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Noviembre 2013
Edición No. 297
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venturaNacimiento y migración
del amonita Sphenodiscus



José Flores Ventura.

Hace unos 75 millones de años la mitad del estado estaba cubierto de un mar semi profundo a lo largo de la porción oriental; tierra pantanosa se formaba a orillas de grandes deltas de río que venían desde tierra continental ubicada al poniente hasta las cuencas lacustres y pronto fue poblada por diversas criaturas conforme este mar se hizo cada vez más somero (Ifrim et al, 2013:881 e Ifrim et al, in press). Importantes sitios con evidencia fósil indican que se desarrollaron las condiciones propicias para el surgimiento de arrecifes y vida marina rica en especies, muchas de ellas endémicas y sentaron la base para la fauna que vendría a poblar los próximos 10 millones de años.

Una de estas formas fue un cefalópodo amonita (pariente de los pulpos) llamado Sphenodiscus lobatus poseía una concha grande hasta de 70 centímetros de diámetro, discoidal como un plato de tractor y una quilla afilada, empezó a deambular todos los rincones del mar del sur de Coahuila desde la Laguna de Mayrán hasta paredón y Nuevo León, a veces tan numerosos que formaron estratos casi exclusivamente de sus conchas dejadas en el sedimento.

La concha gruesa y pesada estaba especializada para nadar debajo de las olas en los litorales y deltas marinos donde hallaba abundante alimento, pero se piensa que su hábitat favorito fueron las aguas profundas cercanas a las costas (Ifrim et al, 2010b:99). Éste convivió con los dinosaurios en tierra y no es raro encontrarlos asociados a huesos ya que éstos eran arrastrados por tormentas hasta depósitos marinos de baja profundidad.

Por algunos tres millones de años evolucionaron en nuestras costas hasta que el nivel del mar subió lo suficiente como para poder emigrar al norte del Estado y el mar interior de Estados Unidos; hace 70 millones de años desaparecen de nuestra región pero habitan hasta finalizar el cretácico en el noreste de Norteamérica en la costa Atlántica y Golfo de México en Estados Unidos (Landman et al, 2004:51) mientras que llegan también a Israel, Nigeria y Colombia.

Al tiempo de que empiezan a emigrar los Sphenodiscus lobatus, aparece otra especie llamada Sphenodiscus pleurisepta, se diferencia de su antecesor por ser de menor talla y concha cubierta de dos hileras de nudos, características que le conferían vivir principalmente en arrecifes marinos de ambientes costeros y deltas de aguas poco profundas, la concha hidrodinámica le permitía nadar entre las fuerzas de oleajes, pero podían moverse a aguas más profundas.

Curiosamente aunque habitaron estas dos especies al mismo tiempo, no se encuentran sus restos en las mismas capas ya que posiblemente habitaron ambientes diferentes en el mar. Es un buen indicativo de ambientes costeros prueba también que son encontrados en bancos de ostras y gasterópodos las cuales a veces cubrían su concha. Al igual que Sphenodiscus lobatus, éste emigra al norte y otras partes del mundo como Europa y Colombia a mediados del Maastrichtiano, hace 67 millones de años.

En un momento de la evolución de Sphenodiscus pleurisepta cohabita en ambientes de arrecife con otra especie de la familia Sphenodiscae llamado Coahuilitessheltonii, que se diferencia del primero por poseer una concha más gruesa y la quilla se ensancha hacia el vientre tanto que a veces parece un neumático. El nombre de Coahuilites se lo debemos a Emil Bose quien lo describe por vez primera en 1927 al norte de Coahuila (Emil Bose, 1927:283).

Es curioso hacer notar que durante la mayor elevación del mar ocurrida hace 69 millones de años, los Sphenodiscus emigran al norte pero a su vez otros amonitas característicos de otras latitudes tan lejanas como Norteamérica, Europa, el mar de Thetis y Asia llegan a los mares profundos de la región como en la localidad de La Parra donde quedaron registros de 19 especies (Ifrim et al, 2010:281).

Fueron los últimos sobrevivientes de los amonitas que habían habitado los mares desde hacía 225 millones de años atrás. Para finales del Cretácico se extinguieron para siempre. En nuestra región es posible encontrar sus conchas apenas unos metros del límite CretácicoPaleoceno, el límite donde se extinguió casi el 60% de la vida en la tierra por el impacto del cometa en Chicuxlub en Yucatán.

Hace 100 años el geólogo alemán Emil Bose describe por primera vez un Sphenodiscus encontrado en las faldas de Cerro de la Cruz en la actual ciudad de Ramos Arizpe (costado norte de Chrysler) llamado Sphenodiscus lenticularis (Bose, 1913: 275); a un siglo de esto, el estudio de los Sphenodiscus ha sido lento pero últimamente se ha descrito con precisión su estratigrafía la cual contribuye al conocimiento de la paleontología de la región y el Estado, demostrando que aquí fue donde por vez primera se desarrolló esta especie y emigró a otras latitudes del mundo Cretácico.

Las conchas de estos amonitas en las laderas erosionadas rompen por completo la monotonía del suelo desértico por la perfecta simetría discoidal y la algarabía de la sutura, que aunque sencilla está llena de complejidad lograda en millones de años de evolución. Habían roto la barrera de la casi perfección de la ingeniería evolutiva siendo el dinosaurio del mundo acuático dentro de los moluscos, el rey en la sima de éstos, sin embargo fueron los últimos, pasando el dominio del mar a sus primos: los nautilos, pulpos y sepias.

Nota: Sphenodiscus significa: disco amplio.

 
 
 
paleoaventuras@hotmail.com
 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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