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Junio 2013
Edición No. 292
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Padres fuertes, hijos fortalecidos


Reginaldo Chapa.

En días pasados varios representantes de los colegios privados de Monterrey se reunieron en un domicilio particular, para estudiar cómo pueden mejorar las cosas en cuanto a su relación con sus hijos, así como el ambiente en que éstos viven socialmente.

Los padres están preocupados por el consumo de alcohol y drogas, por las muestras de violencia, el acoso escolar (bullying), los horarios y los diversos excesos.

Algunos dijeron cosas sensatas, como que sus hijos están pidiendo límites a gritos, que los antros les están ganando la batalla y que también, se debe formar a los padres.

Es obvio que no son los niños y los jóvenes los únicos responsables de su comportamiento si los adultos a su alrededor no los corrigen desde pequeños y no los acompañan en su crecimiento, los chavos no adivinan qué se espera de ellos.

Se analizaron muchas ideas encaminadas a un cambio de comportamiento que aunque es difícil de lograr, el trabajo que los padres pueden ejercer pudiera conseguir que los hijos vuelvan “a tener valores y dejen de ser consumistas”.

Esto es lo que a grandes rasgos se determinó para que los padres se fortalezcan y en un frente común emprendan mejoras en su persona, cambiando actitudes, mejorando comportamientos erróneos y dando el ejemplo a sus hijos:

1.- Dejar de competir entre sí por el tamaño de la casa, los decoradores, los viajes, los autos de lujo, la ropa y los accesorios de diseñador.
2.- Comprar a sus hijos ropa y zapatos que no sean de marca.
3.- Explicarles que las marcas no los hacen mejores que quienes no los usan.
4.- Darles carro sólo hasta su mayoría de edad y nunca darles uno de lujo.
5.- Darles celular cuando lo necesiten y no el más caro, que sólo lo usan para presumir, hay niños de 8 años o menos que ya tienen blackberry.
6.- Enseñarles a respetar a sus mayores, a pararse a saludar cuando entra un mayor, lo conozcan o no, a cederle el asiento a las mujeres.
7.- Jamás permitir que nos levanten la voz o nos falten el respeto, si permitimos eso ahora después nadie los detendrá a tratarte mal cuando seas anciano, más vale una reprimenda a tiempo.
8.- Nunca decir a sus hijos que ustedes pagan a los maestros “pobres diablos” y que éstos no los deben regañar ni exigir y menos castigar o reprobar.
9.- Dejar de fomentar la rivalidad con otros colegios o grupos.
10.- Nunca llevarlos a las áreas de los centros comerciales en donde se reúnen para diferenciarse.
11.- Dejar de repetir que quien vive en un área reconocida de gente más pudiente, es mejor que quien vive fuera de ésta.
12.- Relacionarlos con niños de otros colegios y de otras colonias.
13.- No comprarles todo lo que pidan. Su consumismo los lleva a tener todo en exceso.
15.- Si son menores de edad, estar al tanto de lo que ven y hacen en la computadora.
16.- Tener una sola tele en la casa para convivir y evitar que cada quien se aísle en su recámara.
17.- Tratar al personal de servicio doméstico y al que los atienda en gasolineras, restaurantes y demás sitios públicos como las personas que son, no como esclavos que deben hacer lo que a ustedes se les antoje.
18.- Dejar de hacer ostentación de su riqueza en los bautizos, primeras comuniones, confirmaciones y bodas; eso enseña a sus hijos a fijarse en el lujo y las apariencias mientras pierden el significado de la celebración.
19.- Procurar que toda la familia se reúna a comer o a cenar, por lo menos, una vez a la semana.
20.- Enseñarles que al templo o iglesia se va a dar gracias, a reflexionar y tratar de entender y reconocer valores, no a lucirse ni a viborear.
21.- Enseñarles que no todos los problemas se resuelven con dinero y palancas.
22.- Si ya tienen edad, discutir con ellos, honestamente, su sexualidad (aunque les cueste trabajo).
23.- Educarlos para que no sean jueces implacables. Juzgan con excesiva facilidad, como si sus puntos de vista o sus creencias fueran las únicas válidas.
24.- Enseñarles que hay otras formas de vida, de ser, de creer y de actuar y que la suya es sólo una entre muchas, no la única.
25.- Las señoras deben renunciar a uniformarse en cuanto a sus camionetas y a su atuendo.
26.- Fomentar las reuniones en casas particulares en vez de antros y estar pendientes de cómo se comportan.

¿Quieren que sus hijos recuperen los valores?

Fortalézcanlos para, llegado el momento, no teman separarse del montón y asuman la responsabilidad de todos sus actos.

Hay algunos ejemplos maravillosos de padres y jóvenes, ellos y ellas, muy ricos y muy educados. Son modestos, sencillos, respetuosos y solidarios. Pero otros muchos padres sienten la necesidad de demostrar su dinero, su mal gusto y su prepotencia. Y de ahí lo aprenden los hijos.

Invito a todas las abuelas, abuelos, padres y madres y a quien quiera unirse a que formemos una cadena o campaña perpetua para que se dé este cambio tan necesario en nuestra comunidad.

 
 
 
delegoalamor@gmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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