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Diciembre 2013
Edición No. 298
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riquelmeSale Olmos, llega Riquelme:
Muere el rey... ¿Viva el rey?




“Hay clarividencia en la voz del pueblo”.
Henrik Ibsen.



Jesús M. Moreno Mejía.

“Se irá Olmos reprobado” leíamos a ocho columnas el jueves 21 de noviembre del presente año en el diario El Siglo de Torreón y en seguida un párrafo señalando que dicha afirmación se basaba en resultados de la cuarta edición del Barómetro de Opinión Pública de México Avanza.

Es una realidad que la voz del pueblo es clara, existe en el ambiente de Torreón un marcado desencanto, y hasta una marcada irritación, por la pésima administración que concluye precisamente en este mes, por lo que no es aventurado afirmar que Eduardo Olmos Castro deja el cargo con una calificación reprobatoria.

Pero además, por otra parte, existe la duda de que el próximo alcalde pudiera desempeñar un buen papel como Presidente Municipal, pues por comienzo de cuentas la actual administración deja un sinnúmero de deudas y pendientes en materia de obras y servicios.

Ahora bien, si a Olmos Castro se la otorga una calificación de 3.39, al gobernador Rubén Moreira se le da una calificación de 4.06, mientras al presidente Peña Nieto alcanza un pobre 4.63 en la referida evaluación del Barómetro de Opinión Pública de la organización México Avanza.

Entre las preguntas formuladas en la encuesta del Barómetro de Opinión Pública, figuran tres fundamentales: ¿Cuál considera usted que es el problema más importante en Torreón? A lo que un 35% señala que lo es la Inseguridad por robos y asaltos a mano armada; un 31% por la falta de seguridad causada por el narcotráfico; un 26% por la desocupación que se ha venido dando y el desempleo que prevalece desde hace tiempo; sólo un 1% señala que es la economía en general y un 2% a otros factores.

Otra pregunta dentro del cuestionamiento formulado a torreonenses encuestados, es ¿cuál considera es el problema más importante en la ciudad que más está afectando a usted y su familia? Nuevamente, con un 38%, el problema de inseguridad es señalado como el principal, seguido del relativo al desempleo, con un 24% y un 21% por la falta de seguridad a causa de las acciones del narcotráfico; un 10% a la economía en general; un 5% a la pobreza y un 2% a otras variantes.

Otra pregunta relacionada con la actual administración, relacionada con los servicios públicos municipales es la referente a la satisfacción sobre el funcionamiento de: recolección de basura (sólo un 6.82% conforme); transporte público (5.38%); servicios de agua (4.94%); vialidades (4.92%); alumbrado público (4.57%); pavimento (4.23%), y en seguridad pública (3.94%), indicando que éste último es el más bajo para la generalidad de la gente en Torreón.

La duda sobre la actuación de la nueva administración municipal, a decir de los resultados de la encuesta, queda de manifiesto al preguntarse si consideran que Miguel Ángel Riquelme hará un papel peor, igual o mejor que Olmos Castro, pues un 10% consideró que será peor; un 62% que será igual y un 28% que será mejor.

Una de las preguntas clave para dar base a lo opinado por quienes fueron encuestados, es ¿Cuál cree que es la principal debilidad del nuevo Alcalde? un 61% dijo no saber (lo cual le otorga el beneficio de la duda); un 11% afirmó que a su deshonestidad; un 9% a un mal equipo de trabajo; 4% lo calificó de irresponsable; 3% sin experiencia, mientras que con 2% a otras variables.

Pero también hubo una pregunta sobre la presunta fortaleza de Riquelme Solís ¿Cuál cree que es el principal vigor del nuevo Alcalde? un 56% dijo no saberlo; un 8% lo consideró trabajador y de igual forma a que conoce a la gente; un 6% dijo que a su honestidad; un 5% a que conoce las necesidades del pueblo y de igual forma a que es inteligente; 3% a que sabe comunicarse; un 2% a su experiencia, y con el mismo porcentaje otros le otorgaron cualidades de responsabilidad, de tener buen equipo de trabajo, etc.

Como es obvio, los señalados descalificaron la encuesta afirmando que la metodología empleada era para valorarlos de mal manera, pero a su vez los representantes de la organización México Avanza aclararon que la metodología del muestreo o encuesta había sido realizado en diferentes momentos, de manera aleatoria estratificada y por conglomerados diversos, tomando en cuenta lo mismo a hombres y mujeres residentes de Torreón (600 personas visitadas casa por casa y con credencial del IFE, en horario de nueve de la mañana a las seis de la tarde, entre el 14 y 25 de octubre de 2013), error estadístico de 4% y un nivel de confianza de 95%.

Otro resultado del Barómetro de Opinión Pública de México Avanza, dado a conocer por los medios de comunicación de la ciudad, indica que un 80% de torreonenses no reco- mendarían a familiares y amigos que vinieran a residir a Torreón, a causa de la inseguridad reinante, a lo que el Alcalde Olmos Castro dijo que “una cosa era renegar y otra no recomendar”, dando a entender que se trataba de rebeldes los que opinaban de tal manera “porque mucha gente sí quiere a la región”.
El hecho es que la voz del pueblo, que es la voz de Dios, la cual se escucha en reuniones familiares, de amigos, en los bares y cafés, así como en lugares públicos, tales como mercados, taxis y otros sitios de Torreón, es “la comidilla diaria” el opinar a favor y en contra de los resultados de la encuesta, si bien la mayoría inclinándose por calificar la administración de Olmos, como la peor que se ha padecido.

Se añaden, incluso, versiones del motivo por el cual se adelantó el último informe de Olmos Castro y el hecho de que los aplausos de la gente (que se asegura eran acarreados) fueron para el jugador de futbol Oribe Peralta, ahí presente, y no para el Alcalde.

Se afirma que el presi- dente saliente decidió ade- lantar el acto de su último informe, para no verse deslucido por el fallo del Supremo Tribunal de Justicia de la Nación, al considerarlo en desacato a la entrega del impuesto federal sobre la adquisición de inmuebles, y que tras del informe del gobernador, Olmos Castro abandonaría no sólo la ciudad, sino el país, para evadir la justicia. ¿Será?

En la antigüedad, cuando fallecía un soberano el pueblo gritaba “Muerto el rey. ¡Viva el Rey!”, por lo que parodiando ese dicho popular, en el caso que hoy nos ocupa podríamos manifestar: “Muere el rey …¿Viva el rey?

¡Hasta la próxima!

 
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