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Noviembre 2013
Edición No. 297
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Desafío

*Virus Reeleccionista
*Ausencia de Libertad
*Todas las Tendencias

Por Rafael Loret de Mola


El virus reeleccionista no ha podido ser controlado aunque, para bien del país, no es mortal; se aloja en los pacientes, a algunos o a muchos llega a enloquecerlos, pero, hasta ahora, las cepas originarias son tan devastadoras, por historia y cultura, que no prenden lo suficiente como para que sea efectivo el mal correoso. Ah, pero el riesgo está latente por cuanto, dentro del juego de la simulación “democrática” –esto es bajo el presidencialismo autoritario jamás superado ni siquiera con la intermitente gestión de los mandatarios vulnerables y hasta arrinconados-, no hay aún quienes sean capaces de hablarle “derecho” al presidente en turno para disipar ls sueños de perpetuidad. Ni a éste ni a ninguno de sus predecesores.

Es también sintomática la pérdida de popularidad a lo largo de cada administración federal. Lo que bien comienza, incluso bajo la apoteosis de la alternancia –como ocurrió en 2000 y ya no tanto en 2012-, en la esfera de la política, termina mal y en ocasiones pésimamente. Miremos, por ejemplo, el encumbramiento de Enrique Peña Nieto cuyo discurso inaugural, sobre las sospechas de inversiones ilegales durante su campaña –lo que ha ido comprobándose, poco a poco-, levantó una verdadera marejada; los más creyeron que, ahora sí, firmeza y dirección parecían aseguradas por las trece decisiones presidenciales dirigidas a cada uno de los poderes fácticos; luego, un día después, el anuncio del “Pacto por México”, con el concurso de las tres corrientes políticas con mayor representación en el Congreso si bien se eludió la invitación a Andrés Manuel López Obrador, quien en dos ocasiones ha quedado a milimétrica distancia del ganador –en 2006 por efecto de la alquimia y en 2012 bajo el fondo del capital de procedencia extraña-, conservando su capacidad de convocatoria... aunque ahora ya no llene el Zócalo como en sus años más luminosos.

Pero el aire pareció terminarse en enero de este año, cuando reventó el edificio sede de PEMEX con un artero reguero de dudas. Los esfuerzos por disipar las dudas sobre un posible atentado, pese a lo infructuoso, lograron amainar el torrencial señalamiento sobre una posible autoría intelectual dirigida a advertir a las altas esferas sobre las intenciones de privatizar el mayor de los bienes patrimoniales de la nación, el petróleo, en aras de cumplimentar así a los poderosos y acaso disiparlos de sus proyectos para colocar a México como un “estado fallido” e hincarle la dentadura completa a nuestro hollado territorio.

Luego, al final de febrero, la aprehensión de la maestra Elba Esther Gordillo Morales, todavía en prisión a pesar de haber ganado tres amparos, dio la idea de que el mandatario enseñaba el puño para consolidarse muy al estilo de cuanto hizo carlos salinas –minúsculas, por usurpador-, en enero de 1989 al atrapar, en su madriguera de Ciudad Madero, Tamaulipas, al poderoso Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, quien parecía intocable detrás de las trincheras del sindicato petrolero. Ni una ni otro, sin embargo, se salvaron del mazazo presidencial ni de la paulatina alineación de quienes tenían, por lealtad elemental, el deber de defenderlos aun a contracorriente de las líneas superiores.

El refuerzo autoritario llegó, como siempre, por la vía de la persecución aun cuando ésta fuera necesaria para derribar sendos cacicazgos. Y eso fue todo. Una especie de “volador” –así le llaman en el sureste a los cohetes- en medio de la nada. Sin embargo, desde ese 26 de febrero, ante la positiva reacción general ante el golpe de poder desde Los Pinos, comenzó a hablarse de que un presidente “joven y carismático” –nació el 20 de julio de 1966 por lo que cuenta con cuarenta y siete años además de que su presencia fue agigantada con los usos de la propaganda televisiva-, no tendría, a lo largo de seis años, el tiempo “suficiente” para operar; y requería, sí, de una reforma política que iniciaría con el dulce a los congresistas, esto es la posibilidad de quedarse en sus cargos un segundo periodo, para luego buscar lo propio a favor del titular del Ejecutivo.

El primer síntoma lo percibimos cuando un secretario de Estado –no digo quien para respetar la norma de la confidencialidad en tanto sea necesario-, abordó, sin que nada nos llevara hacia esta senda, la figura de Don Porfirio Díaz Mori, cuyo mandato nos llevó a la crispación y a la Revolución que produjo trescientas mil bajas –más setecientas mil a causa de la influenza española de esos tiempos, una deuda que tenemos pendiente con los de allende el mar-, sumándose un sangría total de un millón de víctimas. Nada, ni siquiera las obras materiales a lo largo de tres décadas, puede justificar este brutal derramamiento de sangre por el capricho de sostenerse en el poder de un anciano con ocho décadas de existencia quien, en demagogo puro, anunció el advenimiento de la democracia y luego encarceló soezmente al apóstol de “la bola”, Francisco Madero González.

Los rumores parecieron extinguirse, un poco, cuando el presidente Peña fue operado, el 31 de julio pasado, de un “nódulo tiroideo” que podría ser anuncio de un cáncer en la tiroides; antes, en las tinieblas de la información, había sido tratado de un cáncer en la próstata en estado de incubación según nos fue filtrado; ¿o acaso tal fue el inicio de los males devastadores como ha sucedido ya a varios de los mandatarios latinoamericanos? Es posible, por el momento; sólo eso.

Pese a lo anterior, a medida que se acercan los tiempos límites para una nueva reforma política, con tendencia más a la reelección de legisladores que a una necesaria segunda vuelta en los comicios generales para asegurar la voluntad mayoritaria -cuando menos de la mitad más uno de los electores-, se agitan las aguas previendo que detrás del primer paso está el segundo ya visible para cuantos recorren la senda de las complicidades interpartidistas en el escenario faccioso, sectario, de nuestros días; esto es, la posibilidad de extender, en un año más, la iniciativa con tendencia a la prolongación del mandato presidencial al viejo estilo porfiriano: mucha simulación y una sola voluntad omnímoda.

Sólo que, como están las cosas, y ante el desgaste evidente de Peña Nieto –físico y político-, en tan solo un año –desde un arranque triunfal y lleno de revelaciones hasta casi cumplir un año casi reventado-, la propuesta podría beneficiar... a otros y no precisamente a quien ejerce hoy la titularidad del Ejecutivo federal. No olvidemos aquella sentencia de López Obrador, el primero de diciembre pasado sobre tener opción de ganar en “dos, tres o seis años”. ¿Dos, nada más, esto es en diciembre de 2014?¿Cómo podía lanzar un augurio semejante sin sopesar otras causas además de las anunciadas medidas, por ahora mínimas, de desobediencia civil? Porque, claro, debemos considerar que la crecida de la protesta sea paulatina, como calcula Andrés Manuel, como el encarecimiento injustificado de los combustibles.

El espectro de Don Porfirio no se ha alejado del Palacio Nacional. Incluso, algunos presuponen que si el Benemérito Juárez no hubiera muerto en julio de 1872, éste y no Díaz Mori hubiese sido el dictador a derrocar por una revuelta civil incontenible. No es así, claro, si sabemos leer la historia y a quienes heredaron el triste papel de mantenerse en el sitio de los conservadores que ofrecieron su país a un aristócrata extranjero, el tristemente célebre enajenado de Miramar.

México, entonces –cuando se acercaba el siglo XIX-, sufría una verdadera devastación luego de la sangrienta aventura “imperial” y el gran indio de Guelatao –tan fustigado por los racistas de su época-, requería del tiempo que le había sido arrebatado por la persecución, para intentar consolidar a la República como lo hizo. Todo lo demás, incluyendo el debate sobre el Tratado MacLane-Ocampo, supuestamente para entregar territorio a cambio de armas, es parte del mito: el tal tratado estaba dirigido a ser congelado, como fue, y con tal estrategia los franceses se fueron de nuestro soberano país para no volver en plan guerrero jamás. Los venció, al fin, el miedo a no poder contener la furia de un país entero decidido a defenderse de los invasores. Ojalá hubiera existido el mismo fervor durante la invasión estadounidense a Veracruz, de abril a noviembre de 1914, con la insolente participación del embajador estadounidense más nefasto: el alcohólico Henry Lane Wilson, un precedente indiscutible al fascismo racista que encumbraría a figuras tales como Hitler, Mussolini y Franco un cuarto de siglo después; el “modelo” nació, quiérase o no, en los Estados Unidos. Fueron seis meses, sí, del enorme estigma a la conciencia nacional.

Quien diga que quiere repetir la historia es porque, sencillamente, carece de memoria histórica y habla sin causa ni razón.

Debate
No tengo duda alguna: la mayor afrenta contra la libertad individual es la injusticia. Y más cuando ésta surge de mentalidades fascistas y con clara tendencia a vindicar al nazismo y a Hitler, sí, al líder del Tercer Reich alemán que condujo al mundo a la segunda conflagración universal con millones de muertos como saldo. Ahora, bajo el Cuarto Reich de Ángela Merker, se recrudece esta tendencia... en México, no sólo en Alemania.

De lo anterior deviene el espeluznante caso de la ex diputada perredista, Talía Vázquez, a quien su “marido”, un adepto al nazismo fotografiado haciendo el saludo al “füerher”, Iván Peña Neder, obligó a servir de dustracción para él y dos de sus adeptos, Zeferino Pérez Jiménez y Raúl Flores Adame, quienes la violaron con la complacencia del primero, durante seis horas de tortura inimaginables, en marzo de 2011. Lo peor: los responsables fueron excarcelados, “con sigilo” dicen, el pasado primero de noviembre y sin cumplir la sentencia original del penal de “alta seguridad” de Matamoros, Tamaulipas. ¿Qué existe detrás de todo esto?

No quisiera imaginar las intenciones, ni especular sobre ellas, pero la tendencia es clara: hacer resurgir a las células fascistas que desarrollan un modelo draconiano, caduco y a todas luces contrario a los derechos humanos, sin escrúpulos morales bajo el disfraz de una descocada defensa de una supuesta raza superior, acaso para blindar las aspiraciones de alguno de los entes políticos con pretensiones de alcanzar el poder y perpetuarse en el mismo. De allí la gravedad de que los tipejos de referencia hayan sido defendidos por la horda panista conformada por Lizzete Clavel, suplente de la senadora Luisa María Calderón –hermana de ya saben quien-, y Roberto Gil Zuarth, quien fuera secretario privado del ex mandatario calderón. Una linda familia.

La Anécdota
Para disgusto de los antitaurinos –no animalistas porque entre éstos nos contamos quienes observamos al toro de lidia y su entorno como parte de la naturaleza mágica-, he visto, en la Plaza México, a distintas figuras políticas de todas las tendencias: el Canciller José Antonio Meade; el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano Grijalva; y el coordinador de los diputados del PAN, Luis Alberto Villarreal. También acuden el diputado priísta, Manlio Fabio Beltrones y otros legisladores de su partido. Al leer lo anterior, algunos concluyeron que todos eran “traidores” para exaltar a MORENA... pero, entonces, ¿cómo explican que uno de los consejeros cercanos a Andrés Manuel, el represor bartlett, hubiese sido asiduo hasta hace algunos años al coso de Insurgentes?

Por cierto, la última vez que le vimos allí fue cuando le alcanzaron los gritos y señalamientos de este columnista al pasar filas abajo. Le espetó lo que es: el autor intelectual de diversos crímenes y su tendencia a sobajar a los demás; salió corriendo... y así sigue creyéndose poseedor aún de alguna rémora de vergüenza.

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CUIDADO CON LAS EXALTACIONES AUTOCRÁTICAS EN TODOS Y CADA UNO DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS. SON LAS PEORES SEÑALES CONTRA LA VIDA INSTITUCIONAL DEL PAÍS, ESTO ES SUS ANTÍTESIS. SOBRE TODO AHORA CUANDO LOS CANTOS DE SIRENAS SE ESCUCHAN A TODO VOLUMEN ENCENDIENDO LAS AMBICIONES DE PODER. NO ES POR ALLÍ LA RUTA DESEADA Y EXIGIDA POR LOS MEXICANOS. POR DESGRACIA, LO SECTARIO SE IMPONE, POR AHORA, A LO QUE ANTES SE RECONOCÍA COMO EL GOBIERNO DEL Y PARA EL PUEBLO: LA DEMOCRACIA, DIGO. POR ESO ESCRIBÍ “DESPEÑADERO”.
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carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino