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Enero 2013
Edición No. 287
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Pueblo pobre, gobernantes ricos


Diana Robledo Flores.

La información que en días recientes se hizo pública, sobre la declaración patrimonial de los Secretarios de Estado y del Presidente de la República, si bien es un paso que encamina a lograr la transparencia que tanto se ha buscado y a la que tanto alude el gobierno y el Presidente, -aunque no sepa que significan las siglas del Instituto encargado de la transparencia-, también es una declaración que insulta a los ciudadanos. Una declaración que nos hace comprobar en voz alta nuestra realidad: que en México existe un pueblo pobre y gobernantes ricos.

En un país donde el 60% de su población se encuentra en la pobreza, los Secretarios de Estado tienen riquezas inexplicables, si consideramos que muchos de ellos se han dedicado a trabajar sólo en puestos públicos, lo que nos indica que sus riquezas, posesiones e incluso empresas de las que son partícipes, las hicieron o agrandaron durante su cargos en gobierno.

En un país donde día a día los ciudadanos hacen milagros para cubrir sus necesidades con el salario mísero que reciben y los impuestos exagerados que se cobran, los Secretarios son dueños de autos de colección, relojes de diseñadores de la realeza, cuadros de Picasso y Dalí, terrenos, casas, departamentos, etc., sin contar las cuentas bancarias o la infinidad de propiedades que han de tener a nombre de sus cónyuges, hijos, parientes y prestanombres.

Estas declaraciones más que benéficas para lograr la transparencia, nos insultan, agreden y ofenden. Lo peor es que la corrupción, malversación, peculado, cohecho, robo y desvío de dinero, suceden en los tres niveles de gobierno, son el pan de cada día. Pero nunca se sabe a dónde fue el dinero, porque se adjudican contratos millonarios a empresas ligadas a los servidores públicos, quienes son los responsables de los desvíos o robos, y mucho menos pensar que los metan a la cárcel, todos son parte del mismo círculo podrido, todos reciben una tajada del pastel. Somos el país donde nadie sabe nada.

Lo único que sí se sabe, es que los gobiernos están quebrados, los municipios y estados endeudados, a veces no les alcanza ni para pagar la nómina, pero los que ocupan los puestos importantes: alcaldes, regidores, diputados, senadores, secretarios de estado, gobernadores, etc., a ellos no les afecta esta crisis, no les afecta la falta de dinero para obras, programas o siquiera para pagar la nómina de los que hacen el trabajo por ellos, mucho menos les importa el despido masivo de trabajadores, a ellos siempre les llega su cheque. Y no conformes con sus exorbitantes sueldos, prestaciones, viáticos, etc., hacen todo tipo de fraudes o negocios para garantizar que esos años que están en el poder puedan sacar el mayor provecho posible, porque tal vez el día de mañana si tengan que trabajar de verdad para ganarse el dinero.

El cinismo llega a tan altos niveles que en los municipios pobres de donde no hay mucho qué robar, optan por llevarse el mobiliario o lo que encuentren, como el caso de Villahermosa, Tabasco, donde un regidor atiende sus funciones de pie porque al llegar no había muebles, su antecesor se los llevó. Lo que sea es bueno.

Pobre México, pobre país, lleno de ratas de cuello blanco que no les importa quebrar y endeudar a la ciudad, estado y país en el que viven y en el que vivirán sus hijos, que al cabo sacarán suficiente dinero para irse a vivir a otro país, o tal vez los inviten a dar cátedra en Harvard.

 

diana.robledof@hotmail.com

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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