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Junio 2013
Edición No. 292
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Pacto por México; apostillas necesarias


Juan Martínez Veloz

Aunque nos gusta el box y el debate político, hemos sido promotores y defensores de los acuerdos políticos (la concertación) desde nuestros años de estudiante. Lucha e integración son dos fases necesarias en la política de acuerdo con Mauricio Duverger en su libro Sociología de la Política (un clásico, recomendado).

Cuando se realizó el Pacto por México, casi después de que el presidente de la república Enrique Peña Nieto inicio su mandato, simpatizamos con la idea general de un pacto político, aunque la idea no es nueva, se realizaron pactos durante los mandatos de los ex presidentes Carlos Salinas 1988-1994 y Ernesto Zedillo 1994-2000.

Si bien estamos a favor del Pacto, existen puntos finos que ameritan pulirse o perfeccionar y los ponemos sobre la mesa y que sea el apreciable lector y la clase política quien valore la situación.

1.- En el cuerpo del Pacto hay cosas relevantes como Gobierno de Coalición, Autoridad Electoral Única, Constitución del Distrito Federal. Hay otras muchas que son más bien cosas de legislación reglamentaria o programas del Poder Ejecutivo. Algunos puntos son demasiado genéricos, falta más precisión de cómo, cuándo y recursos (lo más relevante) para hacer las cosas.

La Constitución que nos rige aprobada en 1917 y reformada posteriormente es en sí misma un pacto social de los mexicanos emanada de un Poder Constituyente Originario. En la historia independiente de México a partir de 1810 pareciera que los mexicanos hemos sido más proclives a los planes políticos, proclamas y manifiestos contra (o para obtener) el poder, que a los “pactos” desde el poder mismo.

Hay algunos muy famosos; el Plan de Ayutla de 1854, el Plan de San Luis Potosí de 1910, el Plan de Ayala de Emiliano Zapata de 1911, el Plan de Guadalupe de 1913, el Pacto de Torreón de Villa y Obregón de julio de 1914, pero hay muchos más. La idea de Pacto por México como que es más cercana a una nueva Constitución o a una reforma profunda como en 1917.

2.- Creemos que acuerdos de los partidos (pactos) deben verse como una agenda de sugerencias (consensada) y no como “camisa de fuerza” a los poderes constituidos (Poder Ejecutivo, Congreso, Poder Constituyente Permanente, Poderes de los Estados) quienes son realmente los representantes de la nación y electos en forma directa por la sociedad. Los partidos políticos son entidades de interés público pero no son órganos de Estado.

3.- Existe infinidad de documentos elaborados anteriormente que ameritarían también ser revisados por el Poder Legislativo y valorarlos en una virtual reforma constitucional de gran calado o bien la expedición de una nueva Constitución. Hay algunos muy valiosos como el de Ignacio Burgoa “Renovación de la Constitución de 1917”, Porrúa, México, 1994, entre otros (hay muchos más).

En algunos casos las leyes o reformas sólo son la expresión de estudios o propuestas previamente realizadas pero que no se les da valor en el texto de la ley (exposición de motivos). Hay que dar los créditos respectivos.

4.- La política en el moderno Estado Democrático y de Derecho tiene etapas; las elecciones y posteriormente el gobierno (desarrollo de las funciones públicas; legislativas, administrativas y judiciales).

No se ve bien que sean los mismos dirigentes de los partidos que se confrontaron en la elección de julio pasado de 2012 los que firmen esos pactos. Toca a cada partido político valorar esta situación y actuar en consecuencia de acuerdo a sus estatutos y circunstancias políticas internas.

5.- Sería conveniente que cada acuerdo político de los formados hasta ahora en Pacto por México debería ser complementado con estudios serios sobre los temas que versan para entender la viabilidad y necesidad de las propuestas, y explicados a la ciudadanía en un lenguaje accesible. Algo así como una Agenda Política, para quien intente profundizar en los temas, escrita por los autores de las propuestas y comentada por especialistas.

6.- Es importante saber de cada acuerdo político de los conseguidos hasta ahora en Pacto por México quien es el autor de la propuesta.

7.- La ciudadanía también debe tener un cierto grado de participación en esos pactos. Sería razonable en los contenidos que lo ameriten que se hicieran foros temáticos y en caso necesario alguna consulta popular sobre esos temas.

Estamos a favor del Pacto, sin embargo lo concebimos como un proceso que debe ser enriquecido en la marcha por la sociedad.

 

 

 

 

 
 
 
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