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Julio 2013
Edición No. 293
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La “receta” para el ife



Juan Martínez Veloz

En alguna colaboración anterior tratamos el tema “IFE en problemas; ¿Qué medicina le aplicamos?”.

No pensábamos escribir en forma seguida otro artículo sobre el tema, sin embargo en virtud de que el problema que afronta la institución electoral (renuncia del Consejero Sergio García Ramírez -SGR -y nombramiento del a Cámara de Diputados del sustituto) no ha sido resuelto, ello obliga hacer una segunda reflexión para tratar de encontrar las causas de la complicación y una solución viable.

El problema se generó por una renuncia (medio inexplicable) en virtud de que el Consejero SGR fue nombrado relativamente en forma reciente para ese cargo (antes del proceso electoral de julio de 2012).

Nadie razonablemente renunciaría a un cargo así, salvo que fuera nombrado para otro cargo de mayor jerarquía o en caso de fuerza mayor (enfermedad).

Tanto el Consejero SGR o quienes lo nombraron en 2012 nos deben una explicación sobre el tema ¿Qué pasó?

SGR se va del IFE pero su salida le genera un problema a la institución electoral, dado que la Cámara de Diputados tiene que nombrar a un nuevo Consejero Electoral en un momento que es difícil llegar a un acuerdo partidista sobre ese tema. El Pacto por México y la Reforma Energética están ocupando las prioridades de los legisladores.

Tampoco entendemos porque el IFE y la Cámara de Diputados le aceptaron la renuncia a SGR antes de nombrar el nuevo Consejero.

El desempeñar un cargo publico (y de alta responsabilidad) no es una “chamba” cualquiera como trabajar en una empresa del sector privado.

El derecho al acceso a las funciones públicas del estado es una prerrogativa (derecho y obligación) de los ciudadanos establecida el artículo 35 fracción II de la Constitución que señala:

“Son prerrogativas del ciudadanos: ….

II. Poder ser votado para todos lo cargos de elección popular y nombrado para cualquier otro empleo o comisión, teniendo las cualidades que establezca la ley”.

El IFE debió dejar pasar un tiempo razonable (breve termino) y hacer las consultas necesarias en la Cámara de Diputados para administrativamente resolver lo conducente (dejar de pagarle SGR como Consejero Electoral).

Resulta obvio que cuando uno se retira de una institución tan generosa en salarios como el IFE lo único que le puede deber es gratitud. Si existe una diferencia política (respetable) el Consejero SGR debe expresarla por respeto a la sociedad y al IFE que tan generosamente lo acogió.

El problema no debemos engrandecerlo, pero si ocuparnos de el, pues pareciera que algunos Consejeros del IFE son los mas interesados en dinamitar la institución electoral.

Lo más difícil (electoralmente) ya paso, la elección presidencial de julio de 2012 (salió Bien), mejor que 2006.

La solución no es que el tribunal electoral (TEPJF) nombre al nuevo Consejero, la Constitución no le otorga esa facultad al máximo tribunal electoral y en México “La autoridad solo puede hacer lo que la ley le permite”.

Además el nombramiento de un Consejero Electoral es un proceso político (acuerdo entre partidos), no judicial, que seguramente desgataría al tribunal electoral y quizás en el futuro mediato podría dar lugar a un juicio de responsabilidad de los magistrados por ejercer facultades que la Constitución no les otorga (Art. 99).

Lo ideal es que los partidos se pongan de acuerdo y nombren al Consejero faltante en un próximo periodo extraordinario de sesiones del Congreso. De no ser así, la solución más fácil es;

a). Que una comisión de Consejeros del IFE le pida al Consejero SGR que se regrese a su puesto (trabajo) hasta que sea nombrado el nuevo Consejero o creada la nueva institución electoral nacional que sustituya al IFE (acontecimiento probable).

b). En caso de que esto no sea posible, si el problema es el empate de las votaciones en las sesiones, no parece haber impedimento legal para que el Consejo General del IFE establezca en su reglamento interno formas de desempate (segunda ronda de votación o voto de calidad al presidente).

La renuncia y la falta de nombramiento del Consejero solo exhiben los problemas que afronta la institución del IFE.

Un organismo tan complejo debe tener cuando menos dos Consejeros Electorales supernumerarios (suplentes) para resolver casos como el que hoy se presenta.

Seguramente este incidente servirá para legislar lo conducente en la próxima reforma electoral.

 
 
 
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