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Julio 2013
Edición No. 293
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fernando de las fuentes hernandezDomingo negro para el PRI…
Y lo que viene



Pericles Dávila Cázares.

Cuando la mayoría de los ciudadanos saltillenses estaban convencidos del poder y del dominio avasallador de la estructura del PRI en la entidad, y ya bien entrada la tarde de ese domingo negro para las huestes tricolores cuando, pese a las evidencias, algunos medios de comunicación se empeñaban en dar como ganador a Fernando de las Fuentes en Saltillo, intempestivamente el PREP congeló toda sonrisa, ilusión y esperanza de perpetuar el dominio priista en la capital Coahuilense.

Ello, a pesar del divisionismo que predominaba al interior de la cúpula dirigente del Partido Acción Nacional por intereses personales o bien por simple despecho, ya que algunos se sentían con más derecho de ser candidato en lugar del ahora candidato electo. La verdad, ni al interior del blanquiazul se pensaba en una oportunidad real del miembro de la casta empresarial saltillense Isidro López Villarreal, frente a la poderosa estructura del partido “fuerte” en Coahuila y Saltillo.

Pero para sorpresa de cientos y miles de saltillenses que esperaban el triunfo de De las Fuentes y la certeza de unos cuantos que conocían el resultado de antemano, los resultados no le dieron el triunfo al “Diablito”, quien a principios de campaña se le veía feliz, contento y confiado, a la mitad de la contienda fue desapareciendo la sonrisa y la seguridad, para dar paso en la recta final a un semblante que, para los más avispados observadores, fue un claro presagio de la debacle que se aproximaba.

Con todo y que Fernando de las Fuentes tenía en su haber un récord invicto en contiendas electorales; los ciudadanos decidieron hacer válido su sufragio a otro candidato. Mucho se ha dicho en torno al hartazgo de la sociedad por el “chapulineo” de que han hecho gala los tricolores y en particular De las Fuentes; sin embargo, pasado el proceso, cada vez son más los ciudadanos convencidos de que el triunfo del PAN en Saltillo fue producto de una concertación fraguada en la capital del país.

Las versiones semioficiales repiten una y otra vez que la estructura del PRI fue la que falló en este proceso electoral, de que mucha gente no hizo su trabajo, que existía mucha confianza dentro del PRI y hasta que algunos que en pleno cierre de campaña visitaban a familiares “enfermos” en la Riviera Maya; pero mientras son peras ó manzanas, es un hecho que con esta derrota queda frustrada la intención del “Diablito” de algún día contender por la gubernatura de Coahuila, y no sólo el propio De las Fuente ha visto su sueño desvanecerse, si no también algunos de los cuadros “nuevos” del Revolucionario Institucional vieron como sus ilusiones y aspiraciones políticas se le iban de las manos tal es el caso de Mario Mata, Lalo Medrano, Jorge Segundo, Bertha Castellanos, el Chef Juan Ramón Cárdenas y muchos otros damnificados.

Por supuesto no faltaron quienes, por error en el análisis o bien por recibir “línea” al respecto, pretendieron culpar de la derrota al todavía alcalde de la capital coahuilense Jericó Abramo Masso, quién pese a sus errores, la composición de su equipo de “juniors” y la mala influencia de familiares y amigos, no hizo del todo mal las cosas en la administración municipal que empezó bien, aunque empezó a desdibujarse en su último año, con la implementación de medidas antipopulares que fueron rechazadas por sus gobernados; a pesar de que por lo bajo Jericó asegurará que lo hizo por “órdenes superiores”.

Esta situación debe de tener muy preocupados a los principales priistas del estado y, en particular, al propio líder del PRI David Aguillón Rosales, quien en meses pasados aseguró ante los medios de comunicación que el partido que lidera se llevaría el carro completo; ahora que se dieron cuenta que el gusto de la gente por el PRI ya no es el mismo, la preocupación fundamental se centra en los próximos comicios para elegir a los diputados que integrarán la próxima legislatura. En caso de que se replicara la derrota del PRI y, perder el control del Congreso, no sería bueno para los planes que llegara a tener el gobernador Rubén Moreira.

Irremediablemente éste, para muchos inesperado, panorama, traerá algunas consecuencias y se espera que en próximas fechas se empiecen a dar algunos movimientos y cambios en la administración estatal y porque no hasta en la dirección estatal del PRI, pese al “espaldarazo” que David Aguillón recibiera por parte del gobernador después de conocerse la magnitud de la derrota que cambio radicalmente la composición del mapa político en la entidad.

Lo que habrá que consignar también es que precisamente al gobernador Moreira no le viene nada mal -en lo inmediato -, el resultado electoral que muchos de sus correligionarios califican de catastrófico. Por lo pronto, Rubén se deshace de precandidatos de su partido a la gubernatura que no pertenecen a su grupo: Fernando de las Fuentes y Jericó Abramo; pero también de algunos de la oposición: Ernesto Saro, Guillermo Anaya y Luis Fernando Salazar. Ello le permitirá impulsar libremente a su “gallo” que sin duda es Miguel Ángel Riquelme, alcalde electo de Torreón. Colateralmente Moreira Valdez gobernará de manera “cómoda” teniendo como alcalde en la capital a un político inexperto como Isidro López a quién podrá controlar sin dificultad -a ver que dice aquí el tío Rosendo-, y al mismo tiempo presumir nacionalmente la pluralidad en Coahuila. Nada mal, verdad?

 
 
 
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