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Mayo 2013
Edición No. 291
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epnApología de la locura
o madrigal de la estulticia


(¿Dónde está la mano que mece la cuna?)


Adolfo Olmedo Muñoz.

Todo parece indicar que a la lógica, dentro de la ciencia política, le está ocurriendo algo similar a lo que le acontece a la estética en el Arte o a la ética en el ámbito religioso: Ha perdido la brújula, tratando de aplicar recetas de aquí, de allá y de… acullá, aunque todas ellas bajo el harnero de una supuesta “prudencia”, más surgida del temor a caer en la imagen del sexenio anterior del uso indiscriminado de la fuerza pública, incluyendo el ejercito que había guardado formas muy discretas como medida de apoyo a la pacificación de nuestro país, luego del período revolucionario.

La postrevolución dejó un orden, con tolerancia y convivencia entre todas las fuerzas políticas que durante algún tiempo siguieron causando tribulación.

No sé, si en aras de volver a la venerada estructura priísta, esté obligando a los políticos, y me estoy refiriendo a los que encabeza Peña Nieto, a usar algunas prácticas que funcionaron en tiempos postrevolucionario hasta principios de los años cincuentas, pero que hoy, no sólo son obsoletas, sino un peligroso riesgo innecesario.

Una de esas prácticas era dejar con relativa libertad a los caciques aldeanos, para que ellos mantuvieran esa paz y ese orden pretendido, por un sistema en formación. Esta reflexión no es sólo por las posiciones que se les repartieron a viejos “patriarcas” (o aspirantes a ello) “priístas” que han vuelto a la escena política, pero sin argumentos para resolver la problemática actual.

Aparentemente la imagen de nuestro país se ha reposicionado en el concierto internacional; la economía (fundamentalmente la macroecono- mía) se ha sostenido e incluso sorteado embates del siempre agresivo mercado internacional.

Incluso en lo político se había iniciado con el pié derecho, no sólo al reducir la presencia de fuerza pública en las calles, en aquella guerra de guerrillas contra el hampa organizada, que por sus calzones instituyó el anterior presidente.

Se había iniciado bien porque se logró, sin derramamiento de sangre (hipotéticamente hablando), suscribir un pacto político entre las tres principales fuerzas político-partidistas, en aras de una serie de reformas que modernicen al país: En la educación. En el ámbito jurídico, con pendientes de una reforma energética profunda, que actualmente se debate tras bambalinas, pero también una reforma política, que está en entredicho por la torpeza de uno de esos caciques, en este caso en Veracruz, donde se acusó al exgobernador Fidel Herrera, de orquestar un fraude electoral usando recursos públicos para el apoyo de campañas electorales, a favor del partido que supuestamente mangonea a nivel aldeano.

Hecho que incluso ha servido de pretexto para que la oposición panista presione y pueda sacar a la postre mejores rendimientos políticos. Tan es vulgarmente oportunista su postura, que mientras se desgarra las vestiduras por incidentes ya superados, el PAN permanece como simple observador en los verdaderos conflictos políticos que vive nuestro país, y que es la incitación a la anarquía por parte de ácratas anencefálico, que nadie sabe dónde parasitan para continuar una serie de protestas absurdas, estúpidas, a todas luces injustas, como aquellas de que se les garantice plaza al salir de la escuela… La pretensión de contar con una policía fuera del control del estado y constituida por verdaderos delincuentes, disque para combatir la delincuencia. Defensa de usos y costumbres… y un montón de estupideces de entre las que se destacan las de un puñado de puñeteros, promiscuos cobardes que esconden el rostro como si conocieran la dignidad, se esconden por pu…silánimes, que tienen secuestrada a la torre de rectoría de nuestra Alma Mater, la UNAM.

Lo peor de todo esto es que no se ve por ningún lado, algún tipo de ideología, de ningún tipo de orientación política o filosófica. Ya no hay lucha de izquierda contra derecha, hoy todos son derecha, incluyendo los parásitos esos.

Lo único que me queda por especular, es que esa bola de descerebrados estén siendo manipulados por grupos de delincuentes de muy alto nivel, como los traficantes de armas, que están viendo con no poco temor, que pueda cambiar la política norteamericana y al fin controle el flujo de las armas a nuestro país, con lo cual, no pocos “mercaderes” perderían millonadas.

Si es así, se podría ir dando ya una cierta lógica a los acontecimientos y sus posibles réplicas. Pero querría decir también que de nueva cuenta está fallando el aparato de seguridad nacional, que ha resultado incapaz de detectar, captar y eliminar (en el sentido más ético de la palabra)… si es posible, a los maleantes que poco a poco dejan de ser chamacos mocosos con resorteras y palos.

No creo que esté faltando intención, lo que está careciendo la administración federal es de dos aspectos: La falta de una buena unidad de inteligencia de seguridad nacional y argumentos políticos para soportar el pleno ejercicio del derecho en el país.

Si le continúan tomando la medida, puede en breve ser demasiado tarde para cualquier otra acción. Y todo por un puñado de puñetos bandoleros sin bandera, ni política, ni filosófica, ni siquiera cultural, pues todos son especímenes a los que ya no les falta ningún tono para rebuznar.

 
 
 
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