El Papalote
Rufino Rodríguez Garza.
Aunque el papalote se encuentra en terrenos del ejido Las Norias, relativamente cerca, lo rodean otras comunidades ejidales que se dedican a la talla de la lechuguilla, la quema de la candelilla, el pastoreo de ganado mayor y menor y pequeñísimas parcelas que aprovechan el agua de represas y/o de pozos profundos. El dicho papalote, como muchos otros de la región está descompuesto, o se robaron partes del mismo o simplemente se agotó el manto friático. En los alrededores de este ruidoso aparato, se localizan sitios con una gran riqueza arqueológica, donde cada uno merece un estudio profundo y detenido.
Me refiero al cerro Piedra Pinta, el Cañón de Lucas, Cañón del Cuervo, Cañón del Pleito y otros lugares que no tienen nombre o no aparecen en las cartas topográficas del INEGI. Al sitio se le conoce desde hace más de 20 años, pero aunque en dos ocasiones ha estado la arqueóloga Leticia González Arratia y el pasante Mauricio Sánchez de Mier, no se cuenta con algún escrito o ensayo que haga mención a la importancia del amplio sector arqueológico.
También es de ley mencionar que cuando menos en una ocasión visitó los alrededores de este sitio el antropólogo el Dr. William Breen Murray, y en repetidas ocasiones el también antropólogo y periodista regiomontano Lorenzo Encinas Garza, el que ha llevado a la televisión pequeños programas y documentales tanto de arqueología como de antropología. Todo lo anterior para comentar que no hay material escrito, que todo está por hacerse, con la salvedad de lo poco que el compañero José Gpe. F. Ventura y un servidor hemos escrito de estos apartados lugares del Sureste de Coahuila.
Los motivos grabados no han sido suficientemente detallados, aunque también se encuentran algunas modestas pinturas en rojo y algo en color blanco. En este valle, rodeado de sierras podemos observar los fogones o chimeneas en donde los nativos preparaban sus alimentos, o se calentaban en invierno. Esta manifestación se cuenta por cientos.
Fue precisamente al norte del papalote donde localicé un venado de cuerpo entero, un rostro de otro venado, huellas de este mamífero y grabados abstractos.
En la sierra Piedra Pinta que aquí termina o aquí comienza localizamos el ingeniero Ventura y yo otro venado en posición dinámica, corriendo, de muy buena hechura y bastante bien para las fotografías. Aquí mismo, en una roca caída, se observa un rostro del cérvido, con su cornamenta. A unos pasos de esta representación, un panal de abejas que por desconocimiento nos acercamos y nos alcanzaron a picar algunas de estos animalitos. Otros motivos abundantes son las astas de venado, pero también algunos atlat’s. Unos pies humanos con un extraño adorno a los lados de lo que sería el talón.
En llanos, es posible localizar no sólo grabados y pinturas, sino que también algunos GEOGLIFOS.
De las pinturas, una es muy destacable, los vecinos de las comunidades aledañas le llaman “la Canasta”. Es una composición toda en rojo, con un alto grado de dificultad. No son los motivos lineales a los que estamos acostumbrados en esta región (Sureste) de Coahuila, no, en este caso es una combinación de elementos geométricos unidos y que dan la apariencia de una “canasta”. En este dibujo se puede observar desde líneas rectas escaleriformes, líneas curvas, algunos círculos así como también círculos concéntricos; triángulos, líneas quebradas, etc. El promontorio que la alberga se alarga por más de 7 kms y en su configuración va formando una curva que empieza por ser la línea del ferrocarril en el sur y termina en el papalote hacia el lado Oriente.
Al decir de los vecinos de los ejidos colindantes (Norias, Fraustro, El Panal y San Ignacio), esta pintura le da nombre a dicha elevación: Sierra Pinta.
Dicha pintura no se encuentra ubicada en un lugar elevado, está localizada a nivel del suelo. Eso hace que esta hermosa y rara pintura se encuentre en constante peligro y sea susceptible del vandalismo; puede ser de los pastores (cada día menos por cierto), los exploradores aficionados o de los vaqueros que cuando arrecia el sol buscan una sombra y más de uno a dejado “un recuerdo” en la pintura o alrededor de ésta.
A este lugar llegué hace más de 20 años de la “mano” de Candelario Flores Olvera, llamado cariñosamente por sus allegados como “El Chato”; siendo desde ese momento que quedé gratamente impresionado de la “Canasta”
De aquí a la “Canasta” no pasa de un arroyo y unos 80 metros. Junto a la “Canasta” unos petroglifos donde la ignorancia y el desconocimiento del valor histórico ha borrado varios grabados, o le han encimado “recuerdos”. El compañero José Guadalupe Flores Ventura le ha hecho muchas fotos desde diferentes ángulos. Aquí llevé al fotógrafo profesional Jan Kuyt, al también fotógrafo profesional y de arte rupestre, compañero de exploraciones Miguel Ángel Reyna y también el publicista Juan Latapí; sin faltar Alfredo Destefano.
Este motivo ha aparecido en algunas publicaciones, tanto como en notas periodísticas de aficionados o para ilustrar libros, como por ejemplo “Encuentros en Coahuila” 2004, y el cual en la página 55 es incluida sin venir al caso, sólo para adornar una nota de Moisés Valadés Moreno, (que entre paréntesis este arqueólogo nunca ha estado en este sitio) decía que sirve de adorno y con tan mala suerte para la pintura que fue puesta de cabeza, todo por no preguntar a un servidor que en más de una docena de veces ha visitado la hermosa pintura.
En los alrededores de esta pintura destacan grabados de una hechura fina, con una técnica de grabado profundo, otros superficiales y en algunos casos grabados pulidos. Los grabados incisos son prácticamente inexistentes.
Los motivos grabados van desde venados en posición dinámica, huellas, astas y en dos ocasiones el rostro del animal, sus orejas y sus astas. También los motivos antropomorfos no son raros en el sitio, aunque son pocos. Estos motivos son esquemáticos en su mayoría.
Regresando a los motivos pintados, pudimos localizar una figura humana en color rojo; y en color blanco, color muy raro en el arte rupestre del Sureste de Coahuila, tres astas de venado en este color.
Aunque pocos, pudimos observar el “hongo” o sím- bolo territorial, pies humanos con unos extraños adornos en el talón, algunos peineci- llos y no pocos proyectiles y algunas navajas enmanga- das. Las cuentas a base de puntos también las hay y trataré de que se publiquen fotos de estos temas.
Otro motivo que nos demuestra lo antiguo del lugar es la presencia del atlatl. En ningún lugar se dejó grabado el arco y la flecha, sólo algunos proyectiles y los atlatl. A la Sierra Pinta le falta exploración en próxi- mas salidas trataremos de completar el recorrido, tanto por el frentón como por la parte superior.
Sabemos que hay algu- nas represas o tanques que almacenan agua, una de estas presas o tanques se llama San Antonio y aquí se mezclan tanto grabados de la prehistoria como coloniales, de la revolución y actuales, desde el Siglo XIX, el XX y el XXI.
A no más de un km. al Poniente del Papalote se localizan unos modestos GEOGLIFOS donde se aprecian círculos, círculos concéntricos y arcos en positivo, es decir las figuras geométricas se plasmaron en la superficie del suelo acomodando piedras, no son de grandes dimensiones pero hemos tenido oportuni- dad de viajar en helicóptero, y son perfectamente obser- vable desde el aire.
Podemos concluir esta nota, acotando que el sitio del Papalote fue un lugar de ceremonias y por la gran cantidad de chimeneas inferi- mos que hubo una cantidad grande de pobladores.
Caminar por Piedra Pinta es todo un encuentro con el pasado. De aquellos que fueron libres y que vivieron en equilibrio con el entorno sólo nos quedan sus chime- neas y sus representaciones rupestres.
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