Mariano
Para mi entrañable amiga
Elena Poniatowska, por el
merecido premio Cervantes.
Una vez solucionado el problema del interinato y amortiguada la
reacción del magnicidio, Calles puso alas a su gran proyecto
Fernando Ramírez López.
Torreón, no siempre tuvo el aspecto depri-mente que hoy refleja; su deterioro se inició apenas a la conclusión del mandato de don Juan Abu-said Ríos como Presidente Municipal en el año de 1972, quien con gran desprendimiento suscribió un cheque personal, para que el municipio pagara hasta el último céntimo de su adeudo.
Después lo sucedieron piratas, filibusteros y alcohólicos como el actual Senador Braulio Manuel Fernández Aguirre, entre otros malvados opresores, con excepciones distinguidas como es el caso de don Mariano López Mercado.
Así, hoy palidecemos cuando los medios lo-cales nos informan de que al término del actual mandato y el inicio del próximo, tanto Eduardo Ol-mos Castro como Miguel Ángel Riquelme Solís, alcanzan apenas la aprobación de tres de cada diez ciudadanos de acuerdo a una encuesta reali-zada.
Esto lo expresamos porque en el cuatrienio por concluir, no hubo obra terminada, quebraron SIMAS y COPRODER, el autotransporte está en crisis y dejan endeudado con mil millones de pe-sos al municipio.
Como si fuera película surrealista, Humberto Moreira envía desde España una foto, donde refleja sus avances en el fisiculturismo, antes de explicarnos porque estamos pagando más de dos mil millones de pesos anuales por concepto de intereses de la deuda que dejó.
Buñuel, director de cine, consideramos no hubiese tenido la capacidad de filmar una escena tan dantesca. Nos deja sin aliento enterarnos que ocho de cada diez ciudadanos reniegan de su ciu-dad, de acuerdo al barómetro de opinión pública de México Avanza: y no solamente esto, sino que tampoco recomiendan esta ciudad para vivir.
Hacemos esta introducción porque hace casi veinte años, Mariano López Mercado fue despojado del poder municipal y destituido por el enfermo mental Rogelio Montemayor, entonces gobernador de Coahuila, mismo que a la postre fue perseguido y encarcelado por un fraude de dos mil millones de pesos contra PEMEX, para apoyar la fracasada campaña de Francisco Labastida a la Presidencia de México.
Los supuestos malos manejos en que se im-plicó a López Mercado, hoy sabemos que nunca existieron, salvo en la mente perversa de sus de-tractores, los cuales le allanaron el camino al PAN para llegar a la Presidencia Municipal.
El tiempo dignificó a don Mariano, el cual falleció satisfecho de sus acciones un lejano 19 de julio de 2004.
En su vida pública, destaca el haber sido diputado local, diputado federal, presidente del PRI y Presidente Municipal de Torreón, donde triunfó en las elecciones de 1993, su error fue que sustitu-yó en la candidatura a Paco Dávila, que era el candidato de Montemayor.
Mariano fue hijo y nieto de revolucionarios y su padre don Raúl López Sánchez, se distinguió como miembro destacado del gabinete del presi-dente Miguel Alemán Valdés y gobernador de Coahuila.
Tuvimos la oportunidad de presenciar la sali-da de Mariano, al concluir su segundo año de go-bierno después de múltiples conflictos, el goberna-dor les ordenó a los presidentes de los organismos empresariales en la localidad no asistir a esta ce-remonia, lo cual generó la excusa para que dimitie-ra.
Priísta toda su vida, le sirve a su organismo político y en la presidencia de Torreón realizó múl-tiples obras como el puente vehicular ubicado en Revolución y Reforma, la conclusión del Circuito Interior, la construcción del Jardín Botánico, la re-ubicación de los ladrilleros del aeropuerto, la cons-trucción de los puentes sobre el lecho seco del Río Nazas y sobre todo mantuvo la tranquilidad social de la ciudadanía.
Su popularidad hizo posible que extraoficial-mente la Secretaría de Gobernación le informara que Saltillo planeaba su salida y también con va-lentía descubrió que esta ciudad es un importante centro de distribución de armas a nivel mundial; incluso ante el embate político los entonces regido-res del PAN, Raúl Zapico, Ramón María Nava y Edmundo Gurza, le ofrecieron su apoyo público a cambio de que denunciara la actitud contraria de Montemayor.
Fiel a sus principios nunca aceptó compo-nendas, compartimos su experiencia política, su elocuencia, su amistad y sus ideas. Hoy crece su dimensión política ante el alto nivel de criminali-dad, fraudes y abusos en el ejercicio del poder. Ahora entendemos, que mientras Montemayor vive amargado en el anonimato, a don Mariano el tiempo le dio un digno lugar.
En las horas del diario vivir queda la imagen de este personaje, que vivió y murió por su partido y por Torreón.
El PRI ya vivió su tiempo, nuevas opciones nos esperan, pero la batalla por limpiar nuestra casa grande que es Torreón no ha terminado, vivi-mos una cruenta lucha por encontrarnos con su pasado luminoso, que mucho nos enorgullece.
Dejemos de ser una sociedad acobardada y sepamos que el presente lo tenemos prestado y el futuro le pertenece a las próximas generaciones, que no nos recuerden amilanados, requerimos una mayor cuestión social y solidaridad que nos haga sentir y saber que sólo unidos, más allá de parti-dos e ideologías podremos enfrentar nuestro des-tino común y cambiarlo por uno mejor. Dejemos la mediocridad en que sumieron a Torreón, podemos hacerlo, es cuestión de que nos decidamos y el sueño del cambio lo hagamos realidad.
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