publicación Online
 
 
  ir a pagina principal regresar     
Enero 2013
Edición No. 287
ir a ediciones anteriores  

San Pedro de las Colonias


Alfredo Velázquez Valle.

Niños estudiantes de San Pedro (inicios de siglo XX)

San Pedro, conocido por “San Pedro de las Colonias” tiene un doble inicio: uno, como misión religiosa y el otro, como colonia agrícola.

La primera tiene su origen en los primeros intentos de la Corona española por incorporar a su dominio los extensos y ricos territorios del septentrión novohispano en las postprimerías del siglo XVI y durante todo el siglo XVII.

En efecto, apoyado por las distintas órdenes religiosas, el Imperio colonial hispano, en su labor de incorporación de tierras y hombres, logró allegarse un extenso territorio ecuménico; territorio del cual llegó a decir Carlos V, su representante, que en ellos, en sus tierras, “nunca se ponía el sol”.

En este somero marco histórico habremos de situar la labor catequizadora de las distintas compañías religiosas (franciscanos y jesuitas principalmente en el norte) que se avocaron a las tierras recién descubiertas con la finalidad explícita de llevar el bautizo y la palabra evangelizadora a los indios nativos que se encontraban en ellas.

Así, sobre todo en el norte de México, fundaron congregaciones cuyo objetivo principal era ofrecer a los nativos nómadas de aquellos parajes agrestes, las bondades del sedentarismo y, por supuesto, de la vida cristiana. El lado oscuro de este sedentarismo ofertado, lo representaron los presidios militares y las encomiendas esclavizadoras.

La Misión de San Pedro nació, muy probablemente, entre 1600 y 1601 y fue fundada por jesuitas y tlaxcaltecas provenientes de Parras. Al respecto, refiere el Obispo de Guadalajara, don Alonso de la Mota y Escobar:

“Diez leguas más adelante (del poblado de Parras), caminando siempre al Poniente, está un pueblo que se llama San Pedro, fundado a la orilla de un río que tiene por nombre de las Nazas, en que abrá más de mil personas de nazción Mexues y Ocolas, susténtanse de pescas que hazen en este Río, con grandes nasas hechas de mimbres, a modo de grandes tinajas, con las quales cogen gran cantidad de pezes, bagre y matalote…”

Doscientos sesenta y nueve años después, encontramos las ruinas de esta misión jesuita -desolación resultante muy seguramente de las Reformas Borbónicas de Felipe V- cuando, en sus propios terrenos, se fundaba la colonia agrícola del mismo nombre.

Haciendo un poco de historia, recordemos que en 1870, y producto del desmembramiento del extenso latifundio de la familia Zuloaga, partidaria del Imperio de Maximiliano, el gobierno juarista gratificó o benefició a oficiales republicanos, que habían combatido al invasor, con el reparto de tierras, siendo las de la Comarca Lagunera objeto de este reparto.

“La colonia agrícola San Pedro, que dio origen y nombre a esta ciudad, fue fundada por los señores Jesús María Gámez, Epitacio Sifuentes, Gerónimo Berlanga, Juan Acuña, Zeferino Méndez y Francisco Gámez en el año de 1870. Se constituyó en villa, San Pedro de las Colonias, de diciembre de 1873 a enero de 1874…”

Los quince años siguientes y que abarcan el período de estabilización política nacional y consolidación del régimen porfirista fueron para San Pedro y la Comarca de la Laguna un tiempo de ajustes poblacionales y consolidación de las actividades económicas (cultivo de algodón, sobre todo) que marcarían la vida del poblado san petrino.

Los primeros documentos de que disponemos en este Archivo Histórico sobre el desarrollo de la educación en este municipio, arrancan en el año de 1900 y reflejan, afortunadamente de manera escrupulosa, los primeros años de esta actividad esencial, imperativa, añadiríamos, de toda sociedad.

Los informes rendidos a la superioridad por el Inspector Escolar del Distrito de Parras, al cual pertenecía la villa de San Pedro de las Colonias, profesor Benjamín Muñoz, es realmente minuciosa, detallando aspectos que resultan piezas valiosas en la reconstrucción de una historia objetiva de la educación en estos parajes de Coahuila.

En esta ocasión te presentamos algunos datos estadísticos y el primer informe registrado por la entonces Dirección de Instrucción Pública del Estado, que reflejan algo de la vida escolar en este municipio, al cual se ha dado en llamar, no sin motivo, “Cuna de la Revolución”.

Comencemos esta reseña señalando que para marzo de 1900, había una cantidad inusual de escuelas en la villa. Cinco eran los establecimientos que ofrecían servicios de enseñanza.

elemental; dos de ellos eran oficiales ya que eren sostenidos por el propio municipio y tres particulares, de los cuales uno era para educación de adultos.

A través de estos papeles centenarios, conservados en esta generosa memoria colectiva, descubramos, pues, las peculiaridades de las escuelas municipales de San Pedro.

La Escuela Oficial de Niños Número 1, estaba dirigida por el insigne profesor Ladislao Covantes (referente obligado para una historia educativa no sólo de San Pedro sino de Coahuila) y era de segunda clase; es decir, abarcaba los cuatro primeros años de instrucción primaria. La población escolar ascendía a306 alumnos atendidos por cuatro profesores ayudantes: Jesús Colunga López, Ernesto Gómez, Pablo E. Jacobo y Braulio R. Serrato.

La Escuela Oficial de Niñas Número 1 era de segunda clase y su Directora tenía por nombre el de Trinidad A. Ramírez y las profesoras Ayudantes se llamaban Herlinda Fernández, Ester Palacios, Juana A. Ramírez, Dolores Serrato y Lázara Flores. La asistencia media rondaba en las trescientas alumnas.

Existía, también, el servicio escolar para particulares y los planteles encargados de este tipo de instrucción eran los siguientes:

Escuela Particular de Varones, dirigida por el señor profesor José de Jesús Torres con una población escolar de treinta alumnos repartidos en tres grados: seis en primero, ocho en segundo y dieciséis en tercer grado. Contaba con un profesor ayudante, del cual no se especifica nombre, y un mozo.

Escuela Particular Mixta, atendida por la profesora Juila Camacho. Diez niños y quince niñas componían la población de la escuela y no contaba con profesores auxiliares.

Por último, existió una escuela para adultos llamada De la Sociedad “Artes Unidas”. La asistencia media era de dieciocho alumnos de un total de treinta y cuatro, todos mayores de doce años. Curiosamente, el nombre de la ó el encargado de este establecimiento no aparece y, sí, una nota al margen que dice: “No ha sido posible uniformar las clases por las altas y bajas habidas en el curso del año, motivadas por la emigración; consecuencia: la fuerte sequía que sufre este pueblo.”

Por último, transcribo íntegro el primer informe del mes de octubre del ciclo escolar 1903-1904 presentado por el Inspector del Distrito, señor profesor Benjamín Muñoz, al Director de Instrucción Pública del Estado, profr. Andrés Osuna Hinojosa.

“Con esta fecha dejo en la Presidencia una nota de los libros de trabajo y útiles que, en este municipio, faltan para los trabajos del presente año y ya me ocupo de mandar de Torreón 50 pupitres que faltan.

Los empleados que renunciaron, no me ha sido posible conseguirlos todavía, aunque sigo haciendo las gestiones necesarias para cubrir las vacantes que interinamente ocupan alumnos del mismo establecimiento. Creo conveniente, pues, que el profesor Ricardo Luna siga trabajando en la Escuela de Niños hasta nueva orden.

He dispuesto que en las Escuelas se sigan los programas detallados de Lengua Nacional y Aritmética que, en el último número del Boletín de las Escuelas Oficiales del Estado, vienen publicados para todos los cursos escolares, y di también posesión de su respectivo empleo a la señora Francisca Lozano de Peña.

Las Conferencias que presidirá el profesor Ladislao Covantes, ya las dejo organizadas y trazado el programa que en ellas debe desarrollarse.

Libertad y Constitución.- San Pedro, 9 de octubre de 1903
Benjamín Muñoz (rúbrica)

 

filodenecrus@live.com.mx

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino