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Mayo 2013
Edición No. 291
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eduardo olmos¿Soportaremos cuatro años más?


Manuel Padilla Muñoz.

Es la pregunta toral en estos momentos en el municipio de Torreón. ¿Soportaremos cuatro años más a la pandilla encabezada por el principal traidor de “la burbuja”, Eduardo Olmos Castro y sus secuaces, Lauro Villarreal, Miguel Ángel Riquelme, Pablo Chávez Rossique, los Mario Cepeda, padre e hijo, Fernando López y demás fauna de políticos municipales, quienes el próximo año serán la camada de nuevos millonarios que mantienen destrozada a nuestra ciudad como nunca, en sus 102 años de existencia?

En materia de progreso e infraestructura urbana, Torreón tiene un atraso de más de 20 años en relación con la capital Saltillo que, como ejemplo, ostenta ahora el envidiable décimo lugar en el top de las ciudades más progresistas del mundo. ¿Y todo por los malos gobernantes laguneros que han saqueado, sistemáticamente, el erario municipal en forma impune.

Ah, pero eso sí, la nómina municipal de Torreón en 2010 era de 491 millones de pesos, en 2011 subió a 539 millones y en 2012 a 600 millones de pesos. En tres años, 109 millones de pesos más. Y en este 2013, año electoral, todavía más. Mejor pagar “aviadores” -parientes, amigos, novias y amantes- y promotores del voto priista que obras.

En Torreón, no hay obras estatales. Es más, las iniciadas en la anterior administración ni siquiera se terminan. Categórico fue el secretario de Finanzas, Jesús Ochoa: “habrá una amortización de la deuda a partir del mes de mayo, primero con el Banco del Bajío y en septiembre con el Fideicomiso Maestro que incluye a los otros bancos, al final del 2013 se estima que la deuda pública estatal ronde por los 34 mil millones de pesos”. En palabras llanas, austeridad; no habrá obras. ¿Así o más claro?

Hay que agregar a todos estos males, los peores de todos, como plagas bíblicas modernas: la ola de inseguridad y la falta de empleos que no han podido resolver ni Peña, ni Moreira y Olmos, por su manifiesta incapacidad de brindarnos seguridad a nuestras vidas, las de nuestras familias y de nuestros bienes, que para ello los contratamos.

Según el Colegio de Arquitectos del D.F., Torreón y Saltillo son de las 16 ciudades más afectadas por la violencia de bandas del crimen organizado y corren el riesgo de ser abandonadas por sus habitantes. Un estudio reciente demostró que, de cada 10 torreonenses, seis quieren irse de Torreón pero no tienen recursos para hacerlo. Los ricos ya se fueron al extranjero y están vendiendo sus casas y negocios. Ambas ciudades, con el tiempo, pueden ser “ciudades prohibidas”; ya hay feudos sociales.

En su ceguera política, tanto Eduardo Olmos Castro como Rubén Moreira, no aceptan que la tasa de homicidios dolosos promedio mensual en la zona metropolitana de La Laguna se mantuvo tres veces por arriba de la nacional en el primer trimestre de 2013. De acuerdo al Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), la tasa de homicidio doloso para la zona metropolitana de La Laguna (Torreón, Gómez Palacio y Lerdo) fue de 4.2. En cuanto a Torreón, la tasa promedio mensual de homicidios dolosos fue de 4.8 en el primer trimestre del año, superior a la del mismo período de 2012, que fue de 4.7, y a la de 2011, que se ubicó en 4.1. Para ellos, todo está bien, la violencia criminal ha descendido y todo lo contrario es fruto de la mente de sus adversarios políticos. No tienen capacidad de ver la realidad alejados del pueblo y sus problemas diarios.

Del alcalde Eduardo Olmos lo entendemos, él es junior que no conoce ni ha convivido con los más pobres de Torreón, jamás se ha ensuciado los zapatos ni se ha asoleado (salvo en el campo de golf), él sabe de las fiestas sociales del país y el extranjero, pero… ¿qué va saber del pueblo este señor?

El gobernador Rubén Moreira muy lejano está a ser un demócrata. Desde el momento en que derogó el decreto de su hermano Humberto que atinadamente prohibía que el director de Desarrollo Social estatal fuera candidato para no aprovechar en su campaña los beneficios publicitarios de los programas sociales, que son dinero del pueblo, empezó a ensuciar la elección al imponer, solamente de esta manera, a su candidatito Miguel Ángel Riquelme, ex secretario de Desarrollo Social, precisamente. Señor Rubén Moreira, por favor, es un clamor ciudadano en Torreón, saque las manos del proceso electoral que debe ser, de acuerdo con nuestra Constitución, equitativo y transparente pero, sobre todo, creíble, agregaría yo. No agravie más a nuestro pueblo.

Y mientras en México esta situación inédita nos pone al borde de un ataque de nervios, de desesperación, de fracaso, de carencias de oportunidades de vida por la falta de empleos y hasta de muerte en las calles por las balaceras, en España, el “innombrable coahuilense”, Humberto Moreira, presume como reyezuelo su fortuna mal habida que tendrá que pagar el pueblo de Coahuila.

Vive en un chalet en Valldoreix, un exclusivo barrio de Barcelona y paga 55 mil 300 pesos de renta mensual. El inmueble tiene una piscina cubierta, seis recámaras en dos plantas, seis baños y biblioteca. Paga, además, 62 mil 600 pesos de colegiatura total que cuesta la Maestría Internacional de Comunicación y Educación que cursa en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

“Beto”, como le llaman sus compañeros universitarios, asegura que su vida de millonario la paga: “De mi salario de maestro y de mis ahorros”, además de una beca-comisión del SNTE. Este organismo negó esa versión así que, ¿lo “ahorrado” es robado? Una verdadera ofensa al pueblo de México. En México no le creyó nadie: bueno, ni diputados ni senadores, que esos se creen hasta sus propias mentiras, por ejemplo, que en el país NO hay 52 millones que viven en extrema pobreza, o sea, muertos de hambre, 11 billonarios y el hombre más rico del mundo y que la cruzada peñista contra el hambre será un éxito. Imagínese la magnitud de la mentira moreirista.

Mientras tanto, Javier Villarreal gana y gana amparos hasta quitarse delitos y quedar sólo por el de equiparado al fraude, lo que significa que pronto quedará totalmente impune para disfrutar de los millones de pesos robados.

Muchos políticos mexicanos corruptos como ellos seguirán disfrutando de su riqueza mal habida, pues saben que somos un pueblo castrado y que, a pesar de todos sus delitos, nadie dice ni hace nada en Coahuila. Lo dicho, perdieron la cordura y llegaron al cinismo.

SACAPUNTAS

Bulle aún en mi mente una interrogante: ¿Qué serían los asuntos “muy importantes” que el licenciado Janitzio Martell le “arregló” en los tribunales al diputado federal Guillermo Anaya. ¿Quién es Janitzio Martel? El mismo que en el mes de septiembre del año pasado integró una lista de 150 personas y, con la ayuda de su patrón y ex “primer compadre de México”, las hizo ilegalmente militantes panistas con derecho a voto para, de esa forma, al muy perverso estilo priista, Jesús de León Tello derrotara en la muy cuestionada elección interna panista a Jorge Zermeño Infante, que hubiera sido excelente candidato y casi con un triunfo asegurado. “Averígüelo Vargas” (no Simón, eh).

Si, como dije en mi anterior colaboración, ganar la Presidencia Municipal de Torreón cuesta entre 40 y 60 millones de pesos, ¿de dónde obtendría Jesús de León Tello esa cantidad para comprar votos en los dos días antes de la elección? La respuesta me la proporcionó un amigo muy cercano al grupo de Anaya y De León.

Guillermo Anaya hizo que De León Tello fuera delegado federal en Coahuila. Entregó, en común acuerdo de esta dupla delictiva, muchos contratos millonarios que les dejaron el 20 por ciento de “comisión” -igual que lo hizo Mario Cepeda Jr. siendo contralor de Simas-. De ahí el compromiso de Guillermo Anaya de hacer candidato a “ya rugiste León” Tello.

 
 
 
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