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Noviembre 2013
Edición No. 297
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enrique martinezLo que pasó en La Vaca...



Arnulfo Favila Izaguirre.

El género se llama crónica interpretativa; incluye la narración de hechos propios o ajenos, así como opiniones diversas tocantes a lo sucedido y contado… Sucedió en el restaurante La Vaca Argentina -si se vale el comercial, de excelente gusto y mejor servicio- en la ciudad de Saltillo; era la noche del pasado viernes 8 de noviembre y en el gaucho asador departían por separado el Secretario de Agricultura, Enrique Martínez, y el editor en jefe del periódico Vanguardia, Armando Castilla Galindo. El primero, acompañado de amigos y colaboradores -casi todos lo son- (los colaboradores amigos, aunque no todos los amigos colaboradores)… Tal vez en un anticipado festejo por el cumpleaños del ex gobernador que se celebra el 10 de noviembre, día en que este reportero redacta la crónica que Ustedes hoy leen; el motivo queda sin mayor comentario cuando surge la razón de detallar algunos doce minutos que ocuparon luego el resto de la reunión en ambas mesas y por supuesto el consecuente desenfreno de mensajes de texto, llamadas en voz baja y hasta correos electrónicos.

Hasta la mesa del Secretario se aproximó el editor para saludar al funcionario y sus amigos; se hacía acompañar de Juan Carlos Torres, pariente cercano, hombre de confianza y ex colaborador, que hoy se desempeña con eficiencia como CEO de Búho Media Shop, en el equipo de su tío Pedro Torres Castilla -para que se imaginen la vuelta que va a dar la historia-. Así, de pie y sin mediar más que un “Quiubo”, el secretario acusa al heredero de Vanguardia de ver pasar los errores del gobierno actual y “El Mugrero” (sic) en el que tienen al estado. En otras palabras, le reprocha una tibieza editorial que seguramente se percibe desde la Secretaría de Agricultura… El editor responde con señalamientos a su pasado gobierno y sobre todo a inculparlo de haber provocado, propiciado, respaldado, facilitado y patrocinado el ascenso de la familia gobernante al poder; lo acusó de inclinar la balanza democrática en favor de Humberto Moreira y por ende ser el culpable de las atrocidades a que se refiere hoy con repulsa actitud… Hasta aquí la síntesis del ríspido encuentro, aunque yo lo llamaría también desafortunado.

Hay quienes afirman haber apreciado movimientos de alguno de los colaboradores de Martínez que indicaban que le llamaba a la cordura, y el gesto y manoteo del Secretario que con arrogancia desairaba el invite.

De verdad ¡Qué desfachatez la de Enrique!... El hombre que teniendo en sus manos la posibilidad de contribuir al desarrollo del campo mexicano, abandonado por tantos sexenios, y que pretende hacerlo con Ignacio Diego en la oficina con más recursos de la SAGARPA; que nombra a Baltasar Hinojosa en el brazo comercializador del campo, sin otro afán que pagar facturas pasadas; que ve y deja pasar un conflicto en la Universidad Agraria de “Su” estado, y en el que ha salido a la luz el desvío de dinero por parte de su cercano colaborador Jorge Galo Medina, a quien le permite operar con su nombre para revolver más las aguas y mantenerse impune. Dime a quien nombraste y te diré qué pretendes, Enrique. De ninguna manera con esos personajes el campo podrá esperar mucho; tal vez los ranchos de Nacho, de Balta, de Galo y los tuyos sí.

Aunque la molestia de Martínez también pudo haber obedecido a la actividad rural que trajo en días pasados Rubén Moreira y en cuyas actividades tampoco se le dio reconocimiento, ni se involucró a la SAGARPA, o tal vez aún no se componía de la resaca que le pudo haber provocado el no estar sentado a la diestra del Presidente durante la celebración de la XXX Asamblea General Ordinaria del Consejo Nacional Agropecuario -lo que pudo haber sucedido, luego de la carcajada que soltó el secretario cuando el Presidente no pudo pronunciar Epidemiólogos-…

En fin, por lo que haya sido, el Secretario está molesto; exige a los medios de comunicación ejercer el derecho a la libertad de prensa y no someterse al yugo oficial. Muy bien, Enrique, creo que esta crónica puede empezar a satisfacer tus instintos liberales y considero un hecho que aceptarás la invitación que hago desde aquí y de manera pública para que charlemos en una entrevista extensa en la que podrás libremente señalar de manera puntual cuales son esos errores del gobierno actual y denunciar de frente, como se lo merece Coahuila, cada una de las atrocidades cometidas por Rubén Moreira y su equipo de colaboradores… por cierto, ¿Cuál es tu opinión en materia educativa del estado?

El hecho muestra además de la tirria que le tiene Enrique a Rubén, la débil posición del Secretario de Agricultura; aunque todos pudiéramos pensar que Martínez veía hacia abajo a los Moreira, no es así… Le preocupan y le ocupan, cuando se emborracha despotrica y los maldice. Así no es Secretario, ¡platica con los avicultores, ahí los tienes cerca!

Por lo que a Los Moreira respecta, y para reforzar la réplica que hiciera Armando Castilla con absoluta razón, paso a recordar un pasaje en la víspera de un 15 de mayo: Era Enrique Gobernador y Humberto Secretario de Educación; en el hotel Camino Real se habían citado el Secretario de Finanzas Javier Guerrero y los líderes magisteriales de las secciones quinta, treinta y cinco, y treinta y ocho; obviamente se trataba del anuncio que haría el gobernador al día siguiente referente al aumento al salario y prestaciones de los maestros. Javier Guerrero informa a los que estaban reunidos que el aumento sería de un porcentaje determinado, cuyo monto no concordaba con lo que el Secretario de Educación había comprometido con los dirigentes. Humberto le dijo a Javier: “Esto ya lo hablé con el Gobernador”. -Yo también-, replicó el Sampetrino. Humberto Moreira se levantó, salió del Camino Real, y media hora más tarde era citado el Secretario de Finanzas en la casa del Gobernador para ser instruido de que el aumento era tal y como lo había dicho el Profesor Moreira.
Siempre lo convenció de todo, lo llamaba “Su proyecto”, hoy murmura y le ofende por lo bajo.

 
 
 
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