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Julio 2013
Edición No. 293
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Clasificación de pendejos


El ABNEGADO: Es aquél al que le acreditan las pendejadas de otros, y el pendejo ni se molesta, ni se acongoja, ni se queja.

EL ACERTADO: Es al que no le falla: pendejada que se propone… ¡pendejada que consuma!

EL AFORTUNADO: Es el pendejo que le pega al premio gordo de la lotería…Sigue siendo un pendejo, pero rico.

EL AGRAVIADO: Es aquel que hace una gran pendejada, y se enoja porque se la adjudican a otro.

EL ALUDIDO: Es el que siempre pregunta: “¿por qué yo?”, cuando alguien sugiere que vaya el más pendejo.

EL AMNÉSICO: Es aquel que no se acuerda ni dónde, ni cómo, ni cuándo se apendeja, ni de qué magnitud son sus pendejadas.

EL ANÓNIMO: Nadie sabe que es un pendejo. ¡Sólo él!

EL AÑEJO: Es aquel que cuanto más viejo se hace..¡Más pendejo se vuelve!

EL AUSENTE: ¿Dónde se habrá metido?; ¿qué pendejada andará haciendo? ¡Siempre sucede que se te desaparece cuando más lo necesitas!

EL AVIADOR: Es al que su vieja lo vive haciendo pendejo… Y él… ¡en las nubes!

EL CADUCO: Es el que ya dio todo: el viejo, el impotente, el decrépito, el marchito, el inútil, pero, a pesar de todo… ¡sigue haciendo pendejadas!

EL CAUTIVADOR: Este pendejo es muy creativo y simpático, por lo que hay que tener mucho cuidado con él: te divierte, te seduce y te apasiona, te cautiva con su caudal de geniales pendejadas.

EL CERTIFICADO: De éste hay constancia por escrito de su alto grade de pendejez… Si considera que usted mismo cabe dentro de esta clasificación, puede solicitar su Certificado de Autenticidad directamente en las oficinas del PUP.

EL CIEGO: Es el que ni estando frente a un espejo se ve la cara de pendejo que tiene.

EL CLÁSICO: Todos saben que es un pendejo… ¡Lo proyecta!

EL CLONADO: Es igualito a su progenitor, no sólo en el físico, sino también en el tipo de pendejadas que lleva a cabo.

EL COMPLICADO: Es quien acostumbra hacer pendejadas muy difíciles. De tal manera que, cuando tienes referencia de que alguna pendejada de alto calibre fue ejecutada, no te cabe duda del autor de la misma.

EL CONSCIENTE: Éste no solamente sabe que todos saben, sino, además, acepta que es un pendejo.

EL CONFESO: Es quien acepta de buena gana su calidad y su estatus de pendejo. Reconoce plena y satisfactoriamente su alto grado de pendejez.

EL CONFIADO: A éste siempre te lo encuentras demandado en los juzgados. Es que firma como aval. Trascurren los años, y se repite la experiencia. Es decir: comete la misma pendejada una y otra vez.

EL CONFORMISTA: Es quien se hace pendejo solo, y con ello se siente satisfecho.

EL CONGÉNITO: Lo pendejo lo trae de nacimiento; lo lleva en la sangre.

EL CONSUETUDINARIO: Es el que jamás dejará de hacer sus cotidianas pendejadas. Comienza cuando tiene uso de razón, y continúa hasta el día en que muere.

EL CONVENCIDO: Es aquel que cuando las comete, dice: “¡Ah! ¡Qué pendejo soy!”.

EL CONVICTO: Es el que está en la cárcel… ¡por pendejo!

EL COTIDIANO: Es quien cada día hace alguna de sus pendejadas… ¡No le falla!

EL DECLARADO: Es a quien todo mundo reconoce como muy pendejo. Su pendejez es tan obvia y evidente que con toda claridad lo manifiesta.

EL DESAFORTUNADO: Es aquél que además de pendejo es tan salado que no se le logra ninguna de sus pendejadas por más simples que sean. Siempre se le revierten… ¡Es un pendejo sin suerte!

EL DESCONOCIDO: Es aquél con quien te vas a topar cuando te digan: “¡Pregúnteselo al primer pendejo que se te atraviese!”.

EL DESPISTADO: Todos saben que es un pendejo, ¡menos él!

EL DESTRUCTOR: Es el que no sabe hacer bien ninguna de las pendejadas que se propone; además, todo lo que agarra… ¡lo desmadra!

EL DIÁFANO: Es el que no puede pasar inadvertido. Es un pendejo a todas luces. Por donde lo veas es transparente, cristalino, límpido. Sus pendejadas son claras y contundentes.

EL DINÁMICO: Es el que siempre está activo; nunca deja de hacer sus pendejadas; además, se esmera por estarlas mejorando.

EL DISFRAZADO: Es de los que ocultan su pendejez. Es más pendejo por dentro que por fuera. Por eso no se le nota, pero, en realidad, es sumamente pendejo.

EL DOGMÁTICO: Es aquel a quien le han dicho tantas veces pendejo, que por fin acepta que lo es, y si alguien le dicen: “¡Oye!, ¡tú no eres tan pendejo!”… Éste se defiende y dice: “¿Cómo no voy a serlo, si me lo han dicho mis amigos, no cabrones como tú!”.

EL ENCICLOPÉDICO: Es el que sabe un montón de pendejadas.



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