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Marzo 2013
Edición No. 289
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El cazador de La Batea


José Flores Ventura


Pocas veces se puede comprobar con evidencia arqueológica alguna teoría sobre la forma de vida de nuestros más antiguos antepasados. Una de ellas referente a la posible estrategia para la cacería que se supone llevaron a cabo para la captura de animales grandes como el venado, es que se acechaban y seguían hasta un punto donde eran acorralados y así era más fácil matarlos con letales pero sencillos instrumentos como el atlatl o lanza lanzas. Afortunadamente este sitio existe en nuestra región.

El atlatl era un instrumento de cacería o guerra que consistía en una tabla de madera con contrapeso, un gancho y una agarradera que se sujetaba como extensión del brazo que servía para arrojar a gran distancia una lanza. Casi todas las culturas del mundo antiguo los usaron en un momento de su desarrollo por cientos o miles de años hasta la invención del arco y la flecha.

La amplia abundancia de atlatls grabados en roca en la Cuenca del Pelillal hace distintiva esta región, y caracteriza a la cultura del Pelillal como uno de sus elementos fundamentales; sin embargo, se ha detectado que estas formas fueron variando con el tiempo, o sea, ciertas formas generalizadas representan periodos distintos. Lo que si se está de acuerdo con los investigadores es que estas formas de palos con gancho, ojillo y contrapeso, sean asociadas a los atlatls, los cuales se usaron tanto para cazar como para la guerra.

Algunos arqueólogos han propuesto, en base a la variabilidad de las formas representadas del atlatl, que éstos representaban a su vez rasgos característicos del autor que los hacía ya que no hay uno igual a otro, además de que muchas veces se representa de forma exagerada induce a pensar que esta representación sea distintiva a grupos o familias específicas. Los grabados en las rocas de esta arma bien pudieron haber cumplido la función ritual pero a su vez utilitaria, ya que se requería de la ayuda divina para matar en los lugares ciertamente adecuados para ello, los puertos y pasos montañosos, por ejemplo.

En La Batea, un paso entre las montañas del sur de la Cuenca del Pelillal en el municipio de Ramos Arizpe hay bastantes representaciones del atlats¹ algunas exageradas en tamaños y formas que si hubieran existido en realidad no sería su uso posible. Es así que se comprueba la teoría primera de que sean asociados a cultos para la cacería. Otra observación es que la forma de los contrapesos es esférica en un 90% de las representaciones, contrastando con los de media luna en otros sitios de La Cuenca del Pelillal. Aquí se comprueba otra teoría de que los haya realizado un grupo específico dentro de una nación o familia.

La gran mayoría de atlats están grabados sobre grandes rocas de pared plana, viendo al vértice del valle que se hace angosto en forma de embudo abriéndose al norte, contribuyendo a la teoría de que se representaban en lugares estratégicos para acorralar y cazar.

La prueba irrefutable del cazador de La Batea son algunas formas humanas que van agarrando un atlatl, casi únicos en el gran océano de petroglifos que tiene el sureste de Coahuila². Están grabados en los alto de las grandes rocas como evocando a la divinidad para una mejor suerte en la obtención de presas, curiosamente no hay representaciones de éstas últimas ya sea huellas, cornamentas u otra forma que asocien a los animales capturados, pero si cuentas, muchas de ellas quizás trofeos de cacería.

Una referencia en Texas en el Cañón de Lewis también tiene cientos de atlatls grabados muy parecidos a los de La Batea, y también existen cazadores que van agarrándolos de un extremo. El perecido de aquel sitio con el nuestro es asombroso, incluye no sólo los atlatls sino otra arma arrojadiza llamada horned serpent.

La edad asignada por los arqueólogos de aquella región la estiman entre los 600 a 1000 años de esta Era.

La galería armamentista es variada, la cual incluye además de los atlatls a los horned serpent , lanzas, palos curvados de un extremo y muy tardíamente a las hondas aunque están sobrepuestas a las representaciones más antiguas. Un dato curioso es que no hay grabadas puntas de flecha o cuchillos enmangados como en otras partes dentro de la influencia de la Cultura del Pelillal. Esto podría aseverar que corresponda a una época anterior al arco y flecha que se empezó a utilizar a partir del 900 de esta Era.

Una descripción más detallada del sitio³ requiere un espacio mayor, pero podemos adelantar que es importante para entender la Cultura del Pelillal la cual comprendió varios ciclos de grabados uno de ellos quedó congelado en el tiempo aquí en La Batea. Posteriores periodos evolucionaron en la evocación en el diseño de grabados de atlatls con otras formas como la del contrapeso de media luna, las astas y formas zoomorfas, así como la inclusión impositiva de otra cultura que absorbió a la primera, y su rasgo más distintivo fue la de los grabados de navajas y cuchillos los cuales están ausentes en La Batea. Tan importante fue, y es este puerto entre las montañas Los Encinos, que hoy sirve de camino hacia la ciudad de Monclova y poblaciones anexas.

Notas:
¹En la Batea existen más de 200 atlatls grabados en roca con 64 formas distintas de representarlo según el Ingeniero Rufino Rodríguez.
²Solo en el sitio de El Molino, en Parras, se han observado formas humanas agarrando objetos muy similares a los Atlatls
³La descripción completa del sitio requiere ser analizada por la simbología que lo caracteriza de otros sitios y a su vez, por la ausencia de elementos que caracterizan otros sitios para definir el contexto simbólico del lugar.

 
                         
         

           
                             
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