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Junio 2013
Edición No. 292
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escuelas cristerasLas escuelas religiosas en Saltillo
al comienzo de la rebelión cristera

 

Alfredo Velázquez Valle.

Durante la segunda mitad de la década de 1920 se desencadenó un conflicto entre el Estado mexicano y la Iglesia católica por motivos de ámbito de influencia entre estas entidades sobre la rectoría en cuestión escolar.

El artículo tercero de la novel Constitución mexicana, promulgada hacía apenas unos cuantos años antes, era contundente en su mandato: ofrecer una educación laica a las niñas y niños del país, sin interferencia de ninguna especie por parte de asociación religiosa o iglesia alguna.

Quitaba, de este modo, las dudas con respecto a la obligación y derecho del Estado a educar su niñez en los preceptos de laicidad y conocimiento científico; antítesis ambos de un pensamiento decimonónico. Emancipada la escuela pública de prejuicios religiosos que tanto habían dañado al país siendo causa de retrasos históricos inmemoriales, llegaba el momento de llevar a la práctica el mandato constitucional; el oscurantismo parecía quedar nulificado de una vez y para siempre de la mente de los mexicanos.

Sin embargo, bajo este panorama, la iglesia católica no pudo menos que reaccionar de manera violenta a un precepto legal que quitaba de facto su tutela sobre la enseñanza y parecía nulificar su credo ideológico en las aulas.

El conflicto entre el gobierno del Gral. Plutarco Elías Calles y el alto clero católico llegó a un punto de quiebre y, como era de esperarse, estallaron las hostilidades en junio de 1926 y se prolongó hasta finales del año de 1929.

Los datos estadísticos que a continuación te presentamos y, que como de costumbre, están resguardados en este Archivo Histórico de la SEDU, corresponden al período comprendido precisamente al arranque de este momento histórico cuando un estado mexicano, abocado por llevar a la práctica los principios de su Carta Magna, se vio imposibilitado de hacerlo por intereses particulares de grupos poderosos e influyentes.

El expediente del cual hemos extraído la información que a continuación viene corresponde al período escolar 1926-1927 y se titula “Expediente de las Escuelas Particulares y Federales Urbanas del Municipio de Saltillo.”

Bien, iniciemos este ejercicio de la memoria anotando que existieron los siguientes colegios particulares en la ciudad:

Colegio “Justo Sierra”, Kindergarten “María Montessori”, anexo al Justo Sierra, Colegio “Asilo Trinidad Narro Mass”, Colegio “Robert´s” y su anexo, el kindergarten, Instituto “Madero”, Colegio “América” y anexo al colegio su kindergarten, Colegio “La Corregidora”, Colegio “La Paz” y su kindergarten , Colegio “Ocampo”, Colegio “Amado Nervo” , el Colegio “Zaragoza” y, por último, el kindergarten “Pestalozzi”.

Enseguida citaremos los nombres de aquellas maestras y maestros que sirvieron en estas escuelas particulares:

Para inicio de cursos en ese año de 1926, en septiembre, el Colegio “Justo Sierra” reportaba al Director de las Escuelas del Municipio, cuatro maestras, todas ellas tituladas: Sofía Soto, con primer año, Josefina García, con segundo grado, Isabel Santos con tercero y cuarto años y Esther Amador con quinto y sexto años.

La población escolar ascendía a 135 alumnos entre niños y niñas. Aunque casi dos terceras partes correspondían al sexo masculino.

El kindergarten anexo al Colegio Justo Sierra se llamó “María Montessori”, en honor a la pedagoga italiana que daría fama a su método de enseñanza basado en las teorías del desarrollo del niño. Las profesoras que atendían este jardín de niños fueron las que siguen: Directora, Ana Ma. F. de Avilés, ayudantes eran las maestras Liberata García, Marcelia Dávila y Marina de la Peña. De ellas sólo una titulada en la Escuela Normal del Estado.

Del Colegio “Asilo Trinidad Narro Mass” lo constituían cuarenta y nueve alumnas y era atendido por tres maestras tituladas en la Escuela Normal del Estado: Refugio C. de Espinoza (Directora), Guadalupe y Consuelo del mismo apellido García y María Acosta.

El colegio “Robert´s” mantenía una población numerosa de alumnos: trescientos doce, de los cuales ciento sesenta y nueve eran niñas y el resto, ciento cuarenta y tres, niños.

El Director de dicho plantel como las maestras que atendían los distintos grados de educación que allí se impartían eran titulados de alguna Escuela Normal (de Coahuila, del mismo Colegio Robert´s o de la Escuela Normal Presbiteriana) a excepción de solo una de ellas. Los nombres son los siguientes: Director, José Rodríguez González, maestras de grupo: Elizabeth Huereca, Josefina E. Rodríguez, Adela Ruiz, Otila Villanueva, Francisca E. Valdés (tía abuela del que esto escribe), Amalia E. de Gutiérrez, Esther Navarro y Raquel P. Va. de Puente.

Del Kindergarten de este colegio se entendían dos maestras. La Directora, que sólo se anota como R. R. Rivera y Carmen Ramos. La primera titulada en Nashville, Tennessee.

El Instituto “Madero”, con ciento sesenta y cuatro alumnos era atendido por seis docentes. El Director de dicho plantel se llamó Mateo S. Díaz. Las maestras ayudantes llevaron los nombres de Acidalia Rodríguez, Lucila Rodríguez, Josefa Sánchez, Obdulia Salas y Josefina Flores. Todos titulados de alguna Escuela Normal.

El Colegio “América” contaba también con una población mixta: treinta y un niños y cincuenta y una niñas.

El personal docente que atendió dicho plantel educativo tenía titulo de profesores; documentos expedidos por la misma Escuela Normal del Estado. Sus nombres: Petra Robles, Directora. Ayudantes de grupos fueron: Esther Santos, Luz Robles, Amelia Flores, María Robles y María de Jesús Villaseñor.

El Kindergarten del Colegio era atendido por María Antonia Flores y Ana María Ramos, tituladas ambas como maestras. Catorce alumnos comprendían la población de este plantel.

Otro Colegio que impartió educación primaria en Saltillo en esta época es el que tuvo por nombre “La Corregidora” y noventa alumnos eran atendidos en sus aulas. Ochenta eran del sexo femenino y diez correspondían al masculino.

Tres docentes impartían las clases correspondientes a los seis grados escolares. Estas maestras fueron: Ponciana Garza, Melchora Escalante y Eulalia Garza. Las tres tituladas de la Normal del Estado.

Otro Colegio que ha permanecido a través del tiempo en esta ciudad es el “De la Paz”. En aquél entonces con tan sólo una población estudiantil de noventa y tres alumnos.

Todo su personal docente era egresado de la Escuela Normal del Estado. Sus nombres fueron: Directora, María del Refugio Carrillo y, maestras ayudantes Carmen de la Peña, M. Natividad Domínguez, Sara Espinosa y M. Encarnación Carrillo.

Este Colegio contaba con una escuela gratuita anexa y que llevaba el “sistema universitario”. La maestra encargada de este plantel era la propia Directora: María del Refugio Carrillo.

La Escuela Particular “Melchor Ocampo” disponía de treinta y nueve alumnos matriculados. Veintiún niños y dieciocho niñas. Era atendido por dos personas que no tenían estudios de Normal alguna. Sus nombres: Francisco G. Velázquez y Juan F. Morales.

El Colegio “Amado Nervo” tenía su planta de maestras normalistas y fueron su Directora Juana Pereda (primera Directora de la Esc. Of. Miguel López), profra. Cruz García y maestra Delfina Aguirre. La población de este Colegio ascendía a 29 alumnos.

El Colegio “Zaragoza” , contaba sólo con un maestro normalista, el profesor C. Escobedo y solamente atendía hasta el IV año de educación primaria. Veintisiete alumnos repartidos en las distintas secciones, era su población estudiantil.

Existía un Kindergarten (jardín de niños) llamado “Pestalozzi” y era atendido por su Directora, Amelia Ruiz, y su ayudante profesora, María Victoria Garza. Veinte niños concurrían a este establecimiento.

El advenimiento del conflicto Estado-Iglesia, que se denominó “cristero”, trajo como consecuencia el cierre de la mayoría de estos colegios de confesión católica que existían en la ciudad. El tiempo transcurrido hasta el fin formal del conflicto y que llevó a una situación de “mutuo entendimiento” entre ambas partes, fue un tiempo azaroso para los saltillenses que aún recordaban vívidamente los avatares causados por la Revolución de 1910.

 
 
 
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