La limpieza y el mantenimiento
Profesor Evaristo Velasco Álvarez
La importancia tan fundamental que reviste la limpieza, la pulcritud y la sanidad en todo, es tan básica y tan necesaria que podemos decir que es imprescindible, obligada y así, fundamental. Es la condición “SINE QUA NON” si queremos que la higiene y la alegría estén presentes en nuestro entorno. Por ello, es imperioso tomar en cuenta lo siguiente:
• Que nuestro hogar, en todos los espacios y rincones, esté limpio, manteniéndolo así:
o sacudiendo todo lo referente a las camas, por lo menos una vez a la semana,
o Moviendo todo lo posible de hacerlo: camas, muebles, sillones, roperos, etc., cada dos meses,
o Lavando manteles y cortinas cada mes,
o Realizando una desinfección antibacterial en los utensilios de cocina, vajillas, cubiertos, cuchillería, etc., por lo menos dos veces al año,
o Macetas, floreros, jardines, etc., por lo menos cada dos meses,
o Limpiando cada semana por lo menos, el espacio de nuestras mascotas y bañándoles,
• Pero también haciendo lo propio con nuestro cuerpo y nuestra mente. Por ello se hace necesario:
o Acudir a algún hospital o clínica a hacerse una revisión general,
o Acudir con el dentista a una limpieza básica dos veces al año,
o Acudir con el optometrista y con el oculista para revisar nuestra visión y nuestro alcance visual.
o Provocando exámenes de resistencia y esfuerzo cardiaco una vez al año.
• Y desde luego que deberemos hacer limpieza y actualización de nuestra mente y sus componentes:
o Hagamos una revisión de nuestro “Plan de Vida”, en las metas inmediatas y en las inmediatas, revisando que vayamos en avance a sus logros, en tiempo y forma,
o Revisemos constantemente cuál es nuestra reacción ante las diferentes situaciones sociales, culturales y existenciales. Esto es, ¿Qué pensamos de lo que se está presentando en nuestro entorno? ¿Reaccionamos de igual manera que hace dos, cuatro, diez, veinte años?
o Revisemos cómo es nuestra relación con quienes nos rodean: amigos, vecinos y parientes; compañeros de trabajo, etc. Veamos si somos bien aceptados entre ellos y si seguimos teniendo la razón o no.
o Pero fundamentalmente revisemos si somos bien aceptados en nuestro círculo familiar, con nuestros hijos, pareja, padres, hermanos. Si no estamos funcionando bien, revisemos si nosotros somos causa de los problemas que se presentan, alejándonos de petulancias, de cerrazones, de ignorancias, etc., y anteponiendo nuestro amor.
Definitivamente que todo lo anterior debe suceder de manera regular en nuestra vida, pero fundamentalmente en estos momentos en que todo nos exige de la revisión de nuestros hechos, actitudes y posesiones. En que es necesario, y diría yo imprescindible, un examen a conciencia de lo que hemos hecho bien y de lo que hemos hecho mal. Revisar si tenemos pendientes que realizar y realizarlos de inmediato, para estar siempre en paz con nuestro interior.
Hagamos el esfuerzo siempre de ser ejemplo a seguir; de ser elementos que provoquemos alegría, bienestar, satisfacción, cordura, simpatías y cariño entre todos nuestros semejantes, pero fundamentalmente con nosotros mismos. No seamos como el payaso que sonríe de lo que los demás aprecian, sintiendo en su interior la amargura de la vaciedad, la impotencia de la insatisfacción y la nostalgia del abandono de los demás.
Hagamos ese balance entre el BIEN y el MAL (cualquiera que sea nuestra concepción de tales palabras), buscando que en nuestro entorno seamos bien aceptados, pero que en nuestro fuero interno nos sintamos contentos, satisfechos y realizados, generando con ello el poder iniciar un nuevo año con bríos renovados, con alegría, con la cara de frente y sin bochornos. Así lograremos ¡Que viva México! |