ediciones anteriores  

arteUn segundo año de cultura ¿y qué?




José Luis Carrillo Hernández.

Qué parámetros debemos usar los ciudadanos para darnos cuenta de los beneficios que un gobierno aporta a la población en materia cultural, en medida de que ésta es manejada con criterios más festivos que formativos, desvinculándola de las etapas formativas del individuo con poco sentido social y fuera de la realidad de los públicos a los que pretende cautivar.

Cada fin de año en la casa como en la escuela se nos han enseñado a hacer una evaluación, así también escuchamos los informes y evaluaciones que los gobernantes hacen de sí mismos y su administración. A los ciudadanos nos recetan sendas piezas de oratoria, sofisticadas y grandilocuentes con tonos de emoción y contenido social, escuchamos un listado de acciones de grandes eventos cuyo destinatario ha sido y seguirá siendo el pueblo orgulloso que recibe los beneficios de sus gobernantes y benefactores… pero, ¿es así como la ciudadanía recibe y acepta el mensaje, sin cuestionar nada?

Quizá un alto porcentaje de la población desconoce en gran medida de las acciones que en materia de cultura realiza el gobierno, mucho más difícil le resulta ser beneficiario del mismo, pues es grande el universo de individuos a atender es toda la población del estado, sin embargo los presupuestos para cultura cada año se ven reducidos y consumidos por una obesa burocracia que va engordando cada periodo gubernamental, con los hermanos, los primos, los tíos, los compadres, los cuates del pasado director, aun aquellos que en privado y en las redes sociales han criticado y combatido al moreirismo del que han sido sus beneficiarios, como es el caso de algunos directores de museo entre otros, más a éstos hay que agregar todos los funcionarios y colaboradores de nuevo cuño, los oriundos y foráneos, un verdadero ejército que llega a la nómina para quedarse.

Otra fuente de recurso financiero que ejerce la Secretaría de Cultura y que vemos gastar, en su gran mayoría son recursos etiquetados desde la Cámara de Diputados para realizar proyectos de infraestructura, además de los grandes eventos de refinado arte y festivales anuales, que consumen la totalidad del presupuesto, así el pago de las grandes figuras del medio artístico, se lleva gran tajada del pastel, ¡muy bien!, vienen hacen su chamba, cobran y se van. ¡Se expone obra plástica de algún famoso como Cuevas o Botero! Se paga una buena renta al autor o dueño de los derechos, se pagan altísimos seguros, se paga la curaduría o intermediarios, más publicidad y gastos de operación o producción que son muy excesivos, así otra gran rebanada del pastel se esfuma en unas cuantas manos.

Los beneficios de acción cultural del estado son más económicos y favorece sólo a unos cuantos y no a la población, ni siquiera a públicos obligados a asistir o bien casuales, que se topan con unas inmensas formas escultóricas, desfiguradas, de impresionante tamaño que nada dicen a la gente común, mas sin embargo entran a la estadística de beneficiados de la cultura si saberlo y tan siquiera haberse cuestionado aquello que por casualidad se toparon en el corredor de la plaza, ¿cómo podemos entender esto, beneficiarios que lo ignoran?

La política cultural de estado es muy contemporánea se parece a las esculturas de Cuevas con grandes rostros deformes, pero no dicen nada nuevo, no es más que un circo para entretener, agradar y beneficiar a ciertos sectores o artistas según su cercanía con el poder, así nos lo ha hecho saber algún alto funcionario de cultura, como si estuviera descubriendo el hilo negro. Es cierto que tenemos un público que no exige pues la ignorancia no tiene curiosidad ni puede superarse pues tiene en el Estado su principal enemigo.
cultura
Al estatus quo le incomodan los pueblos con cultura, los hombres libres y la clase pensante, el estatus quo no pretende solidaridad alguna, mucho menos ser benefactor de la sociedad aunque los recursos sean públicos. Visto de otra manera, en el concurso literario Internacional Manuel Acuña se autorizaron nueve millones de pesos, imaginemos cuántos cursos de distintos niveles de todas las disciplinas del arte y la cultura pudieron realizarse con esos millones a lo largo de todo el territorio coahuilense, para sembrar en la inteligencia emocional de los niños y hasta en la de los adultos la semilla del arte como una forma de abordar la vida para que luego fructifique en un encuentro callejero o en un museo frente una propuesta de arte.

Seguro que estos nueve millones de pesos le cambiarían la vida a mucha gente, en algo, muy pequeño pero trascendental, le enseñaría a conocer y encauzar sus emociones a través del arte, sin embargo esta inversión en cultura sólo le cambia la vida a uno, el ganador con cien mil dólares algo así como un millón trescientos mil pesos; el resto de los beneficiarios seguramente deben ser los jueces internacionales como pago por sus servicios, gastos de publicidad, entre otros tantos pasajes de aviones, hoteles, comidas etc.

Una nueva forma de Gobernar reza el último eslogan del gobierno actual, pero seguro el sector administrativo de la cultura aun no se incorpora, pues la dependencia se sigue manejando con criterios propagandísticos o agencia de espectáculos, muestra deprecio y abandono a las políticas sociales con programas que tengan un verdadero efecto transformador que enriquezca al individuo, a la familia y a la sociedad completa, y no a una cepa de burócratas y empresarios del espectáculo y del gran arte.

Un segundo año con la misma ceguera, confundir arte y cultura con el gran espectáculo mediático y de contenidos chatarra que es a lo que las masas ignorantes las han acostumbrado a consumir. Esta visión y forma de gastar el presupuesto pareciera obedecer mas a criterios e interés políticos y económicos que brindarle y garantizarle un verdadero acceso a la cultura a la población. Desafortunadamente en dos años no hay nada nuevo en cultura, no sé si en otros sectores ya sucedió pero no se puede hacer nueva cultura política con todas las bases de la vieja cultura política, eso es un sofisma, es demagogia pura, sin embargo quedan cuatro años para demostrar que estoy -y me gustaría estar- equivocado.

 
contacto@elperiodicodesaltillo.com
facebook: /ElPeriodicodeSaltillo
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino